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Archive for the ‘Divulgación’ Category

Las marcas Avaline y Good Clean Wine, vinos calificados como «clean wine».

En una bebida como el vino que siempre ha estado en los hogares y tascas más humildes, así como en palacios y hoteles de lujo, es necesario posicionarse, diferenciarse y, cada vez más, comunicar de manera que llegue al cliente.

Tradicionalmente, zona de producción, variedad y marca bastaban para catalogar un vino. El desarrollo comercial, el aumento del comercio internacional y la aparición de nuevos consumidores y su deseo de saber más han ido ampliando el espectro de calificativo para los vinos, en función de la manera de cultivo y/o elaboración, sin contar con la necesidad de que esos calificativos sean elegidos por responsables de marketing y comunicadores.

Así aparecieron los “vinos de autor”, como si los demás fueran expósitos, para diferenciar pequeñas producciones de producciones masivas; vinos ecológicos/orgánicos, biodinámicos, criados sobre lías, sin SO2, naturales, veganos…

La última aparición son los “vinos limpios” (clean Wines), inventados por la famosa actriz Cameron Diaz y su socia Katherine Powers para ganar dinero con la mejor de sus intenciones, supongo. Según informan en su web, Avaline, producen dos vinos, blanco y rosado, con uvas de cultivo ecológico (muy bien), sin productos añadidos “innecesarios” (como si los enólogos los añadieran para aumentar costes y fastidiar a la empresa) y vegano (o sea que usan bentonita en lugar de ictiocola o clara de huevo). Usan bitartrato potásico, proteínas vegetales, filtran.

¿En qué se diferencian de otros vinos? Pues en mucha imagen, mucho Instagram y 24$ la botella. Eso sí tienen la decencia de contarte origen, variedades y algún dato útil para el consumidor (calorías; 62ppm de SO2). Estoy seguro de que en EE. UU. se beben vinos con ese perfil de manera habitual y bastante más baratos.

Después han llegado Courtney Dunlop y Elle Feldman, procedentes del mundo de la cosmética, con Good Clean Wine y ya se han pasado de la raya despotricando contra la industria de la manera más burda, sin tener ni idea de qué va; pero, eso sí, con todo el poder del marketing más brutal. Sólo hay que echar un vistazo a este artículo de Forbes para ver sus insinuaciones. Si visitas su web, nada de información sobre cultivo, pesticidas, terroir, vinificación, clarificación, sulfitos. Son vinos hechos en Europa con pocos o ningún aditivo, “probado por nosotras”, intervención mínima, pequeños lotes… ¡Olé por su transparencia! Eso no aporta nada sobre la calidad del producto, su seguridad alimentaria y su respeto por el medio ambiente.

Muchas veces, desde dentro, hemos criticado a una industria por cerrada, anquilosada, tradicional y conservadora en exceso. Pero de ahí a acusar de engañar y tratar de envenenar (ver sus acusaciones sobre la resaca) a los consumidores media un abismo.

Para terminar, dos cuestiones: no es ético usar la salud pública para vender más, en este medio se ha denunciado en el pasado confinamiento. Es una trampa muy burda y manida recurrir a las llamadas en semiótica “oposiciones binarias”. Mi vino es limpio, los demás son sucios. Mi vino es natural, los demás son artificiales. Y así podríamos seguir.

Admirado Orwell, con 1984 sólo te confundiste en la fecha.

FUENTE:

Javier Escobar de la Torre. Consultor y Enólogo. La Gaceta del Vino. 27 de Agosto de 2020.

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El proyecto de investigación Govalmavin llega a su fin con resultados que abren camino a la elaboración de grandes vinos en tinajas de barro. Ha conseguido profundizar en el conocimiento de las tinajas de barro -tradicionales y tecnológicas- para la elaboración y crianza de vinos de calidad. Este proyecto de Innovación ha sido liderado por la Plataforma Tecnológica del Vino que ha trabajado durante dos años de la mano de otras 15 entidades nacionales.

Si algo caracteriza al mundo del vino es conjugar las formas de elaboración tradicionales con la más alta tecnología. Y los proyectos de investigación en torno a la actividad vitivinícola vienen a apoyar la introducción o bien de nuevas formas de elaboración o la recuperación de algunas que ya no se trabajan tanto. Esto lo conjuga Govalmavin, que liderado por la Plataforma Tecnológica del Vino (PTV) ha llegado a su fin y se ha centrado en investigar en torno al uso y ventajas de la vinificación en tinajas de barro para lograr vinos frescos, afrutados y de calidad.

Govalmin es un proyecto de innovación multidisciplinar que tiene por objetivo la recuperación del uso de tinajas de barro para lograr vinos frescos, afrutados y de calidad. Su periodo de duración ha abarcado desde agosto de 2018 hasta agosto de 2020.

El proyecto está liderado por la Plataforma Tecnológica del Vino (PTV), que ha trabajado durante dos años junto a Celler del Roure, Real Sitio de Ventosilla (Pradorey), el Centro Tecnológico del Vino (VITEC), Alfatec Ingeniería y Consultoría, la Universidad Miguel Hernández (UMH), la Asociación de Investigación de las Industrias Cerámicas (ITC-AICE) y Ad Libitum (Juan Carlos Sancha). Además, el consorcio ha contado con el apoyo científico-técnico de AINIA Centro Tecnológico, la Universidad Politécnica de Valencia, el Grupo de Procesos Enológicos de la Universidad de Valladolid (UVaMOX), la Cátedra de Química Agrícola de la Universidad de Castilla la Mancha (CQA-UCLM) y Artica Ingeniería e Innovación (artica+i).

El proyecto ha tenido un periodo de duración entre agosto de 2018 y agosto de 2020 y a él se ha destinado un presupuesto de 540.000 euros.

Elaboración de grandes vinos en tinajas de barro

El 1 de septiembre se ha celebrado el evento de presentación de resultados que se ha celebrado de manera online y que ha contado con más de 75 asistentes conectados.

La jornada ha comenzado con la bienvenida por parte de Fernando Rodríguez, director general de Bodegas y Viñedos Pradorey, y Mario de la Fuente, gerente de la Plataforma Tecnológica del Vino (PTV). Ambos han destacado la labor que todo el consorcio ha llevado durante el periodo de ejecución de Govalmavin, con la mirada puesta en futuros proyectos de I+D+i que permitan ofrecer soluciones a los nuevos interrogantes que el proyecto ha generado, a la vez que se valorizan los resultados obtenidos.

En este aspecto, Govalmavin ha puesto en valor una tipología de elaboración y conservación de vinos arraigada en España, que se debe ofrecer al consumidor como una alternativa a otros sistemas de elaboración tradicionales y, fundamentalmente, a la crianza en madera de roble, ofreciendo como resultado vinos con atributos sensoriales marcadamente distintos y muy acordes a los gustos de los consumidores actuales.

