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Archive for the ‘Aromas de los vinos’ Category

Pongamos donde se merece a esta uva a veces banalizada por las prisas y la necesidad de mostrar un trago fácil y refrescante. Hagámosle un hueco entre las variedades más nobles, por justicia y porque va siendo hora de enseñar al mundo su grandeza: única y deliciosa.

Ha llovido mucho desde que en 1972 la archiconocida firma Marqués de Riscal apostara por Rueda como una zona ideal para la producción de blancos. Desde entonces, el crecimiento de la zona en hectáreas de Verdejo plantadas ha sido meteórico. Un éxito que ha jugado sus mejores bazas en vinos frescos, inmediatos, fáciles de entender y económicos. Como estrategia para dar a conocer la zona y la uva en el mercado y conseguir una cuota considerable, ha funcionado, pero ahora hay que subir el listón un par de escalones y dotar a la estructura productiva de la Denominación de Origen Rueda de unas figuras de calidad que garanticen distinción y territorio, unos valores que trazan la línea entre lo que está bien y lo que hace que una zona productora adquiera fama mundial.
Y en eso están. A finales del año pasado la D.O. Rueda incorporó a su normativa dos figuras nuevas para canalizar las elaboraciones según parámetros de calidad. En primer lugar está el Gran Vino de Rueda. Para que un vino pueda contener en su etiqueta esta mención deberá estar hecho con uvas procedentes de viñas de más de 30 años de edad donde la producción estará restringida a 6.500 kilos por hectárea y el rendimiento máximo del 65%. Esta nueva referencia será aplicable desde la próxima campaña. Por otro lado, la indicación de territorio vendrá definida por el Vino de Pueblo. Se podrá mencionar el nombre del pueblo siempre que al menos el 85% de la uva proceda de los viñedos de ese municipio. Está claro que el agujero de la criba de la diferenciación podría ser más pequeño, pero para empezar no está mal. Habrá que ver cómo responden las bodegas y el reconocimiento que adquieren sus vinos con estas dos menciones. Lo que está claro es que la intención de destacar la calidad por encima de la cantidad está ahí.
Mientras llegan esas nuevas etiquetas al mercado, hemos querido demostrar en la cata del mes que el auténtico valor de la Verdejo de la D.O. Rueda radica en su excelente capacidad de envejecimiento. En este interesante ejercicio nos encontramos con elaboraciones pensadas para que evolucionaran con el paso de los años previa fermentación y/o crianza en barricas, pero lo sorprendente es que vinos interpretados para ser consumidos como jóvenes se han convertido en auténticas joyas con el paso de los años. Aquí la mano del enólogo enseñaba al vino el camino del vigor y el poderío aromático, pero los meses en botella son capaces de convertir toda esa frescura en una delicada y sutil complejidad fuera de lo común, tras lo que se concluye que es el corazón de la variedad el que es capaz de plasmar tanta belleza en un sorbo de vino.
Está claro que un buen Verdejo del año es refrescante y sugerente, y más en estos meses de calor, pero no desdeñéis nunca una botella de esta uva de una añada anterior porque probablemente empiece a mostrar una cara desconocida, pero completamente original y maravillosa. Os dejamos 36 ejemplos para que os hagáis una idea de lo que vais a encontrar. Algunos los podéis adquirir en tiendas especializadas porque son añadas en vigor. Otros será cuestión de que os hagáis con algunas botellas de añadas actuales para que vayáis viendo su lenta transformación hacia la Verdejo más conmovedora.

