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Archive for agosto 2016

Quizás no te habías dado cuenta, pero tu percepción del vino puede variar según la copa en la que lo tomas. Un recipiente de buena calidad y con la forma adecuada es esencial a la hora de que el vino exprese todas sus cualidades.

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No es lo mismo tomarse un vino en una copa de cristal de alta gama que hacerlo en un vaso de plástico, y lo sabes. Para darse cuenta no hace falta ser entendido, sino hacer una prueba sencilla, vertiendo el líquido en dos copas distintas, en dos recipientes diferentes. Verás que hasta el agua sabe de otra forma ¿O no eres de los que te has dicho alguna vez que tu refresco favorito te gusta de botella y no de bote o de pet? Con el vino, un elemento líquido cargado de aromas y sabores que apetece disfrutar, pasa igual, por lo que la copa cobra una especial importancia si a ti lo que te gusta no es solo beberte el vino, sino disfrutarlo a tope. Te damos algunas claves de uno de los mejores fabricantes de copas de cristal para vino y destilados del mundo, Riedel, a través de su portavoz en España, Jordi Segura:

  • Equilibrio. Una buena copa de cristal no puede ser cabezona, tiene que asentarse firme en la mesa.
  • Transparencia. El cristal tiene que ser neutro, no distorsionar colores que nos puede apetecer apreciar, sobre todo si bebemos rosados o vinos con años de crianza en botella.
  • La forma es lo más importante después del material, que preferiblemente ha de ser cristal, ya que según la silueta de la copa, se pueden concentrar unos aromas mejor que otros. Por ejemplo, copas estrechas, por lo general, no son buenas para meter la nariz y empezar a percibir fruta o especias.
  • Según sea la forma de la copa y sobre todo su parte superior, su abertura, ésta “lanzará” el vino a una parte u otra de la boca, y según sea esa zona “geográfica”, podrás percibir antes el dulce, el amargo, el salino… Una copa más estrecha, por ejemplo, lanza el vino a la punta de la lengua, estimulando la percepción dulce. Si es más ancha, el líquido va más atrás y excita otras zonas y papilas gustativas distintas.

La prueba

Efectivamente, todo esto hay que probarlo, para constatar que así ocurre, y lo hicimos con varios vinos de Abadía Retuerta y diferentes modelos no solo de Riedel, también copas de vidrio como las que se ven en algunas tabernas donde el vino no importa mucho. Probamos con un vino blanco, un cabernet sauvignon y otro tinto de syrah, y para cada uno de ellos la mayor parte eligió la misma copa, donde el vino sabía mejor. Jordi Segura afirma que este sistema de prueba, con consumidores, determina qué copa se sacará al mercado para un vino determinado (pinot noir, blanco con madera, oporto….) y que para Riedel, la fábrica austriaca, lo que importa es la técnica y no la estética, ya que su máxima es “El contenido determina la forma”.

Si te interesa disfrutar a tope de los vinos, hazte con una buena copa, con los criterios que te hemos contado, o con un juego de ellas, para apreciar lo mejor de tus botellas cuando las descorches.

 

FUENTE: SOBREMESA Revista del Vino y la Gastronomía.

Autor: Raquel Pardo. 26 de agosto de 2016

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Para el que no lo sepa, las commodities son productos producidos en masa por el hombre, y de los cuales hay ingentes cantidades en la naturaleza con poca diferencia-ción entre ellos como es por ejemplo, el maíz, la soja o el trigo.

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Es cierto que en España se produce más vino que en cualquier parte del Mundo, pero ello no debería ser motivo para que importadores, exportadores y distribuidores pretendan tratar al vino español como una commodity. El hecho de que los bodegueros españoles produzcan más de 52 millones de hectolitros de vino no es motivo suficiente para equipararlo con productos como la soja, el trigo, o el maíz sin diferenciación entre ellos.

En España podemos contabilizar más de 150 variedades de uva para vino, producidas en 17 comunidades autónomas diferentes, con procesos de vinificaciones dispares, y crianzas diferentes. En este sentido podemos afirmar que no existen dos vinos iguales, y por esta simple razón no se le debe tratar al vino español como una simple commodity, porque ello resulta injusto y despectivo. Resulta injusto escuchar por ejemplo que los vinos de uva mencia con crianza de 16 meses del Bierzo tengan un precio, y que otros vinos de uva tempranillo con crianza de 6 meses de Madrid tengan otro por existir unos baremos y se les trate como commodities,  palabra que proviene de la jerga económica-financiera para referirse a productos agrícolas con muy bajo nivel de diferenciación o especialización.