Por su parte, Rafael del Rey, director del Observatorio Español de Mercados del Vino (OeMV), ha dado a conocer los orígenes de este proyecto que nacía en el año 2017 promovido por el Master of Wine español, Pedro Ballesteros, y que contó con el apoyo del MAPAMA en su primera convocatoria de ayudas para la creación de Grupos Operativos. Durante esta etapa se desarrolló y profundizó en la idea del proyecto con el fin de “recuperar la elaboración de grandes vinos en un material tan nuestro, como son las tinajas de barro”, tal como afirmaba Del Rey.

Tecnovino vinos en tinajas de barro Govalmavin 1

Un año más tarde, arrancaba el proyecto de Innovación Govalmavin que se ha ejecutado con un presupuesto de 540.000€ y ha contado con el apoyo financiero del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, a través de su programa de ayudas para la ejecución de proyectos de innovación por Grupos Operativos, cofinanciado por la U.E a través de la AEI-agri.

Tinajas tradicionales y tecnológicas

Con la ejecución de Govalmavin ha sido posible profundizar en el comportamiento de las tinajas, tradicionales y tecnológicas, para la elaboración y crianza de vinos de calidad.

Así, se ha llevado a cabo una caracterización de ambos tipos de tinajas desde una perspectiva técnica: porosidad y tamaño de poro, permeabilidad, microestructura, etc. Gracias a ello, se ha podido conocer más a fondo el comportamiento mecánico de las tinajas tradicionales garantizando, mediante diferentes recomendaciones, su resistencia para su posterior reutilización. Además, se han desarrollado y caracterizado dos formulaciones cerámicas basadas en arcillas rojas  empleadas en la fabricación de tejas y baldosas de gres, con las que se han diseñado nuevas tinajas “tecnológicas” que presentan un comportamiento y propiedades adecuadas.

Con estas últimas se ha establecido el protocolo para fabricar tinajas de mayores volúmenes mediante la mejora de su estabilidad dimensional, lo que haría posible su fabricación industrial con ratios de productividad más elevados en relación a los que actualmente pueden ofrecer los fabricantes. Asimismo, se ha valorado el diseño de tinajas cúbicas como alternativa tecnológica a estudiar a corto plazo, pudiendo ofrecerse en volúmenes muy superiores de hasta 1.500 litros/ud.

Además, Govalmavin ha puesto el foco en otros tres aspectos técnicos considerados de gran relevancia: el revestimiento interior de las tinajas y sus sistemas de cierre y su limpieza.

Como resultado, se han identificado y valorado algunos materiales naturales para su recubrimiento interior que, no solo aportan características diferenciales a los vinos, sino que también inciden de manera directa en la tasa de permeabilidad del oxígeno de la propia cerámica.

FUENTE: tecnovino Portal para el profesional de la industria vitivinícola.

Septiembre 2020

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Primero desde Sant Pol de Mar, con el triestrellado Sant Pau, después desde Tokyo (Sant Pau) y Barcelona (Moments y Blanc), Carme Ruscalleda lleva años reivindicando el producto. “Ahora la sociedad se suma, y me alegro, pero falta todavía mucha educación”. La catalana habla de naturaleza y viabilidad de restaurantes en Gastronomika Live.

La que fuera la chef más laureada del mundo (llegó a atesorar siete estrellas Michelin) ha empezado la charla con Carlos Maribona esta tarde en Gastronomika Live con un grito al Gobierno: “Es imposible abrir la restauración con un aforo del 30%, no salen los números”. Al Gobierno y al colectivo: “Vamos a reincorporarnos bajo mínimos, de staff y de clientes, por lo que esos mínimos deben estar muy motivados. Toca dar lo mejor de nosotros”. Ruscalleda tenía que hablar de cocina catalana pero la actualidad apremia. “Toca reinventarse, repensar, remirar, y no nos debe dar miedo. Nuestro sector siempre ha estado y está atento a la reacción del público, y ahora quizá toque pulir cosas. Hemos convivido ya con crisis, y el espíritu de renovar, de cambiar cosas, lo tenemos intrínseco. Con ilusión, saldremos adelante”, comentaba.

En esta salida una opción es el delivery, del que ha hablado la chef. “Al cliente de delivery se le ha abierto una oferta más variada”. ¿Demasiada oferta? “Para nada. Siempre he creído en la competencia, afina los servicios, te hace avanzar, estimula. El negocio que antes hacía delivery sabe que ahora se tendrá que poner las pilas”. Para los que se han sumado a la entrega a domicilio, para los que no, resumía: “Se trata de ser mejores, de leer a los clientes, de atender a sus críticas, porque los espacios los acaban creando los clientes. Sant Pau creció así”, recordaba.

Ahora sí entraba en la materia de la ponencia aunque condicionada igualmente. Producto de proximidad. Auge y valorización. “Últimamente oigo que se habla más de naturaleza, de releer la cultura de la que somos herederos, de producto, y me hace ilusión porque ese lenguaje -el del producto, el de la naturaleza, el del recolector- parecía demodé”. La catalana lo ha reivindicado toda su carrera y ahora parce más en boga que nunca. “Decía que lo más moderno en un restaurante sería que te sirvieran un tomate increíble con un aceite impecable y una sal virginal. Y casi hemos llegado”.

“Si perdemos a los agricultores, perdemos la base de la cocina”

El producto ha vuelto, y “no será caro. Debe tener un precio justo, y no debe valer porque es de tu vecino sino porque es bueno”. Para la chef, en esta nueva realidad, “lo importante es que el consumidor conozca el producto, sepa diferenciar su calidad y tenga memoria gustativa, cosa que se puede ejercitar y ganar”. ¿Sí? ¿Lo podrán hacer las nuevas generaciones? “Yo no sabía nada de música y me he emocionado en la ópera. Lo bueno seduce siempre. Solo necesitas una mínima sensibilidad”.

Ha vuelto y el primer interesado en cuidarlo y promoverlo ha de ser el restaurador, “porque tener un producto de tu entorno en tu propuesta te hace interesante, te conviene. A ti, y a la sociedad en sus casas. Debemos educar en la sabiduría del producto, en su reconocimiento. Para que no perdamos a los agricultores, porque son la piedra base del monumento que es la cocina”, resumía. Lección pedagógica que la chef de Sant Pol de Mar (Barcelona) reivindica desde hace años también en sus libros ‘Cocinar para ser feliz’ y ‘La magia de la cocina’.

 

Participación de Carne Ruscalleda en el programa GastronomikaLive, celebrado recientemente.

