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Archive for the ‘Dulces’ Category

Vivieron una época de ostracismo, arrinconados en las cartas y vinculados a postres o pastelería. Hoy los vinos dulces están más en boga que nunca, y los críticos han comenzado a ponderar su lozanía y temperamento.

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El vino dulce vuelve a estar de moda. El final del siglo XX fue la época de oro de los blancos y tintos secos, austeros y democráticos; hasta entonces lo meloso triunfaba. El aura de leyenda que tienen estos vinos como aristocráticas bebidas “nobles” los mantuvo en el primer plano hasta después de la Belle Époque, cuando fueron arrinconados en los estantes de las pastelerías y en la sección de postres y licores de las cartas. Pero las cosas están cambiando y los nuevos dulces, más lozanos y frescos, aportan una visión distinta y muy actual. Los amantes de los vinos con carácter deberían prestarles atención.

Reescribir la historia.- El champagne brut fue, hasta después de la Segunda Guerra Mundial, una bebida local de campesinos. Las botellas de los cuadros de Toulouse-Lautrec andaban por los 100 gramos de azúcar, más cerca de los Pedro Ximénez que de los espumosos que bebemos hoy.

Por la Cataluña de Gaudí y el art-déco corrían ríos de Alella semidulce y los menús de fiesta de los grandes hoteles tenían como estrellas al Chateau d’Yquem de Sauternes (Burdeos), los Vendimias Tardías de Rin alemán y el Tokaji húngaro, maridados con los platos de la densa cocina francesa de la época. Las clases populares tenían que conformarse con los dorados riojas que se vendían como “Cepa Sauternes” y que eran sus imitaciones locales.

Dos guerras mundiales convulsionaron el planeta y, a la vuelta, los gustos se simplificaron. La “Gran Sociedad” de los años 60, 70 y 80 trajo el ascenso social de unas clases medias que preferían vinos más secos y directos: fruta y roble limpios para almuerzos urbanos. Discretamente, los nuevos supermercados fueron apilando las escasas botellas de dulces en las secciones de licores, vermut y demás vinos raros y viejunos.

Pero la apertura internacional que vino con la prosperidad de fin de siglo trajo una visión idealizada de los dulces de otras tierras. No era el momento aún de reivindicar nuestros modelos históricos; lo que nos fascinó entonces fue el encanto importado de los grands crus de Sauternes-Barsac, las Vendimias Tardías de Alsacia, los TBA y los Eiswein alemanes, los Vinsanto italianos, el Oporto Vintage y el Tokaji húngaro, renacido tras la caída del Muro de Berlín y el fin de la colectivización soviética. Todo un mundo para iniciados, ajeno a la sabida trilogía de blanco-rosado-tinto y lleno de sensaciones sofisticadas y únicas. Con su descubrimiento nacieron y evolucionaron nuevos estilos dulces en nuestro país.

Los de antes y los de ahora

Los enólogos españoles se han inspirado en estos modelos, usando las variedades de uva locales si se muestran apropiadas o incorporando las originales de estos estilos –riesling, sauvignon blanc, gewürztraminer– y sus métodos de elaboración, sin olvidar el hongo “noble” –la botritys cinerea– difícil de manejar porque es el mismo que pudre las uvas y arruina las cosechas, pero que resulta ser la seña de identidad del gran blanco dulce europeo. Los vinos así elaborados mantienen una relativa palidez, mucho carácter frutal y una acidez vibrante que equilibra y matiza su melosidad.

Nuestras tradiciones son otras: dulces corpulentos, oscuros, de alto grado y larguísima crianza, nacidos de uvas asoleadas sobre esparto en el duro verano andaluz hasta volverlas pasas, o enranciados en damajuanas de cristal expuestas a la intemperie de la meseta castellana durante varias temporadas, o con la fermentación “apagada” con alcohol para conservar el intenso dulzor que define a los mistelas del Mediterráneo. Unos vinos únicos, magníficos, hechos con moscatel, malvasía, monastrell, garnacha o Pedro Ximénez y métodos que pueden datar de tiempos de los fenicios o del Imperio Romano, pero menos resultones para el paladar del consumidor medio y, por ello, más difíciles de homologar en el mercado internacional.