Los vinos españoles, desde el punto de vista de la distribución o de la exportación, no deberían ser injustamente tratados como commodities ya que los vinos producidos en las diferentes regiones son diferentes por el tipo de uva, el terruño, el clima, la maduración, la vinificación y el tiempo de su crianza. A día de hoy ya es tratado como commodity, el vino a granel, y el vino embotellado a bajo precio. En ese sentido corre especial peligro, a corto-medio plazo, el resto del sector vinícola.  Por estos motivos, y por ser el nivel de diferenciación, o de calidad de los vinos tan alto, no se debería permitir este mal trato que a día de hoy se le quiere dar al vino español.

Entendemos que existen opacos intereses de tratar al vino como una commodity, por la sencilla razón de que un bien con un alto nivel de diferenciación (como es el vino) pertenece a un mercado con altos márgenes de ganancias para el que lo produce, y un bien con bajo nivel de diferenciación encuentra márgenes de ganancias más exiguos (como es el mercado de las commodities).

Por este motivo en España se está tratando de transformar al vino en una commodity para que no haya una diferenciación especial ni márgenes especialmente amplios en su producción, encasillándolos de forma despectiva e injusta en determinados grupos, para lograr una más fácil venta y a un menor precio, a costa de su productor.

Si no somos capaces de parar esto, próximamente veremos al vino en alguno de estos grandes grupos de commodities, y se le tratará como un producto agrícola en el que no existe diferenciación entre sí, pero sí volumen en su conjunto:
Granos: Soja, Trigo, Maiz, Avena, Cebada.
Softs: Algodón, Jugo de Naranja, Café, Azúcar, Cacao.
Energías: Petróleo Crudo, Fuel Oil, Gas Natural, Etanol, Nafta.
Metales: Oro, Plata, Cobre, Platino, Aluminio, Paladio
Carnes: Ganado Bovino Vivo, Ganado Porcino Vivo, Manteca, Leche,
Financieros: Bonos de 30 años, Notas de 10 años, Eurodollar, Fed Funds a 30 días
Índices: Dow Jones, S&P500, Nasdaq100, Nikkei225, E-Mini Nasdaq
Monedas: Libra Esterlina, Euro, Peso Mexicano, Rand de Sudáfrica, Franco Suizo

En definitiva y para finalizar esta exposición, hemos de afirmar que si al vino español se le trata como a una commodity se le arrebata lo más importante su diversa calidad, y su especial diferenciación.

FUENTE: catadelvino.com

http://www.catadelvino.com/blog-cata-vino/por-que-al-vino-espanol-se-le-pretende-tratar-como-a-una-simple-commodity

 

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En la cadena productor, bodega y distribución muchas veces el consumidor desconoce el peso que cada elemento tiene en el precio final del vino.

 

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La distribución, el proceso mediante el cual se ponen en contacto productos y consumidores, está más vinculada al marketing que a cargar cajas.

Las decisiones en materia de distribución suelen estar en manos de la propia bodega, que determina cuál es el público objetivo de su producto y cuáles son los mejores canales para llegar a él aunque, en ocasiones, la entrada en determinados canales les obliga a perder su independencia.

Hasta hace poco tiempo los canales habituales eran únicamente dos, el HORECA (acrónimo de Hoteles, Restaurantes y Cafeterías/Catering) y el del Hogar, vinculado a la compra directa por parte del consumidor. Pero las nuevas tecnologías están cambiando las reglas de la distribución del vino: la venta on line, el crecimiento del enoturismo y las tiendas especializadas son los nuevos canales de distribución y, para muchos, el futuro de la venta de los vinos.

Con nuestro sumiller Javier Campo analizamos el precio y la distribución del vino en España.

¿Cuál es el proceso en el que se determina el PVP, el precio al consumidor de un vino?

No siempre lo marca la bodega. En muchas ocasiones y dependiendo del tipo de distribuidor, el precio es consensuado en un «tira y afloja» en el que hay muchos parámetros a tener en cuenta.