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Barack Obama concedió al chef José Andrés la Medalla Nacional de Humanidades

Los periodistas Benjamín Lana y Carlos Maribona, en el espacio GastronomikaLive,  entrevistan al chef José Andrés, “el líder de un movimiento global que alimenta el mundo”. El asturiano afincado en EE.UU. propone modelos para luchar contra el hambre y sitúa a los cocineros, “mi gremio”, como los “soldados perfectos para esta lucha”.

Desde su casa de Washington y en chaquetilla, José Ramón Andrés Puerta atendió este martes la llamada de Gastronomika Live para describir una realidad de carencia alimentaria mundial “dramática”, en la que “los cocineros nos vamos a tener que comprometer”. “Se debe erradicar el hambre en el mundo”, exhortaba. Un mensaje para Naciones Unidas, “que muchas veces se complace en palabras y no en hechos”, y para todos y cada uno. “Recoger un papel en la calle es una acción pequeña, pero suma”. Suma a esta guerra, la de la lucha contra el hambre, “en la que los cocineros somos los guerreros perfectos”. Aunque modesto, Andrés es el líder del ejército. Quique Dacosta habló para cerciorarlo.

Nominado dos veces al Nobel de la Paz y portada de la revista Time, José Andrés lidera World Central Kitchen, una organización de acción rápida capaz de ofrecer decenas de miles de comidas al día por todo el mundo en las circunstancias más complicadas. Con la pandemia del coronavirus ha llegado a España, donde ya gestiona 15 cocinas activas en 35 ciudades, y donde colaboran más de 200 cocineros. Y al su colectivo se dirigía: “Como cocinero no puedo estar satisfecho en dar de comer a pocos y no estar comprometido al mismo tiempo en dar de comer a muchos”.

Se dirigía a su sector, pero también a las instituciones. “No puede ser que en un país como España, en un momento de emergencia como este, haya gente sin prestación. Necesitamos sistemas para que las personas que se quedan atrás no se sientan abandonadas, porque si no atajamos el hambre va a haber problemas sociales”. Palabras que no solo describían. “Tenemos excedentes de producto en el campo que no se recogen por falta de demanda y gente que pasa hambre. No tiene sentido. El Estado debería comprar el excedente a los productores y llevar esos alimentos a quien los necesita”. Pero en las emergencias, era realista, “las administraciones son lentas”.

Para el caso español, “para todos”, el asturiano ponía un ejemplo que funciona en EE.UU. y “se puede exportar”, una ley en la que él mismo ha participado por la que la administración paga a los restaurantes para que estos abran para cocinar para los más necesitados. “Actúa el Estado y actúa el individuo”. Una colaboración público-privada que “pone a trabajar a los restaurantes transformándolos en cocinas comunitarias”. World Central Kitchen lo hace así, uniendo restaurantes con ONG’s para cubrir las necesidades, y está en 300.000 comidas al día.

 Un líder o el mejor cocinero del mundo

José Andrés se ha convertido en líder de esta solidaridad alimentaria mundial aunque rehúya el título. “En América hay tres palabras importantes: ‘We, the people’, y me encantan. Estamos en un mundo donde manda el yo, y a mí me gusta el nosotros”. Seguía sin convencer a Dacosta: “José está consiguiendo que la función del cocinero vaya mucho más allá que cocinar. Es un líder, y no es necesario que se lo digamos. Lo es como lo fue Ferran Adrià o los teóricos de la Nouvelle Cuisine. José es el líder de un movimiento global que alimenta el mundo”.

 

Datos de José Andrés

José Ramón Andrés Puerta, más conocido como José Andrés, ​ es un cocinero español, nacionalizado estadounidense.

Nacimiento 13 de julio de 1969 (edad 50 años), Mieres. Asturias
Eesidencia: Washington D. C.

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Liberador y necesario, la tendencia delata que hay crecimiento de la venta on-line y el consumo de vino en estos días de cuarentena. Aún es pronto para aventurar casi nada, pero la copa de vino ya es icono del confinamiento.

Afrutado o floral. Joven o de guarda. De acá o de allá. Siempre vivificante. Esencial en estos tiempos esenciales. Entre el confinamiento y la incertidumbre, el vino se ha convertido en un huésped especial en casa, una visita en la que no habíamos reparado y a la que hay que agasajar y mimar. Entre cuatro paredes más o menos espaciosas, los robinsone  y robinsonas doméstic@s dan el callo con teletrabajo, sudan zumba en el salón, juguetean en la alfombra con los niños y se otorgan su pequeña recompensa diaria, escapista y liberadora, en forma de una buena copa de vino. O dos. A través de un consumo responsable, cada descorche conecta con felices tiempos pasados y venideros sueños futuros, en un feliz reencuentro (o consolidada relación) entre el consumidor y el producto en estos tiempos de mirar la vida por la ventana. La reclusión apareja un cambio o un refuerzo de nuestros hábitos y rutinas, y el vino ha pasado a un primer plano tanto en cuanto se ha convertido en esa comedida válvula de escape que telonea un aperitivo, engrandece un almuerzo o abrocha una cena cuando la ciudad se apaga aún más. Por la Red, proliferan catas virtuales, campañas, hastags, cursos mil, brindis, maridajes, consejos de bodegueros y sumilleres, quienes copa en mano (y hasta en otros idiomas), desean un horizonte despejado de pandemias y recesiones, pleno de vendimias, añadas, ventas, abrazos, enoturismo. La cuarentena ha estrechado lazos entre viñadores, bodegueros, comercializadores y consumidor final. 

Y los clientes, viejos y nuevos, ante tan estrictas medidas de contingencia, se han echado en brazos de la venta on-line. Sin miedo. Sin tapujos. Con todas las garantías. La ocasión lo exige. “Por muy duros que sean los momentos que vivamos, la gente necesita alivio, ratos de felicidad y el vino forma parte de los momentos que nos alejan de la realidad, tiene todo el sentido. Cuando hay guerra, se hace acopio de armas y medicinas, pero también se valora el alcohol y el tabaco. No me gusta hacer predicciones de cómo se comportará el mercado mañana, es una realidad cambiante y huyo de predicciones. Lo que sí sé es que el vino estará presente para celebrar para cuando todo esto acabe”, relata Manuel Hevia, director general de Vinoselección, uno de los más insignes clubes de vino de España, en danza mercantil nada menos que desde 1973.

Icono de la cuarentena

Sin entrar en vaticinios o tendencias que pudieran resultar un espejismo, Hevia analiza algunos factores de mercado tras estas dos semanas de cuarentena. “Con esta crisis habrá un incremento del consumo en el hogar, obviamente, pero hay que ser realistas y contar que las bodegas van a vender menos vino, y el resultado final para casi todos será negativo. El vino en el hogar cobra sentido a día de hoy, y la copa de vino se convertirá en icono de este confinamiento, de intentar darle dignidad a los días. Nos acaban de hacer pedido de Vega Sicilia Único, si bien todo el mundo concentra su consumo en grandes marcas, en valores refugio, como Rioja y Ribera, reserva y crianza, respectivamente”.