Los nuevos dulces españoles forman un movimiento poco homogéneo, pero con rasgos comunes. Es una escuela “transversal” que adora recrear, en clave actual, los modelos clásicos ajenos pero también los propios como el antiguo sack canario y los mistelas del Mediterráneo. Menos oxidativos que sus antepasados, más frutales, han bajado de dulzor y ganado acidez fresca y jugosidad. Digamos que están más cerca de la barra del gastrobar que de la merienda de la abuela y son buenos amigos de las cocinas exóticas, el foie, los postres lácteos y los quesos azules.

Blancos culturales

El pistoletazo lo dio Felipe Gutiérrez de la Vega al retomar el antiguo viñedo familiar de Moscatel Romano en Jávea (Alicante). En 1987 nace la serie Casta Diva, unos blancos muy culturales dedicados a la ópera, que incluye un Cosecha Dorada seco y un Cosecha Miel fermentado en roble francés y elaborado con vendimias sobremaduras. Un moscatel de enorme ambición en una botella transparente que lo ubica antes en Burdeos que entre los mistelas de Alicante. La aventura continúa en manos de la segunda generación y con lanzamientos como un Reserva Real 2002 que es el Cosecha Miel con ¡108 meses de roble!

El ejemplo de la moscatel mediterránea llevó a los viticultores del interior a plantearse un trabajo equivalente con la variedad de grano menudo, relativamente abundante en las mesetas y en zonas del Ebro como Aragón y Navarra. En 1994 Javier Ochoa comercializa el suyo con una sobria etiqueta que reza “Vendimia Tardía”. Varios años experimentando en la Estación Vitivinícola Experimental (EVENA) le habían convencido de cosecharla sobremadura para un blanco de corte centroeuropeo, fermentado en virgen, sin “apagado” de alcohol ni paso por madera. Su buena acidez permite un equilibrio acidulce perfumado de frutas tropicales y rosas que inauguró una raza de aromáticos moscateles de vendimia tardía que no existieron antes de los años 90 y que no se circunscriben ya a Navarra.

Protagonista, el monte

Por entonces, Telmo Rodríguez se instala en las montañas de la Axarquía, en Málaga, antigua tierra productora de dulces milagrosos casi olvidados y apenas de subsistencia a finales del siglo XX. En 1998 aparece “Molino Real”, bautizado como “Mountain Wine”, etiqueta de los vinos de la zona en la Inglaterra del XVII. La vendimia sobremadura de las viejas cepas de las laderas escarpadas de pizarra se asolea para concentrar su dulzor y luego fermenta y madura en roble –a diferencia de la segunda marca M.R.– para “dejar el protagonismo al monte”. El renacido moscatel se convierte en el modelo adaptado luego por Jorge Ordóñez y otros pioneros, como Bentomiz. Hoy los “mountain” son la parte más visible del renacimiento de la D.O. Málaga, que ha modificado su nombre para incorporar sus sierras.

Las Islas Canarias tienen dulces con un punto moderno gracias a una tradición que nunca se interrumpió. Los suelos pobres y volcánicos producen vinos bien concentrados y muy personales de fuerte acento mineral y floral, con diferentes variedades y matices según islas. La Palma produce malvasías aromáticas de vendimias tardías en versiones cada vez más refinadas y ambiciosas. Tenerife fue en tiempos el gran viñedo desde el que salían los sack de malvasía a la exportación y hoy hay quien, como Viñátigo en Icod, los homenajea y recrea en unos blancos muy actuales. En Lanzarote, los dulces y semidulces naturales, frescos, hechos a partir de la variedad local de la uva son una especialidad turística única.

