ESE EFECTO ADELANTARÍA LA MADURACIÓN Y, POR LO TANTO, LA VENDIMIA DE ESTA VARIEDAD
Grupo de trabajo en los invernaderos de gradiente térmico. De derecha a izquierda: Carolina Salazar Parra, Manuel Sanchez-Díaz, Fermín Morales, Iker Aranjuelo Michelena, Amadeo Urdiain y M. Fernanda Potentini.
Según la investigadora de la Universidad de Navarra Carolina Salazar, el cambio climático podría alterar la composición del vino tempranillo, la variedad más extendida en España.
Concretamente, la nueva doctora concluyó en su tesis doctoral que el incremento del dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera podría tener efectos positivos en la vid y contrarrestar los negativos: el aumento de temperatura y la sequía. El estudio podría aplicarse a otras especies de interés agrícola que también se vean afectadas por estas variaciones.
El trabajo se ha desarrollado en la Facultad de Ciencias gracias a una beca de la Asociación de Amigos. Ha consistido en examinar la influencia de factores asociados al cambio climático -como el CO2 elevado, la subida de la temperatura y estrés hídrico (menos agua disponible de la que la planta demanda)- sobre la fisiología de las hojas y la calidad de las uvas de la variedad tempranillo.
Entre los resultados obtenidos, Carolina Salazar destaca que la interacción entre el incremento de CO2 y una mayor temperatura y/o estrés hídrico acorta los tiempos de maduración de los frutos. “Además, la subida de la temperatura posiblemente afecte a la calidad de las bayas, ya que disminuye el contenido de ácido málico, que es un indicador de calidad y que podría influir en el pH del vino, es decir, en su acidez final”, añade.
Maduración de los racimos “antes de tiempo”
Entre otros efectos derivados del estrés hídrico, la especialista subraya que este podría provocar daños oxidativos en las plantas, lo que podría afectar al correcto funcionamiento de las hojas de vid.
En opinión de la especialista de la Universidad de Navarra, el futuro cambio climático podría alterar la calidad de las bayas de uva Tempranillo (Vitis vinifera), la fisiología (el funcionamiento) de la planta completa y, por tanto, el manejo agrícola, donde habría que tener en cuenta un posible acortamiento de los tiempos de maduración del racimo.
El análisis se llevó a cabo durante el proceso de maduración del racimo, en condiciones controladas gracias a los invernaderos de gradiente térmico del departamento de Biología Vegetal de la Universidad, “ya que permiten simular y combinar factores ambientales tal y como se darían en el medio natural”, explica Carolina Salazar.