¿Cómo marchan las ventas on line en estos tiempos en el que los clientes somos cartujos, abriendo la puerta solo para la cesta de la compra? “El socio está reaccionando comprando vinos para tomar ahora. Eso funciona bien. Y se decanta por los productos que están en promoción. En breve vamos a iniciar esas campañas de vino de nivel superior”, agrega Hevia, quien enfatiza en que Vinoselección hoy se congratula de haber implementado su transformación digital previamente, “con lo que el call center, cincuenta y tantos trabajadores, puede emitir y recibir llamadas desde sus casas, teletrabajando. Y en almacén hemos reducido las jornadas de 8 a 5 horas. Estamos como al 60% de capacidad del almacén para priorizar la seguridad de nuestros trabajadores. Suprimir los portes ha supuesto un gran desafío de cara la rentabilidad, pero hay que arrimar el hombro”.

Recuperar el tiempo perdido

En opinión del sociólogo, escritor y gastrónomo Lorenzo Díaz, “se ha abierto una oportunidad para que el vino recupere el tiempo perdido. Estamos ante una situación muy interesante, que nos invita a ver cambios en el mundo del vino, las gastronomía y la restauración. Ojalá se fortalezca el sector vinícola, sería atrevido por mi parte decir si se va a recuperar. Sea como sea, hay que abandonar el tinto de verano, aunque sea una provocación decirlo. Brindemos en casa con ese vino guardado. Cómo no hacerlo si se nos anuló la sociabilidad, estamos escondidos…”.

El consejo de los que se han visto en situaciones límite o en largas privaciones es apreciar cada instante vivido, exprimir al máximo los matices sensoriales que nos otorga este achacoso planeta.. Qué mejor momento que abrir ese vino veterano, aquel reserva que ha desarrollado un precioso ribete anaranjado. No lo dude. Esa larga guarda estaba esperando una coyuntura como esta. La pandemia nos ha puesto ante el espejo. Somos frágiles. Vulnerables. Tratamos de atar el futuro ilusamente y solo pisamos sombras. Es hora de gestionar, disfrutar y beberse el presente pivotando sobre el virtuoso punto medio aristotélico. Es lo que los japoneses dan en llamar ikigai, o sea, un fluir continuo del tiempo, en rabioso y palatable aquí y ahora, donde no hay más dimensión posible. El resto, sombras e ilusionismos, vagas proyecciones sobre lo que ha de venir. Así que ¿abrir buen vino para mullir ocasiones especiales o solo para las salidas de carta o menu degustación? ¿Para Navidades, fiestas y celebraciones marcadas en rojo? Vino, simplemente, para celebrar la vida.

FUENTE: SOBREMESA. Revista Española del Vino y la Gastronomía.

Autor: Javier Caballero. Imágenes: Álvaro Fernández PrietoLunes, 30 de Marzo de 2020

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Hace algún tiempo «descubrí» en una cata de vinos de «rueda», uno de los que más me impresionó entonces y ahora, hasta el punto de que soy un consumidor habitual de los vinos de esta bodega. Me congratulo del crecimiento del Grupo, y su dedicación a ofrecer buenos vinos.

Es director general y propietario del grupo Avelino Vegas junto a sus hermanos Avelino y Maribel, mientras que su esposa, Ana Isabel Gómez, es la responsable de marketing y comunicación, así que todo queda en familia.

La empresa nació en 1950 en Santiuste, Segovia, una pequeña villa en el entorno de Nieva, cada vez más reconocido por sus verdejos “diferentes” dentro de la Denominación Rueda. “Empezamos con una bodega de vinos como mi padre la entendía entonces, con sus garrafas y damajuanas. Luego, en los años 80 llegó la D.O. y después, casi por obligación, por demanda del mercado, tuvimos que dar el salto a los tintos; y lo lógico y natural en nuestra zona era mirar a la Ribera del Duero. Decidimos comprar una antigua cooperativa en vez de fundar bodega nueva para poder aprovisionarnos de viñedo viejo y poder hacer vinos de calidad desde el primer momento. Queríamos elaborar un tinto de alta gama y en 1993 nació Fuentespina. Luego, hemos ido ampliando a otras zonas”.

¿No pensaron, como otros, en hacer tintos en la zona de Rueda? En Castilla y León tenemos unas denominaciones fantásticas y muy bien definidas. En un sentido muy genérico, los blancos son de Rueda, los rosados de Cigales y los tintos de la Ribera del Duero, Toro y el Bierzo. Ahora hay un totum revolutum porque todo el mundo ha querido hacer de todo, pero la situación se está reequilibrando y cada uno vuelve a sus esencias. En Rueda no se ha conseguido una singularidad especial con el tempranillo, pero con los verdejos hemos tenido el boom de expansión más importante de este siglo en España y la tendencia que veo es que los blancos están creciendo mucho.

¿Santiuste, y la zona de Segovia en general, son tan diferentes de la de Rueda? Ahora que va a haber vinos de pueblo, tendríamos que sacar el de Santiuste. Nuestra comarca tiene unas características absolutamente singulares dentro de la D.O. Aquí las viñas están en suelos arenosos muy pobres a una altitud entre los 800 y los 900 metros; son casi como suelos de playa con cantos rodados y los clientes que vienen a vernos se asombran de que de entre estas piedras pueda salir algo. En verano te asas de calor a 35º, pero de noche te tienes que poner una chaqueta: a las doce o la una de la mañana ves como baja el termómetros y pasamos a 12º o incluso menos. En Rueda se vendimia normalmente en la primera semana de septiembre mientras que en Santiuste se hace en la última o incluso ya a primeros de octubre. ¡Casi un mes de diferencia! Históricamente hemos tenido el orgullo de que de la zona de Rueda venían a “quitarnos” las uvas.

En Segovia tenían gran experiencia con los verdejos, pero en la bodega de Fuentespina para tintos eran novatos… Cuando empezamos allí en 1993 –una de las peores cosechas de la historia de la D.O.– abrimos para la vendimia y nos extrañamos porque no venía nadie: hasta el fin de semana no se recogía la uva y luego, en el puente del Pilar, entraba toda de golpe. Y mezclada. Era una locura y aquellos tintos unos claretes venidos a más. La viticultura de alta calidad es muy reciente en la mayor parte de España, es de antes de ayer: para el común de los vinos y salvando excepciones, se hacía una vendimia a saco. Pero todo ha cambiado en los últimos 20 años y somos mucho más delicados a la hora de seleccionar y elaborar. Reformamos y modernizamos las instalaciones en cuanto a tecnología, pero hemos mantenido la estructura y aprovechado sus recursos arquitectónicos. Los antiguos cooperativistas siguen siendo prioritarios a la hora de abastecernos y, además, vienen con uva que procede en muchos casos de viñedos centenarios.