La clave de la distinción: el suelo

Sabemos que una de las cualidades que hacen a la Verdejo sublime es la buena acidez que desarrolla y el extracto que es capaz de acumular durante la elaboración, siempre y cuando ésta sea la adecuada. Pero esta uva no sería única en Rueda si no fuera por el suelo que tiene que explorar hundiendo sus raíces para encontrar el sustento necesario con el que alimentar a sus racimos.
Existen dos tipos de terrenos bien diferenciados en toda la Denominación de Origen. En la parte vallisoletana, donde el Duero y sus afluentes dibujan terrazas arropadas por cantos rodados, el drenaje es providencial, de tal forma que cada gota caída es aprovechada en los meses del cálido verano castellano.
Cuando nos trasladamos a territorio segoviano, encontramos la otra textura diferencial en el suelo. Allí los majuelos se asientan sobre terrenos arenosos que sin duda marcan un estilo diferente de vino con una sensación salina y mineral que en el tiempo se transforma en una sapidez extraordinaria. Además, esta parte de la D.O. atesora uno de los reductos prefiloxéricos de la Península, en gran parte gracias a esta textura arenosa. Otra peculiaridad del Verdejo segoviano es la plantación directa sobre el terreno en pie franco. Un motivo más para convencernos de que las particularidades de esta región es de donde bebe la Verdejo para lucir sus mejores galas. Cuando pasan los años, todo el carácter soberbio y señorial acaba virando hacia una finura y una elegancia únicas en el mundo de los blancos.
Identificar la calidad de los vinos con el territorio forma parte del éxito de una zona. Eso y saber interpretar en bodega lo que el campo da para dejar que la uva se exprese con libertad.

Benditas lías: el secreto mejor guardado

Conocida la nobleza de la uva y el suelo donde mejor saca a relucir todas sus virtudes, nos queda desvelar el enigma que hace que, siendo una variedad blanca, evolucione en el tiempo de forma magistral. Sabemos que la acidez natural y el extracto de la variedad son fundamentales para que el tiempo obre maravillas, pero las lías (esos restos de levaduras en suspensión una vez que han cumplido su misión de convertir el mosto en vino) son las que aportan el eco inconfundible de un Verdejo envejecido. Es lo que da fundamento al vino, algo así como un buen fondo en un arroz de éxito.
Cuando disfrutamos un Verdejo del año, encontramos frescura, viveza, una chispa herbácea que es fácilmente reconocible y que le viene como anillo al dedo en momentos de chateo y más ahora que el calor aprieta. Ese contacto del vino con sus lías modera el ímpetu y, cuando pasa el tiempo, aparecen matices sugerentes que evocan infinidad de recuerdos: desde los de fruta madura como la carne de membrillo o el albaricoque maduro hasta los ahumados, hierbas balsámicas de monte, hojarasca… Cada uno identificará esa espléndida expresión con sus vivencias aromáticas pasadas, pero siempre irán vinculadas a momentos muy especiales. Ese mismo momento en el que el recuerdo nos hace sonreír o incluso emocionar es lo que hace que un vino entre en el terreno de lo excelso. Y la Verdejo nos ha sugerido esa paz en cada una de las referencias mostradas en esta cata. Cada una con sus particularidades de añada, fermentación en barrica o diferencia de ubicación dentro de la Denominación de Origen, pero todas con la esencia de una evolución noble que no deja indiferente al que se sumerge en esta atractiva aventura.

Versatilidad gastronómica

No hay que olvidar nunca que el vino siempre va asociado a una experienca social y que conseguir disfrutarlo en cualquier escenario dice mucho de la etiqueta que hayamos elegido.
La gran mayoría de esos momentos de gozo irán relacionados con la comida y ese es el punto en el que un bocado puede pasar de ser rico a ser absolutamente delicioso si el vino es el acertado.
Aunque durante la cata de estos 36 vinos ha habido momentos de auténtico disfrute por la calidad y la expresividad que adquiere esta uva con el paso de los años, de lo que nos hemos enamorado es de su capacidad para encajar en cualquier propuesta gastronómica que se plantee. No es fácil encontrar esta virtud en los vinos, pero es cierto que su versatilidad gastronómica se valora cada vez más. La pregunta pertinente es:  ¿qué hace que la Verdejo envejecida se encuentre cómoda acompañando platos de diferentes orígenes? La respuesta está en la sapidez. El extracto de la reina de Rueda y la salinidad que aportan las lías son los hilos con los que el tiempo teje una sensación en boca a caballo entre la estructura, la frescura y la mineralidad.
Todo esto para que podamos disfrutar de unas ricas mollejas de cordero, unas vieiras o un sabroso rodaballo al horno sin descartar algo tan dispar como una selección de quesos, una potente comida asiática o una saludable parrillada de verduras.
Cuando damos con ese juego equilibrado de sensaciones en un vino, este es capaz de apoyar los sabores de infinidad de alimentos sin abandonar su complicada labor de armonizarlos, construyendo un diálogo infinito entre el trago y el bocado hasta que, sin darnos cuenta, no quede nada en el plato.

