Advierto al lector que el titular no es mío, aunque lo hubiera podido enmascarar cambiando alguna palabra y diciendo lo mismo. Pero no he querido hacerlo y en honor a la verdad diré que el titular tiene algunos años y quien lo concibió por vez primera fue José Félix Azurmendi, periodista que lo fue hasta su “jubilación” en el pasado año, después de haber ejercido su labor profesional en prensa, radio y televisión, siendo tan conocido en el País Vasco, y sus amplios alrededores, que no necesita presentación. Su permanencia de casi diez años en Caracas, con frecuentes viajes por aquellas tierras, brindaron a Azurmendi alcanzar algunos conocimientos que más abajo se verán.
Hace unos días daba cuenta quien esto escribe, del concurso celebrada por Ardo Akademia Mendibile Jauregia, en su sede de Lejona, encaminado a la elección del mejor o mejores vinos posibles de casar con la Coca Cola, para elaborar los cóckteles conocidos por el popular nombre de Kalimotxo. Sabido es, o yo por lo menos así lo tengo aprendido, que tal combinado fue “necesariamente” inventado en las Fiestas del Puerto Viejo, de Algorta, en medio de la zozobra y acojono de los jóvenes que habían recibido la herencia de formar la comisión de fiestas de aquel año de 1975.
Hay un libro publicado en el que se relatan las circunstancias del origen de la bebida, así como los hechos que concurrieron en su creación. Además el libro se adorna con anécdotas de aquellas fiestas, y con la presencia en ella de algunos de los “famosos” locales. El libro está escrito y editado por ANTZARRAK, en agosto de 2001 (es la que manejo), y el título “El invento del kalimotxo y anécdotas de las Fiestas”.
A la publicación reciente de los resultados del concurso antes mencionado, en algún blog que he tenido ocasión de ver, se insiste en que no hubo tal “invento”, pues a la combinación de la “bebida de la chispa” con un tinto de origen Rioja, se le llamaba “Rioja Libre”, pero es lo malo que tienen las cosas cuando se les imponen limitaciones, que no son universales. Porque, si le ponen vino de Ribera del Duero ¿qué será? “Ribera Libre” o “Duero Libre”. Y si se utiliza el que resultó ganador en el repetido concurso de Ardo Akademia ¿qué nombre se le da? ¿Jumilla Libre? ¡Chungo, ¿no?!
Pero a los autores del kalimotxo no se les debió pasar esta cuestión por alto, pues en su libro se lee lo siguiente:
- “Esta mezcla no era ninguna novedad y que se llamaba ‘Rioja Libre’, aclarando que era una bebida muy minoritaria, solo de señoritos de Bilbao y particularmente de ‘agentes de cambios y bolsa’.
Pues bien, después de llegar al convencimiento de que el invento del kalimotxo pertenece a Algorta, como el champagne al fraile Dom Perignon y su abadía benedictina de Hautvillers, nos enteramos del escrito de José Félix Azurmendi, que en su versión abreviada, dice así:
“En esas fiestas del Puerto Viejo de Algorta -por cierto, ¿cuál es el nuevo?- como que una cuadrilla compró un vino infumable, y cuidado que el personal estaba acostumbrado a beber lo que fuera, que lo hizo bebible mediante su cruce con cocacola o similiares. Se atribuye a los Antzarrak la genialidad, se atribuye incluso (ver wikipedia) a dos de sus miembros, Kalimero y Motxo, la denominación.
- No quiero restarle méritos a nadie, que no sería la primera vez que los grandes inventos se hacen de forma simultánea en más de un lugar y por diferentes inventores -a los españoles les pasó algo así, si a ciertas explicaciones engrandecedoras de lo español hay que hacer caso, incluso en invenciones tan importantes como el submarino y la radio, creo recordar pero no me hagan mucho caso- pero acabo de enterarme que, al menos en Montevideo y al menos antes del 70 ya se le llamaba calimocho a la mezcla de vino barato con coca o pepsi.
- Gracias a mis amistades uruguayas me enteré el fin de semana pasado que en la casa de unos morochos (morenos) a la que una vieja empleada llevaba a la persona amiga se bebía el brebaje y lo llamaban calimocho, naturalmente, sin K. Pienso seguir con tan trascendental investigación, pero adelanto ya que el testimonio me merece toda credibilidad y que el recuerdo es imborrable, porque la persona en cuestión era entonces niña y tenía la bebida el sabor especialísimo de lo prohibido, de lo vetado: las primeras transgresiones no se olvidan nunca.
- Borges dijo, o dicen que dijo, que viene a ser lo mismo, porque Borges da para todo, que era la boina la única aportación vasca a la cultura universal. Luego pensamos que también el kalimotxo podía entrar en la lista, además del akelarre y el zulo, sobre todo lo pensamos cuando en la ceremonia de inauguración del campeonato mundial de rugby de París vi que una cuadrilla -serían del sudoeste- portaba una pancarta con algo así como kalimucho. Lo vi en Acapulco, y no es pedantería, que estaba trabajando, por lo que la impresión fue mucho mayor. Estaba la representante de TV5 explicando por qué era tan interesante que los mexicanos bajaran su señal -no es crítica, que yo había hecho poco antes lo mismo, aunque menos descarado- mientras pasaba de fondo y en directo la ceremonia de inauguración.
- Confieso que me emocionó nuestra capacidad de extender costumbres y que me sentí decepcionado luego cuando Andrea me contaba que la morocha que le cuidaba le daba calimocho, en pequeñas dosis eso sí, cuando le llevaba a casa de su familia, y que le encantaba y que era eso a finales de los sesenta… Sic transit gloria mundi, thus passes the glory of the world, fame is fleeting, Motxo eta Kalimero edo Kalimero ta Motxo.»