¿Es un hecho diferencial la edad del viñedo? Al adquirir Fuentespina éramos la bodega 35ª de la Ribera; hoy hay más de 300. Ahora queremos un salto cualitativo y hemos hecho en Peñafiel una pequeña bodega con alta tecnología para unas 80 000 botellas donde estamos elaborando toda la selección de viñas viejas en pequeños recipientes y de forma mucho más meticulosa. Es algo nuevo, mucho más pequeño, muy ilusionante y puedes mimarlo mucho más. Corren nuevos aires y buscamos preservar la fruta, que la madera la complemente, pero que la uva sea siempre la protagonista. El proyecto enlazó con el centenario, en 2017, del nacimiento de mi padre Avelino Vegas, y para la primavera de este año estará totalmente terminado y a punto de caramelo. Es un edificio espectacular que parece un barco y tiene unas vistas impresionantes al campo y al castillo de Peñafiel, que también tiene forma de barco, así que es un guiño que le hacemos a este símbolo de la comarca. Queríamos que la dirección enológica fuese distinta a la de Fuentespina y la gestiona nuestra hija Cristina, que lo lleva en la sangre porque ha estado haciendo elaboraciones desde los 13 años y hoy es biotecnóloga con Diploma Nacional de Enología por la Universidad de Burdeos y un gran bagaje tras haber trabajado en châteaux como Lafitte y Haut-Brion.

Tanto Avelino Vegas en Rueda, con tres millones de botellas, como Fuentespina en la Ribera con cinco millones, son bodegas de gran volumen. ¿Se puede enfocar con esta experiencia un proyecto de vinos de “boutique”? Queremos alcanzar la excelencia a partir de la calidad de nuestro viñedo. En 1995 hicimos un censo de las viñas viejas de nuestros viticultores y vimos cuales tenían más de 50 años, es decir, que eran de 1945 para atrás y remontándose hasta 1907. Estos viñedos se han ido preservando y hemos incorporado alguno más, como uno de 80 años en La Aguilera. La zona de Fuestespina, Fuentelcésped y Moradillo, que está al lado, es un terreno espectacular con mucho viñedo antiguo. En estos últimos 25 años hemos aprendido y necesitábamos dar un salto porque estas viñas no podíamos elaborarlas en las mismas instalaciones que usamos para el gran volumen, estamos vinificándolas por separado y por parcelas en depósitos de 10 000 litros. Antes ya habíamos seleccionado los viñedos viejos de nuestra zona en Segovia para 120 000 botellas de nuestra marca Circe, que elaboramos aparte a partir de una pequeña selección súper cuidada de micro-majuelos para los que nos esperamos hasta el final de la vendimia. Estamos acostumbrados a diferenciar y trabajar cada etiqueta para su mercado, su público y su precio.

¿También hay varias Riberas del Duero? Hay hasta tres y tendríamos que hablar de área, de suelo y de altitud. En estos años buscando las mejores viñas hemos visto que hay una zona vallisoletana y otra burgalesa, así como una zona muy baja y otra de altitud superior que tengo claro que es la que da más calidad. También hay viñedos viejos y jóvenes, aunque la cantidad de viñas de menos de 30 años es bastante importante. Todas son aptas para dar un buen vino y no denostamos el estilo “roble” que es fresco, afrutado, llega a todo el mundo y es un básico de todos los días para el consumo doméstico y la barra del bar, pero puedes tener también parcelas de viñedo de altísima gama con las que competir con los mejores vinos de cualquier parte del mundo.

 

¿Cómo recuerdas ahora los vinos de tu infancia? Mi padre elaboraba unos vinos básicos de alta graduación, hechos sin tecnología, cuando se denostaba a la verdejo porque se decía que tenía mucha acidez. Aún conservamos, detrás de donde vivimos, la primitiva bodega de tinajas de barro y la de cemento de los años 70, que hoy haría las delicias de muchos. Mi recuerdo de cuando era niño es una larga caravana de carros de mulas de la gente que venía de vendimiar y que iba descargando la uva. Mi padre les ponía unos porrones de vino, unas aceitunas, un poco de verdel… aquello era como una fiesta.

Al final, la vieja bodega de Santiuste es la del padre, la de Fuentespina la del hijo y la de Peñafiel la de la nieta. ¿Qué viene después? Pues hemos comprado otras 80 hectáreas de terreno calizo a una altitud de 900 metros en Castrillo de Duero y, como decía Mondavi, estamos plantando allí las viñas que serán de nuestros nietos.

¿También hay varias Riberas del Duero? Hay hasta tres y tendríamos que hablar de área, de suelo y de altitud. En estos años buscando las mejores viñas hemos visto que hay una zona vallisoletana y otra burgalesa, así como una zona muy baja y otra de altitud superior que tengo claro que es la que da más calidad. También hay viñedos viejos y jóvenes, aunque la cantidad de viñas de menos de 30 años es bastante importante. Todas son aptas para dar un buen vino y no denostamos el estilo “roble” que es fresco, afrutado, llega a todo el mundo y es un básico de todos los días para el consumo doméstico y la barra del bar, pero puedes tener también parcelas de viñedo de altísima gama con las que competir con los mejores vinos de cualquier parte del mundo.

¿Cómo recuerdas ahora los vinos de tu infancia? Mi padre elaboraba unos vinos básicos de alta graduación, hechos sin tecnología, cuando se denostaba a la verdejo porque se decía que tenía mucha acidez. Aún conservamos, detrás de donde vivimos, la primitiva bodega de tinajas de barro y la de cemento de los años 70, que hoy haría las delicias de muchos. Mi recuerdo de cuando era niño es una larga caravana de carros de mulas de la gente que venía de vendimiar y que iba descargando la uva. Mi padre les ponía unos porrones de vino, unas aceitunas, un poco de verdel… aquello era como una fiesta.

Al final, la vieja bodega de Santiuste es la del padre, la de Fuentespina la del hijo y la de Peñafiel la de la nieta. ¿Qué viene después? Pues hemos comprado otras 80 hectáreas de terreno calizo a una altitud de 900 metros en Castrillo de Duero y, como decía Mondavi, estamos plantando allí las viñas que serán de nuestros nietos.

 

 

FUENTE:

 

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Me lo cuentan nada más que hace tres meses, y sin duda ninguna me o habría tomado como una simple broma. Y era normal: no teníamos, en términos generales, ni idea de quién o qué era Covid-19, y hasta nos costó pronunciar correctamente el nombre de Coronavirus. Ahora, muy a pesar nuestro lo sabemos, y lo estamos padeciendo con intensidad y peligrosidad no conocidas hasta ahora.