FUENTE: MI VINO

Autor: ANTONIO CANDELAS

20 de Julio de 2020 

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El Consejo Regulador de la Denominación de Origen Rueda se ha propuesto adaptar sus normas a los nuevos gustos y exigencias de los consumidores, además de abrirse más a los mercados nacional e internacional, y de ajustarse a las nuevas exigencias de la Entidad Nacional de Acreditación (ENAC).

Para ello, y tras un proceso de varios meses, el Consejo ha conseguido la aprobación de una serie de modificaciones en su pliego de condiciones —la normativa básica oficial de la Denominación de Origen— y en las instrucciones de etiquetado.

Novedades en los vinos de Rueda

En cuanto a las clasificaciones de los vinos, las principales modificaciones aprobadas son:

— Para los vinos blancos (tranquilos) de la cosecha 2019, solo existirá una categoría, Rueda, fusionándose en ella las antiguas clasificaciones de Rueda VerdejoRueda Sauvignon y Rueda.

— Se introduce una nueva categoría, Gran vino de Rueda, que corresponderá a vinos cuyas uvas provengan de viñedos con más de 30 años de antigüedad, con un rendimiento menor de 6.500 kilos por hectárea y un ratio de transformación del 65 %. Estos vinos se podrán comenzar a elaborar en la próxima añada 2020 y llevarán una contraetiqueta diferente.

— Se incluye un nuevo tipo de vino, Rueda Pálido, un vino de elaboración tradicional en Rueda que había desaparecido de la tipología de la Denominación, recuperando así un vino que se obtiene por crianza biológica, permaneciendo en barrica de roble durante, al menos, los tres últimos años antes de su comercialización.

— Se crea la figura de Vino de Pueblo, pudiendo indicar el municipio del que provienen las uvas, siempre y cuando el porcentaje de la uva proveniente de ese pueblo sea igual o superior al 85%.

— Los vinos espumosos podrán incluir la mención gran añada cuando el proceso de elaboración, desde el momento del tiraje hasta el degüelle, supere los 36 meses. La mención deberá ir acompañada del año de la cosecha.

Y en cuanto a las variedades, se introducen algunas nuevas con el objetivo de ofrecer a los bodegueros más posibilidades para realizar elaboraciones singulares que ayuden a diferenciar su producto en el mercado:

— Blancas: se introducen dos nuevas variedades. La Viogner, caracterizada por sus aromas florales y la Chardonnay, de fácil cultivo y con gran habilidad para adaptarse al terruño y a diferentes condiciones climatológicas.

— Tintas: Se introduce la Syrah, que aporta cuerpo y un amplio abanico de sabores

Estas nuevas variedades no tienen la condición de principales, como lo son la Verdejo y la Sauvignon Blanc en blancas y la Tempranillo en tintas.

“Todos estos cambios responden al interés de nuestras bodegas por adaptarse a las exigencias del mercado y de los consumidores, tanto en el ámbito nacional como internacional. Ahora tendrán más posibilidades de diferenciarse en el mercado y más libertad en la elaboración de vinos con el sello de la D.O. Rueda. Asimismo, para los viticultores supone la oportunidad de trabajar con nuevas variedades, que según los estudios han demostrado adaptarse perfectamente a nuestro clima y suelo”, explica Carmen San Martín, presidenta del Consejo Regulador de la DO Rueda.

FUENTE: DIARIODEGASTRONOMIA.COM – 20/11/2019

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Una investigación llevada a cabo en la Universidad Sueca de Ciencias de la Agricultura, SLU, en Uppsala (Suecia), ha llegado a sorprendentes conclusiones sobre los efectos que Drosophila melanogaster, la conocida mosca de la fruta, puede causar en un vino en copa. La sorpresa además es doble: los resultados dependen del sexo del animal, y no del tiempo de permanencia en el líquido.