En las zonas mediterráneas, la tradición de los tintos abocados se encontró con el culto al Oporto Vintage de los pioneros modernos. La monastrell ya había demostrado su validez para tintos añejos y fuertes como el fondillón alicantino, pero las nuevas versiones, más frutales, miran más al Duero que al Mediterráneo. Los concentrados y elegantes dulces de Castaño, Silvano García o Gutiérrez de la Vega pasan brevemente por barrica y muestran un perfil entre la mermelada de frutas, el bombón de licor y la tierra seca. En la misma escuela se puede inscribir la recuperación por parte de los viñadores gaditanos de la variedad tintilla de Rota.

Las comarcas catalanas –Priorat, Montsant, Terra Alta– cuentan con su propia gama de tintos dulces basados en Garnacha, Cariñena y otras variedades, como syrah, vinificadas de distintas formas pero con el nexo común de la fruta confitada y sin el carácter oxidativo de sus predecesores. Entre los pioneros, el Dolç de l’Obac nacido a principios de los 90.

Por último, en lo que podríamos denominar terreno freestyle hay un largo repertorio de vinos creativos que suponen todo un desafío para la imaginación y la maestría de sus creadores y para los esquemas del consumidor, desde los coqueteos con la peligrosa y fascinante botritys cinerea en tierras de Rueda, Rioja, Navarra o el Penedés, pasando por la pasificación de racimos al aire en bodega que se practica en lugares de Galicia y el País Vasco, hasta el alarde tecnológico que supone congelar la vendimia tardía para reproducir, a orillas del Mediterráneo, los “vinos de hielo” alemanes y canadienses, nacidos bajo la nieve.

 

El vino dulce en 7 claves

Para que las levaduras no conviertan todo el azúcar en alcohol, hay que tener un mosto muy dulce, lo que requiere eliminar agua de las uvas.

El método de las tierras cálidas ha sido usar el sol, el “asoleo”, para pasificar los racimos.

En zonas más lluviosas prefieren secarlos al aire durante meses en lagares, como hacen los italianos para sus passitos.

Las nieblas de fin de verano permiten, en contados paisajes, usar el hongo “noble” –labotritys– para concentrar el zumo dentro de la uva, robándole humedad y marcándola con su perfume.

Otro método, el de las tierras frías, es vendimiar bajo la nieve uvas congeladas que, al ser prensadas, retendrán parte del agua en forma de hielo. En todos estos casos, obtendremos dulces “naturales”, sin encabezado.

Otra posibilidad, la del Oporto, es interrumpir la fermentación con alcohol. La rápida subida del grado supone el K.O. para las levaduras y permite a estos vinos de “licor” conservar gran parte de su dulzor.

Y un caso extremo son los mistelas, puro mosto “apagado” con aguardiente que nunca fermenta y que, por ello, retiene todo su azúcar.  

 

FUENTE: SOBREMESA. REVISTA ESPAÑOLA DEL VINO Y LA GASTRONOMÍA

Autor: Luis Vida. Imágenes: Arcadio Shelk

Fecha publicación: 17 de mayo de 2016

   

 

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moscatel_dulceEl vino dulce de Moscatel de Bodegas Ochoa ha recibido laMedalla de Oro en el concurso internacional Muscast du Monde, que este año ha cumplido su 14ª edición. Además, el Moscatel de Ochoa ha sido incluido en el ‘Top Ten’ de los mejores vinos dulces del mundo.

Muscats du Monde es el concurso más importante en el mundo especializado en vinos dulces (muscats). En él han participado 208 vinos de 23 países. Durante dos días 55 expertos internacionales han evaluado los vinos. En total, se han repartido 26 medallas de oro y 48 de plata. Ver resultados.

Bodegas Ochoa es una de las tres bodegas españolas incluidas en el club ‘Top Ten’ de Muscats du Monde; una de las cuatro bodegas españolas premiada con una Medalla de Oro; y la única bodega de Navarra que ha sido reconocida en el concurso de vinos dulces más importante del mundo.