Por eso uno se va enterando de los problemas que puede aportar a nuestras vidas el dichoso virus, y no es de las menores su capacidad de hacer perder el olfato, en un caso de ataque. Son varias las notas que jhe leído al respecto, y aunque mis conocimientos en tal materia son muy escaso, y precisamente por eso, me lo voy tomando en serio.

Para mayor y mejor conocimiento, he copiado el artículo que acabo de leer en la publicación periódica de SPANISH WINE LOVER, e invito a los aficionados al vino, a que lo repasen con atención.

Convencido de ser “uno de los casos no confirmados de personas que han contraído el coronavirus en Reino Unido”, el Master of Wine Alistair Cooper, colaborador habitual de www.jancisrobinson.com compartió con los lectores de la web un pequeño diario de los desagradables síntomas que había experimentado, ninguno tan angustioso como la pérdida del olfato.No ha sido el único. Otro crítico británico, Jamie Goode, lo contó hace unos días en su blog.

Para Miquel Hudin, un escritor de vinos de ascendencia croata y estadounidense que ha vivido su particular viacrucis en Marçà (Tarragona), el artículo de Cooper fue un valiente paso adelante que ayudó a que profesionales como él no se sintieran tan solos. “Antes de eso, la gente se sentía avergonzada de reconocer que podía haber contraído el virus”, comenta. Además de la pérdida del olfato y en parte también del gusto, lo que le ha resultado más duro ha sido la sensación permanente de cansancio y debilidad.

Según el Master of Wine escocés residente en España, Norrel Robertson, en su caso todo empezó con un resfriado, seguido de fiebre, tos y, en un par de días, la pérdida del olfato. El cuadro fue común al de su mujer y sus dos hijos. Toda la familia enfermó a la vez y todos perdieron la capacidad de oler.

Robertson recuerda incluso el momento exacto en el que sucedió: “Estaba preparando pollo a la plancha y empecé a tener una sensación de picor en la nariz durante una media hora, como si hubiera mucho humo en la cocina. Ya cenando, me di cuenta de que no podía oler. Y eso que ya no me encontraba resfriado ni tenía congestión”.

Para Montse Alonso, directora de la división de vino de la agencia de comunicación Mahala, la pérdida del olfato fue, junto con las migrañas y la sensación de cansancio, el síntoma principal de su particular proceso vírico.

Ninguno pudo corroborar con un test que estuvieran infectados por el Covid-19, pero Alonso había tenido contacto cercano con una persona que había dado positivo y Hudin tuvo a profesionales sanitarios haciendo seguimiento telefónico de su evolución. Como es habitual en el sector, en las semanas anteriores al confinamiento todos habían asistido a catas y eventos concurridos con las habituales escupideras “compartidas”. ¿Será esto algo que cambie en las catas en el futuro?

Una experiencia más común de lo que parece

Una amiga médica que está en primera línea de atención a pacientes de coronavirus en un hospital catalán remite a un artículo del Dr. Yan-Chao Li y varios colegas de la universidad china de Jilin que se publicó recientemente en la revista Medical Virology y donde se explica que, además de provocar insuficiencia respiratoria, el Covid-19 tiene la capacidad de infectar el tejido nervioso. Parece que una de las vías de entrada del virus para su diseminación en el sistema nervioso podría ser el interior de la nariz, donde están las neuronas receptoras de olfato que, a su vez, están conectadas al cerebro. Esto explicaría la pérdida del olfato (anosmia) y, en ocasiones, también del gusto (ageusia) en pacientes afectados por coronavirus.

AbScent, una organización benéfica británica que apoya a personas con disfunción olfativa, ha visto aumentar de manera significativa el número de sus miembros desde el 16 de marzo de este año. Además, se ha hecho eco de la evidencia de numerosos casos de anosmia o hiposmia (reducción parcial de la capacidad de oler) en países que han realizado mayor número de tests como Corea del Sur, donde el 30% de los pacientes que dieron positivo la experimentaron, en algunos casos como síntoma principal. Otros estudios realizados en las últimas semanas, incluido uno llevado a cabo en 12 hospitales europeos sobre 417 pacientes, han confirmado que la pérdida del olfato y del gusto deben reconocerse como síntomas importantes de la infección por Covid-19.

Para los profesionales del vino, que se sirven de sus sentidos en el trabajo diario, una mera distorsión en la percepción aromática o gustativa resulta problemática. Robertson, por ejemplo, era capaz de percibir los sabores (dulce, ácido, amargo), la tanicidad o de valorar la tensión del vino en boca, pero vivió la pérdida de olfato como una frustración.  “No me ha permitido estar fino en el día a día del trabajo”, señala.

“No podía oler nada, ni siquiera por vía retronasal. En la boca no notaba la textura, ni la acidez, ni la parte glicérica del vino”, recuerda Montse Alonso”. La única sensación que podía captar era el alcohol”. Y Miquel Hudin, probablemente, nunca olvidará la experiencia frente a uno de sus blancos favoritos, un Chablis Premier Cru: “Sabía repugnante, como agua sucia con alcohol, cuando es un vino que me encanta. La sensación fue terrible”.

Volver a la normalidad

Robertson tuvo una experiencia previa, más alarmante si cabe, cuando perdió el sentido del tacto en la mitad de la lengua al practicarle un empaste. “La anestesia afectó al nervio lingual. Lo viví incluso peor porque era algo completamente nuevo”. Esta vez ha pasado rápidamente a la acción y se ha hecho con un kit de aromas para ejercitar el olfato (“el entrenamiento es básico en las casas de perfumes; empiezan por aromas sencillos y van evolucionando a otros más sofisticados”) y ha estado practicando movimientos para abrir los conductos nasales. Cuenta que el kit de aromas ha enganchado a su familia y que sus hijos practican regularmente mañana y tarde. “La experiencia me ha servido para tener más respeto por el olfato y darme cuenta de que en nuestro trabajo podemos hacer cosas para conservarlo”, señala.

Montse Alonso está experimentado una recuperación progresiva, aunque cuando hablamos la semana pasada aún no había alcanzado el cien por cien. “No tengo problemas con la parte frutal del vino. En un Pazo Señoráns Selección de Añada 2004, por ejemplo, capté las notas de membrillo, pero me faltaba la parte reductiva-evolutiva en botella que da esos toques característicos de queroseno. Pienso que quizás se debe a que son aromas más complejos que se encuentran en capas inferiores. Y un Fino Inocente me ha resultado mucho más fresco y joven de lo habitual”.

Miquel Hudin, quien ya se ha enfrentado a sus primeras baterías de cata tal y como ha compartido en su cuenta de Instagram, reconoce que volver a la normalidad lleva su tiempo.

