Feeds:
Entradas
Comentarios

Archive for agosto 2020

Publicado en SOBREMESA. nº. 146. Julio 2020

La España del vino es país jovencísimo, que cada año sorprende a propios y extraños con la puesta en valor de regiones vitícolas hasta entonces desconocidas. No es fruto de la casualidad, sino de la convergencia de personas con buena formación, infraestructuras eficaces y un mercado que premia la novedad.
Gredos resulta quizás uno de los descubrimientos más importantes en lo que llevamos de siglo XXI. En otros tiempos, la región era admirada por su valor medioambiental e ignorada por sus vinos, a menudo oxidados y alcohólicos.

Varios enólogos capaces y bien relacionados trajeron una revolución a la región, con vinos que rápidamente conquistaron los paladares y las plumas de los prescriptores. Sus garnachas obtienen notas muy altas y comentarios elogiosos. Gredos se convirtió en región de vinos finos.

[Img #18318]

Pero el asunto tiene dos bemoles. El primero está en su propio nombre. Los vinos de Gredos se venden como vinos de las DOP Méntrida, Vinos de Madrid o Cebreros. Por si fuera poco, tanto Méntrida como Madrid incluyen en su territorio zonas que nada tienen que ver con Gredos. Un lío absurdo. La razón se debe, simplemente, a la mediocridad política. Según nuestras leyes, las DOP son competencia autonómica, excepto cuando su territorio cubre más de una comunidad autónoma, que pasan a ser de competencia estatal, como es el caso de Jumilla, Cava y Rioja. Las CCAA entienden la eficacia de la gobernanza distribuida en una sola dirección, la de asumir poderes atribuidos al Estado. Lo de que haya labores que sean más eficaces a nivel estatal significa tabú para ellos. De resultas, prefieren perjudicar a los consumidores y a los productores de una región importante, lastrando su desarrollo, antes que ceder su poder a otros. Por eso no existe la DOP Gredos, que se extendería por Madrid y las dos Castillas.

El segundo desconcierto con Gredos está basado en su propia fama, recientemente adquirida. Las buenas críticas de los vinos, más su novedad, han resultado en varios vinos de precio elevado. Por desgracia, la mayor parte de ese valor añadido no queda en la comarca, pero esa es otra historia.

Los mejores vinos de Gredos son deliciosos en su juventud, cuando ofrecen el fruto intenso y nítido de sus garnachas y una impresión suave y golosa a un tiempo, lo que les confiere mucha personalidad. Pero cuando el tiempo en botella desvae su fruto, esos vinos desfallecen y muestran signos de desequilibrio. No tienen ninguna relación con los grandes clásicos españoles, vinos que uno puede comprar hoy ilusionándose en dejar una botella para la boda de un bisnieto, cuando será gloriosa. Son vinos de consumo relativamente rápido. No hay nada malo en ello, pero muchos compradores asumen erróneamente que precio alto quiere decir vino de guarda.

En conclusión, Gredos vale la pena, es región genuina y de calidad. Son vinos para beber rápidamente. Quizás algún día llegue una segunda revolución que dé capacidad de envejecer a los vinos de Gredos, pero ahora están buenos, no hay prisa alguna. Disfrútenlos lo antes posible.

FUENTE: SOBREMESA.- Revista del Vino y la Gastronomía. JULIO 2020.

Read Full Post »