Peter Witzgall y Paul Becher, científicos responsables de este estudio, afirman que llegaron a sus conclusiones tras examinar el efecto de moscas de ambos sexos en copas de distintos vinos. Quienes participaron en la investigación identificaron en la mayoría de los casos cuándo el vino estaba contaminado por la presencia de una hembra, incluso cuando se había retirado el insecto de la copa segundos después de haberlo introducido. El estudio ha contado con la colaboración de un panel formado por ocho catadores experimentados de la región vitivinícola alemana de Baden.

Conocemos el mapa completo del genoma de Drosophila melanogaster, y sabemos que sus más de trece mil genes son válidos para numerosas investigaciones desde que fuera reconocida como un valioso organismo modelo para la experimentación genética. La también llamada mosca del vinagre o mosca de la fruta se alimenta de frutas en proceso de fermentación como la uva, entre otras.  Ahora bien, lo novedoso de esta investigación es haber estudiado sus efectos en el vino ya elaborado.

Hace unos años, en 2009, un estudio a cargo de Nicolas Gompel y Benjamin Prud’homme, del Instituto de Biología del Desarrollo de Marsella (Francia), publicado en la revista Nature,revelaba el complicado lenguaje químico de la atracciónsexual en las moscas de la fruta, al explicar cómo «una sola feromona tiene un papel central en el reconocimiento de moscas de diferente especie y en la elección de apareamiento».

«Solo hace falta un nanogramo de feromona (de hembra) para que el vino adquiera un sabor y un olor desagradables.»

Ahora, esta reciente investigación impulsada desde la Universidad Sueca de Ciencias de la Agricultura – SLU nos indica que las hembras de Drosophila melanogaster, que producen feromonas para atraer a los machos de su especie, se estima que lo hacen liberando unos 2,4 nanogramos/hora. Y solo hace falta un nanogramo, aseguran los autores del estudio, para que el vino adquiera un sabor y un olor desagradables.

Los humanos no apreciamos el sabor de la feromona pero sí su olor. Y nuestro sentido del gusto está estrechamente vinculado al del olfato, por lo que aunque no notemos el sabor de la feromona sí percibimos su aroma. También se ha demostrado que el efecto es tan poderoso que resulta difícil incluso eliminar el olor del vaso lavándolo. Por tanto, el efecto de la feromona es lo suficientemente fuerte como para arruinar el sabor de la bebida.

Paul G. Becher, Sebastien Lebreton, Erika A. Wallin, Erik Hedenstrom, Felipe Borrero-Echeverry, Marie Bengtsson, Volker Jorger, Peter Witzgall: The scent of the fly (en prensa, 2018). doi: https://doi.org/10.1101/206375.

FUENTE: ACENOLOGIA Revista de enología Científica y Profesional. 18-12-2017

 

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El Aroma de Pimiento Verde en la Cata de Vinos

En el universo del vino esta nota aromática constituye la firma de la cabernet sauvignon, cepa reconocida internacionalmente por sus prestigiosos vinos. La molécula 2 metoxi-3-isobutil-piracina origina el aroma de pimiento. Este olor se inscribe en los aromas primarios y en la serie vegetal.

También se encuentra esta molécula en la sauvignon blanc, cepa blanca muy aromática. En los vinos obtenidos con esta variedad, la nota de pimiento verde pasa desapercibida y es el boj el que resalta debido a una molécula azufrada responsable de este aroma.

En los vinos jóvenes a base de cabernet sauvignon, el olor a pimiento se desarrolla en el curso de la fermentación. La presencia del aroma de pimiento verde en los vinos es, a menudo, del orden de trazas. Pero al tratarse de un olor peculiar e intenso, se detecta fácilmente.

En España, el cultivo de la cabernet sauvignon se centra, principalmente, en Cataluña, Navarra y Aragón (Somontano), aunque está presente en otras áreas. Da vinos muy variados donde, junto al pimiento verde, pueden aparecer aromas de regaliz, de arándanos y frutas del bosque, de café, tabaco, etc.

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