Por ejemplo: una bodega marca un precio de salida de una determinada referencia en base a unos costes, pero también al resto del mercado. Si el canal de distribución le interesa, bajará ese precio teniendo en cuenta el volumen de venta o el perfil del comprador final. Hay veces que se baja el precio de salida y otras, se sube.

¿Hay suficiente transparencia a la hora de conocer cómo, dónde y a qué precio se distribuyen los vinos de una bodega?

La transparencia no llega al consumidor final ya que desconoce el precio inicial y solo valora el precio final. Muchas veces, el precio del vino es un tanto «abstracto» y eso confunde al consumidor que hace sus «cuentas» sin tener en cuenta otros parámetros más allá del precio de la uva, de la etiqueta, la botella, el tapón, el packaging, etc.

Quien hace el vino, la singularidad o no del mismo, desde donde llega, el esfuerzo humano y económico dependiendo de la orografía, la coincidencia de producto en el mismo mercado, la bodega vecina, la extensión de la red comercial del distribuidor y su logística… Son muchas cosas las que marcan el precio y el consumidor final, no las ve siempre. Es cierto que muchas bodegas, son exitosas por su distribuidor, más que por su producto. Esto implica que se crea un «tandem» entre ambos y a la hora de pedalear, unas veces tira más el de delante y otras, el de detrás.

¿Cómo ha evolucionado la dependencia de las bodegas de la distribución en los últimos años y hacia dónde camina esta relación?

Para estar en el mercado del vino se necesita mucho más que el vino: campañas de marketing, logística, acciones comerciales… Excepto en el caso de las más grandes, que tienen su propia red e infraestructura comercial, la mayoría de las bodegas no cubren esas facetas de la venta del vino y precisan de la herramienta del distribuidor. La bodega decide si quiere o puede prescindir de los grandes distribuidores.

¿Es mejor vender menos o más? ¿A qué precio? ¿Estas vendiendo tu alma al diablo? ¿Haces vino para hacer feliz a la gente o para ganar dinero? ¿Ambas cosas? Estas y otras preguntas se las hacen las bodegas diariamente. Cada uno, contesta a las suyas y decide.

En los últimos años los cambios de hábitos de consumo también han modificado nuestros hábitos en la compra del vino, ¿qué impacto ha tenido la generalización de Internet y llegada de las redes sociales en este proceso?

Los precios en la red son muchas veces insultantes pero es que tampoco «buscamos» bien. Si un vino «X» cuesta en una web 20€ y en otra el mismo cuesta 30€ habría que ver por qué se elige el segundo. Los mínimos de compra y el plazo de entrega son elementos incluidos en el baremo de elección.

Podríamos escribir un libro sobre ésta respuesta pues, hay tiendas online especializadas en el vino que tienen un almacén real y otras que trabajan sobre pedido.

El tema de las redes sociales implica publicidad de los dos tipos, buena y mala. Es un cuchillo de doble filo.

Muchas bodegas han asumido un papel más activo en el contacto con sus consumidores, ¿vamos camino de prescindir de intermediarios o al menos en los mercados más próximos?

Eso es muy positivo. La bodega crea unas visitas para dar a conocer el producto. Enoturismo puro. Es muy bonito conocer de primera mano el vino que luego vas a compra y consumir.

Pero las distancias limitan el número de clientes y, hay que llegar a la distribuidora para abarcar más geografía de venta. Ni mucho menos se va a prescindir de los distribuidores.

Te pongo un ejemplo. Tienes un restaurante y en la carta hay 200 referencias. En algunos casos, comprarás a la bodega directamente, pero con seguridad, comprarás a uno o más distribuidores que tienen en su cartera 3000 productos. Te los traen todos a la vez y puedes comprar botellas sueltas, en lugar de un mínimo de cajas. No hace falta esperar la respuesta. Es obvia.

¿Crees que en un futuro las marcas tendrán más fuerza que la distribución del vino?

Pues esto depende del consumidor y su capacidad de elección. Hay un mínimo de dos tipos de consumidores. Hay quien le preguntas si quiere blanco o tinto y te contesta «lleno». Y hay quien, conoce y valora todo lo que hay detrás de una botella con una determinada marca o etiqueta. Éste último prefiere, beber menos y mejor.