Lo mejor de todo es que se trata de una situación pasajera porque, como nos decía Juan Cacho, catedrático de Química Analítica de la Universidad de Zaragoza y fundador y director “Ad Honorem” del Laboratorio de Análisis del Aroma y Enología, “si falla el olor, nada tiene sabor y comer deja de ser un placer. Por eso, muchas personas anósmicas caen en la depresión”.

Autora: Amaya Cervera | Lunes 13 de Abril del 2020

SPANISH WINE LOVER. Pasión por el vino español

https://www.spanishwinelover.com/conoce-440-perder-el-olfato-la-peor-pesadilla-del-covid-19-para-los-profesionales-del-vino

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Iglesia de San Gregorio, en Sorladas,  Navarra

 

El auto procesal promovido por Juan de Beitia, presbítero beneficiado de Santa María de Erandio, y anteriormente de San Pedro de Lujua, en el que demandaba a esta Parroquia el pago de 28 ducados por el «conjuro de la nube» y de la sisa del vino de dicha iglesia (Corregimiento. Legajo 1537/17 – 13, febrero, 1655. D:F:B:) , puede servir de introducción para conocer prácticas mágicas o de encantamiento, pues no de otro modo se pueden distinguir las tales, por mucho que sea el respeto que se profese a los miembros del clero regular y secular de pasados siglos. Eran tiempos de oscurantismo e ignorancia, fruto de una sociedad inculta y crédula, y no puede extrañar que embustes e infundios tomaran carta de naturaleza. A decir verdad los curas no siempre estaban metidos en el meollo; charlatanes y falsarios los hubo de toda clase, sexo, edad y condición.

Durante la Edad Media la vida del hombre se encontraba, ineludiblemente, unida a su fe y a la voluntad divina, y las actividades humanas estaban igualmente ligadas a la participación, y sobre todo, a la decisión de Dios. Por ello no es de extrañar que ante determinadas circunstancias adversas los viticultores se encomendaran al cielo para salvar su viña, su cosecha o sus vinos. Este recurso no solo se utilizó contra las invasiones de tipo atmosférico, sino también contra las plagas de origen biológico, fueran de origen vegetal, animal, etc.. Durante el período estudiado se generalizaron diversos tipos de ritos para salvar los cultivos de los numerosos enemigos que acechaban.

La historia se inicia con la llegada a Navarra y Burgos, parece que por cuestiones de organización eclesiástica de España, de san Gregorio Ostiario para determinar los límites de las diócesis que era origen y fuente de numerosos conflictos y no sólo por interferencias de jurisdicción episcopal, sino también por la pertenencia a distintos soberanos. Se cuenta que en cierta ocasión libró el santo los campos riojanos de una plaga de insectos, y por eso le invocan los agricultores de manera especial contra la langosta. Murió alrededor del año 1044 y su cuerpo se venera en la iglesia de San Gregorio, en Sorlada, no lejos de Estella. A su muerta surgió la costumbre de “bendecir” los campos con agua pasada por la reliquia del santo, en forma de cabeza, en la que existe un orificio que la atraviesa y por el que se hacía pasar el agua “milagrosa”.

Documentos de pasados describen los medios usados para luchar contra los males atmosféricos y las plagas del campo. En los libros de cuentas de la Cofradía de los Herederos Propietarios, de la Villa de Bilbao, que gobernó vinos y chacolines en ella durante varios siglos, recogen pagos a los campaneros de las iglesias que entonces existían en la Villa, y como ejemplo valga el siguiente: “Manuel de Umaran, campanero de la Iglesia del señor San Nicolás recibe quince reales de vellón por tocar la campana a nube.” E igualmente hay testimonio de la traída de agua desde Navarra, como lo prueba un recibo: “En la Iglesia del Señor San Gregorio Ostiense, del Valle de Verrueza, Diócesis de Pamplona del Reyno de Navarra, a treinta días del mes de Abril del año de mil setecientos, y cinquenta y tres yo Don Joseph Yaniz, Capellán de la dicha Iglesia, di el agua pasada por las Reliquias de este Glorioso Santo a Francisco de Meñaca vecino del Lugar de Cuetto. Dio limosna para la fábrica quatro reales de vellón y para Misa otros quatro reales de vellón…”

Y aún podría añadir los conjuros usados contra seres más corpóreos que los demonios o las ocultas brujas: insectos, cocos y gusanillos destruyeron en más de una ocasión las viñas y se combatieron con rogativas y deprecaciones, amén de los conjuros, cuyo “tratamiento” alcanzaba a durar semanas y aún meses, ejecutados por varios clérigos y beneficiados, retribuidos y mantenidos por los ayuntamientos, mientras duraba el proceso de exterminio de los parásitos.

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La Interprofesional del Vino de España (OIVE) presenta esta guía de actividades online que el sector está poniendo en marcha para que los amantes del vino y los profesionales puedan disfrutar del vino desde casa.

Disfrutar del vino, siempre con moderación, es algo que se puede hacer en cualquier momento y lugar y no supone ningún problema que ahora tengamos que pasar más tiempo en nuestros hogares. En España, al igual que en otros países mediterráneos con la misma tradición, el vino se vincula a la gastronomía, la tradición y la cultura, y por supuesto a la socialización. Basándose en estos principios que definen el consumo moderado del vino en nuestro país, la Interprofesional del Vino de España (OIVE), ha querido compilar esta guía para disfrutar desde casa, teniendo en cuenta la especial situación en la que muchos de los amantes del vino se encuentran en sus

Las actividades rinden homenaje al vino, desde su dimensión cultural a la dimensión sensorial y emocional y ponen foco en cómo el vino es un aliado clave en momentos decisivos de nuestras vidas y también puede ayudarnos a evocar personas y momentos felices, incluso aunque por las circunstancias no puedan estar a nuestro lado estos días.


Tecnovino 1 compartir

Compartir impresiones sobre una buena copa de vino

Abrir esa botella especial y disfrutar de un vino y brindar telemáticamente con amigos.
Se puede compartir una foto del vino y por supuesto impresiones sobre el mismo.
Muchos winelovers están llenando las redes sociales de los vinos que están bebiendo durante la cuarentena.
Uno de los hashtags que se está utilizando estos días es #BrindoPorTuSalud.


Aprender más sobre el vino

Tecnovino 2 aprender

Aprovechar estos días para realizar formaciones es una manera muy útil de vencer al aburrimiento. Hay varios cursos online sobre vino disponibles de forma gratuita, a continuación algunos de ellos:

  • Cursos gratuitos de Rioja Wine Academy.
  • Plataforma de cursos gratuitos www.fun-mooc.frv que ofrece periódicamente cursos gratuitos de vinos (en francés e inglés) gestionados y tutorizados por prestigiosas universidades francesas, como Montpellier Sup-agro o Universidad de Bourgogne.Creative Signatures donde se da cursos online de ‘Iniciación a la cata’.
  • La plataforma Vinoselección  pone a disposición de cualquier interesado su curso de cata online, en distintos vídeos acompañados por un texto teórico.