Javier Ochoa explica la importancia de este premio: “Es un reconocimiento a nuestra variedad navarra de moscatel de grano menudo. Durante 19 años nos ha dado muchas alegrías y satisfacciones. Estamos muy orgullosos de estar entre los mejores diez moscateles de todo el mundo y confiamos que el consumidor opine de igual manera”.

Este reconocimiento es el galardón más importante que recibe el Moscatel de Ochoa desde que en el año 1994, y con el apoyo del Centro para el Desarrollo Industrial (CDTI), Bodegas Ochoa comenzara su elaboración y se convirtiera en la bodega pionera en producir un vino blanco dulce de moscatel.

Cabe recordar que el pasado año 2013, el Moscatel de Bodegas Ochoa recibió una medalla de bronce en el concurso internacional Muscats du Monde. También en 2013, fue designado como el mejor moscatel español en el primer Concurso Ibérico de Moscateles.

El vino dulce de Moscatel de Ochoa se elabora con la variedad Moscatel de Grano Menudo. Las uvas con mayor concentración de azucares son seleccionadas para elaborar este vino tan delicado. De este modo se obtiene un vino dulce que destaca por su potencial aromático y un adecuado equilibrio entre azúcares y acidez.

Top 10* Best Muscats du Monde® 2014
Country Product Winery

Italy
Societa Agricole Vignalta Colli Euganei Fior d’Arancio Doc – Alpianae – Passito 2011

Spain
Bodega Coop. Sant Vicent Ferrer de Teulada Alicante Do – Teulada Moscatel Reserva

Australia
Morris Wines Morris Cellar Reserve Grand Liqueur Muscat

Bulgaria
Lvk – Vinprom Ltd Ad Targovishte Muscat Dessert Wine 2012

Australia
Morris Wines Morris Black Label Rutherglen Liqueur Muscat

Spain
Bodegas Ochoa Navarra Do – Ochoa Moscatel Vendimia Tardia 2013

France
Cave de Die Jaillance Clairette de Die Tradition Vin Bio Jaillance

South Africa
Distell Nederburg Private Bin Eminence 2011

Spain
Cherubino Valsangiacomo Valencia Do – Vino de Licor Raïm Moscatel Cuva Vella 1980

France
Gross & Fils Alsace Grand Cru – Vendanges Tardives Muscat Golbert 2009

France
Les Vignerons de Baixas – Vignobles Dom Brial Muscat de Rivesaltes – Château les Pins 2006

Portugal
Bacalhoa-Vinhos de Portugal Bacalhoa – Setubal Do – Moscatel Roxo Superior 2002
* Some wines are rigorously equal thus the TOP 10 2014 includes 12 wines.

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Un txakoli de vendimia tardía se coloca entre los mejores vinos dulces tras ganar un certamen en Londres

Un vino vizcaíno es el ganador de concurso ‘Wines from Spain’ celebrado en Londres. Se llama Arima y está elaborado en Larrabetzu – Bizkaia por la Bodega Gorka Izagirre.

arima-de-gorka-izagirre000250Un txakoli dulce de vendimia tardía, o late harvest, se ha situado entre los mejores vinos dulces españoles al resultar ganador en un certamen en Londres, donde competían 700 variedades nacionales. “Nosotros buscamos dentro del txakoli hacer cosas diferentes, hay muy pocas bodegas que hagan un vino dulce de vendimia tardía” cuenta Bertol Izagirre, gerente bodega Gorka Izagirre. Exactamente tres, añadimos desde Bachhus: Dos en Bizkaia y uno en Gipuzkoa.

La uva procede de unos viñedos ubicados en Larrabetzu, a diez minutos de Bilbao, de cepas de la variedad Ondarrabi Zuri Zerratia, con la premisa de que solo en los años excepcionales, las condiciones climáticas, medioambientales y el ataque de las aves a los frutos maduros, pewrmite esperar hasta noviembre para vendimiar las dulces uvas. El txakoli se elabora en vendimia tardía, en noviembre, dejando tres racimos en cada planta. El enólogo de las bodegas Gorka Izagirre  perfecciona con absoluto interés un vino  que empezaron a elaborar en 2008, y del que sólo se producen unas 2.500 botellas al año: “Después de prensar el mosto lo pasamos a fermentar en la barricas de roble francés hasta que alcanzamos el punto de alcohol y acidez que nosotros buscamos” cuenta el enólogo.

