Un sommelier francés paga por la botella de blanco más cara del mundo
La botella de vino más cara del mundo fue vendida el martes 26 de julio. El vino en cuestión fue un sauternes Chateu d’Yquem del año 1811 y ha sido vendida por el nada despreciable precio de 75.000 libras (unos 84.700 euros). ¿El afortunado que la degustará? El coleccionista francés Christian Vanneque, propietario de un restaurante en Indonesia, más concretamente en Bali. Muchos deseamos ser ahora su amigo íntimo, por si decide abrir la botella en uno de esos momentos de cofraternización. Aunque, según él mismo ha manifestado, no será hasta 2017 cuando el ‘oro’ líquido se sirva en una copa de su categoría.
Record Guinnes que posiciona en la cima de los vinos más caros al blanco Chateau d`Yquem. La empresa de Londres Antique Wine Company que ofreció esta botella asegura que la calidad de este ‘divino’ líquido elaborado hace más de 200 años “no tiene parangón” y la califica como la botella que mejor resumiría a los Chateau d`Yquem.
El sommelier Vanneque es propietario del restaurante Sunset Grill en Balim, que inaugurará en septiembre. Y ahora también dueño de la botella de vino blanco más cara del mundo. El adinerado restaurador ha manifestado su intención de que la botella se convierta en un “elemento central” para su nuevo restaurante.
Hay que decir que la empresa británica que sacó a la venta el blanco obtuvo un certificado de inspección elaborado directamente por Chateau d’Yquem. También fue examinado el envase de esta ‘joya’ vinícola y se comparó con copias en papel de las emitidas en aquella época por la prestigiosa bodega francesa.
Y todas las pruebas recabadas llegaban a la conclusión de que el vino era una muestra totalmente auténtica de blanco Chateau d`Yquem de principios del siglo XIX.
Los vinos de Chateau d`Yquem se caracterizan por su dulce aroma y concentración. Cuenta con una acidez relativamente alta que permite equilibrar su dulzura. Igualmente, otra peculiaridad que les caracteriza es su longevidad. En un buen año, una botella sólo comenzará a mostrar sus grandes cualidades después de una o dos décadas de bodega y con el cuidado necesario.