Tecnovino 3 online

Catas en directo

Algunas bodegasdenominaciones de origen y portales están realizando catas a través de sus RRSS. Una iniciativa que permite conocer un poco más sobre nuestros vinos y pasar un buen rato aprendiendo de expertos. Entre otras muchas, destacan las siguientes: DO Jumilla |DO Jerez | Colectivo Decántalo |Meritxel Falgueras | Fernando Mora MW |


Cocina con vino 

Además de disfrutar de cocinar con una copa de vino al lado, también hay una Tecnovino 4 cocina con vinoinfinidad de recetas que contienen el vino como uno de sus principales ingredientes.

Es fácil encontrar video tutoriales en las redes sociales.
Asimismo, existen muchas webs y expertos chef que dan asesoramiento sobre el mejor maridaje para nuestras comidas, por ejemplo Recetasyvino.com


Conversaciones sobre vino

Tecnovino 5 conversaciones vino

Algunos profesionales y aficionados del vino están realizando directos para hablar sobre temas relacionados con vino, y compartir experiencias e impresiones.
Por ejemplo, en Instagram a través del hashtag #EnCasaConVino, profesionales como Amaya CerveraTelmo RodriguezAlvaro Ribalta o Josep Roca, hablarán sobre temas diversos como las variedades olvidadas, clasificaciones y DOP, la precisión del suelo, envejecimiento, etc.


Un libro y una copa de vino

Tecnovino 6 libro vino

Es momento de quedarse en casa y disfrutar de un buen libroacompañarlo con una copa de vino y disfrutarlo tranquilamente. ¿Y por qué no? aprovechar para leer algunas lectura recomendadas sobre vino:


Tecnovino 7 copa vino icono

#Vinollamadas, quedar con amigos y compartir ese momento con vino

Durante estos días de confinamiento, muchos son los que recurren a las videollamadas para compartir momentos con familiares y amigos, tal y como hacíamos con anterioridad.
Es una perfecta ocasión para quedar con ellos y hacer una #vinollamada si optamos por brindar también con una buena copa de vino.


Películas que maridan con vino

Mira documentalespelículas y series relacionadas con el mundo del vino. Aprendes y te entretienes al mismo tiempo.
Aquí hay algunas opciones y sus enlaces:

– El viñedo de Esteban Schroeder
– Un buen año
– ‘Bon appétit’
– Un paseo por las nubes
– Noche de vino y copas
– Sour Grapes, Netflix
– Chef’s Table, Netflix
– Our Blood is Wine
– Wine Guys
– El Bulli, historia de un sueño, Amazon Prime Video
– The Wine Van, Amazon Prime Video

 

FUENTE: TECNOVINO. Marzo 2020

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Recientemente la periodista Sandra Atucha ha publicado en DEIA una entrevistan al conocido personaje bilbaíno Enrique Thate, Vicepresidente de Slow Food Bizkaia-Bizkaia respecto a cómo lleva la cuarentena. Dada la personalidad del entrevistado, y por la mutua pertenencia a tal entidad, me satisface reproducir aquella en este blog.

 

Lo que peor lleva el hostelero Enrique Thate de esta situación es ver la villa sin vida y no poder abrazar a amigos y clientes. «Soy muy callejero», confiesa

Prefiere no pensar en las consecuencias que generará en la sociedad el coronavirus una vez que todo acabe. Hay que despertar cuanto antes de esta pesadilla, para lo que Enrique Thate confiesa estar rodeado de la mejor compañía: sus tres hijos y su mujer, Mamen. «Estoy disfrutando mucho de su compañía. Eso es lo que me llevo de esta situación».

¿Se ha puesto a dieta?

—¿A dieta? Lo dices para que no me ponga como una bola, ¿no? Pero si ahora voy a adelgazar.

¿Ah, sí?

—No ves que no pimplo cerveza. Ja, ja. Me voy a quedar en la mitad, verás.

El humor no lo pierde.

—No nos queda otra. Esto hay que pasarlo. Es duro, pienso en los sanitarios, todo lo que están pasando, en la gente mayor… Es una situación que jamás habíamos imaginado.

¿Cómo lleva el confinamiento?

—Bueno, lo llevo porque como tenemos la tienda abierta, todos los días salgo de casa. Pero el fin de semana toca aislarse.

¿Y cómo mata el tiempo?

—Hago un montón de cosas. Pinto, bailo zumba… Disfruto mucho de la compañía de mis hijos y de mi mujer.

Ya, ya. Hay algún vídeo en Facebook en el que lo da todo.

—(Risas). Ya sabes cómo soy. Hago el tonto porque me gusta que la gente que está conmigo se lo pase bien. Es importante disfrutar, incluso de este momento.

¿Y qué pinta?

—Dibujos abstractos. El otro día pinté un dibujo con el nombre de mis hijos, Ane, Jon e Ibone. Estudian fuera, pero ahora están en casa y es una tranquilidad enorme para todos.

¿Cantan?

—De todo. Y toco el piano. Jontxu toca la flauta, que, por cierto, lo hace muy bien.

Una familia de artistas.

—Somos una familia que no se aburre junta. Tenemos las dinámicas marcadas para que las horas del día no se hagan eternas. Y la verdad es que por el momento lo llevamos bien. También hago bici.

Se va a quedar en los huesos.

—Ja, ja. A ver, tanto no, es para bajar la tripita que ya tenía.

¿Qué es lo que peor lleva de esta situación anómala?

—A mí me gusta mucho la gente y lo que peor llevo es eso, no estar con los clientes, con los amigos… Pero todo pasará.

Jamás imaginábamos que algo así podía suceder.

—Esto es apocalíptico total. Y menos mal que, aunque siempre hay excepciones, la gente está siendo muy respetuosa y se está quedando en sus casas para frenar al virus.

¿Qué sensación le da cuando sale y ve la ciudad vacía?

—Uf, es una sensación muy rara. Es lo que hay que hacer, pero es tan triste. Los bares, las tiendas… todo está cerrado. Sin vida.

Es duro.

—Mucho. Y a mí que soy una persona muy de estar en la calle, con gente, me invade por el cuerpo una sensación de tristeza.

¡Venga Thate, arriba el ánimo!

—¡¡¡Vengaaa!!!! Sí, esto va a pasar. Por cierto…

Dígame.

—Qué mal lo tienen que estar pasando los que o las que tienen amante.

Hombre, fácil no tiene que ser.

—Todo el día en casa a ver cómo disimulan para que no les pillen.

Riámonos.

—Sí, que así lo llevaremos mejor.

 

Y concluyo la transcripción con el envío a Enrique de un cordial y amistoso saludo.

J.L.L.

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