Desde aquí dejamos constancia de nuestra felicitación a la bodega y a su artífice Jose Ramón Calvo, tanto por el premio obtenido, como la continuidad en la elaboración de este magnífico vino dulce.

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La alcaldesa de Jerez presenta Vinoble 2014 en el Consejo del Vino

García Pelayo agradece el apoyo que las instituciones han prestado al Ayuntamiento para la organización de este evento tan destacado.

La alcaldesa, María José García-Pelayo, acompañada del ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Miguel Arias, y demás autoridades autonómicas, provinciales y municipales,  ha presentado el VIII Salón de los Vinos Nobles, Generosos y Licorosos, Vinoble 2014.

La próxima edición de este evento se celebrará en el Conjunto Monumental del Alcázar los días 25, 26 y 27 de mayo. La alcaldesa ha agradecido el apoyo y la colaboración interinstitucional que han prestado al Ayuntamiento de Jerez los diversos estamentos relacionados con la industria del vino, para la organización de Vinoble, una vez que el Gobierno municipal cuenta con “plenas garantías de poder responder a todas las expectativas y exigencias que requiere este evento”. Ha reconocido que sin este respaldo “hubiera sido mucho más difícil rescatar este evento tan significativo y tan relevante, que impulsamos de nuevo, tras el paréntesis de 2012”, de infausta memoria por los acontecimientos que llegaron a hacer dudar de la continuidad del evento..

María José García-Pelayo ha explicado que el Ayuntamiento no podía renunciar a Vinoble, por constituir “el único espacio del mundo, dedicado a la promoción de vinos de características muy especiales, y sobre todo, por su capacidad de dinamizar varios sectores de nuestra economía, el vitivinícola y otros muy destacados, como la industria del turismo y el comercio”.

 Ha añadido que el Ayuntamiento está trabajando para que la próxima edición del Salón de los Vinos Nobles se desarrolle “con absoluta brillantez, ante la mirada del sector vinícola mundial” y sin restar “ni un ápice de calidad” al evento, contando con la ayuda interinstitucional del Ministerio de Agricultura, la Junta y el Consejo Regulador. La alcaldesa ha abundado en el convenio que próximamente se firmará con el Consejo Regulador del Vino, por el que patrocinará la organización de Vinoble y colaborará en distintos aspectos, como la coordinación con las 15 bodegas que forman parte de las Rutas del Vino y Brandy del Marco de Jerez. También ha aclarado que Vinoble impulsará su vertiente comercial, para que el expositor rentabilice su presencia, abriéndose nuevas vías comerciales y ha avanzado que el Salón de los Vinos Nobles contará con un programa de actividades paralelas. Ha explicado que se está tramitando el procedimiento de contratación del comisariado del evento, que están en vigor una página web específica para actualizar de forma constante la información sobre Vinoble y un perfil de Facebook para que tenga presencia en las redes sociales. María José García-Pelayo se ha referido del mismo modo, en la presentación de Vinoble, a la Candidatura de Jerez Ciudad Europea del Vino 2014.

Al margen de tantos buenos propósitos y mejores augurios, habrá que esperar a conocer tanto el desarrollo de las sesiones de Vinoble, como del resultado final tanto en lo que se refiere a participación de expositores, como de visitantes y  de los agentes del particular negocio y mercados de los vinos dulces, lamentablemente poco conocidos en nuestro país, y en consecuencia con un mercado débil y de muy escaso desarrollo.

A pesar de lo cual, es de desear que se repita el éxito de anteriores ediciones, pues es una muestra vinícola relevante y son muy pocas las que se abren en el mundo para dar a conocer los vinos dulces.

Nos ocuparemos de dar algunas informaciones para ampliar la presente.

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