En el proceso de internacionalización de las bodegas, ¿crees que sería necesario que las bodegas fueran unidas o que contaran con un buen mayorista?

Depende. Hay bodegas que necesitan una marca base, como por ejemplo una DO. Otras no. Unas quieren singularidad y otras quieren volumen. Cada vino es un mundo y cada bodega tiene sus propias circunstancias y objetivos. Desde luego es el consumidor final quien decide, pero los condicionantes, muchas veces, vienen marcados por un marchante de vinos, independientemente de su dimensión.

FUENTE: CARMEN FERNÁNDEZ. Vinetur. La revista on line del vino. 22 agosto 2016.

https://www.vinetur.com/2016082225133/que-parametros-que-no-ves-determinan-el-precio-de-un-vino.html

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Adopción de medidas destinadas a paliar los daños provocados en zonas de cultivo por el incendio forestal que se inició en La Palma el pasado 3 de agosto

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La consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Aguas del Gobierno de Canarias estudiará la adopción de medidas destinadas a paliar los daños provocados en zonas de cultivo por el incendio forestal que se inició en La Palma el pasado 3 de agosto.

Así lo anunció el consejero del área, Narvay Quintero, durante la reunión celebrada ayer martes en el Cabildo de La Palma para la coordinación y puesta en común de criterios de cara a la adopción de medidas tras el incendio.

En el encuentro, el consejero indicó que este «trágico» hecho ha demostrado la importancia del campo y del cuidado de las medianías en la prevención y extinción de incendios y manifestó el compromiso del Ejecutivo canario para ayudar a las corporaciones locales y agricultores afectados.

Con este fin se aprobó en el último Consejo de Gobierno una propuesta de acuerdo para la búsqueda de posibles vías de financiación dirigidas a mitigar los daños causados por este incidente.

Ayer, el viceconsejero de Sector primario, Abel Morales, y el director del ICCA, José Díaz-Flores, se trasladaron a la isla para reunirse con el consejero insular de Agricultura, Ganadería y Pesca, José Basilio Pérez, para conocer la repercusión del incendio en el sector primario palmero, cuyos efectos se están evaluando actualmente.

Por el momento se sabe que el viñedo es el principal cultivo afectado, pues hay vides quemadas y se analizan las consecuencias del calor, el humo y las cenizas en otras próximas. También se han visto afectados algunos árboles frutales y se han registrado daños en algunas bodegas.

Durante la visita, ambos representantes del Gobierno canario se desplazaron a El Paso, acompañados por el alcalde del municipio, Sergio Rodríguez, donde recorrieron explotaciones de vid en Las Manchas que han sufrido las consecuencias del incendio.

Según pudieron comprobar, el viñedo ha desempeñado un papel clave en su contención aunque ha sido el cultivo más afectado por este hecho, al que se suman las consecuencias de la meteorología atípica del último invierno.

logoDOLaPAlma-1Por la tarde se citaron con el presidente del Consejo Regulador de Vinos La Palma, Juan Crispo Perdomo, y su gerente, Eva Hernández, quienes solicitaron la colaboración del Gobierno de Canarias para compensar la merma de la producción derivadas de los cambios climatológicos y el incendio y evitar el posible abandono de las tierras de cultivo dañadas, su mayor temor.

En este sentido, Morales y Díaz-Flores se comprometieron a analizar qué medidas se pueden adoptar para ayudar a mitigar las pérdidas del subsector vitivinícola una vez se conozcan datos reales del impacto del incendio al finalizar la vendimia.

AYUDAS DEL POSEI.
Durante el encuentro, el viceconsejero recordó a los representantes de esta Denominación de Origen que este mes la Consejería publicó la convocatoria de ayudas del POSEI destinadas a la transformación y embotellado de vinos con Denominación de Origen Protegida (DOP) producidos en el archipiélago.

Estas ayudas también van destinadas a la mejora de la competitividad en la comercialización exterior de estas producciones, correspondientes a la ficha adicional para 2013 y dotadas con 590.000 euros, con las que el Ejecutivo liquidaba la cuantía pendiente de abono de la denominada ayuda de Estado para dicha campaña.

Además, la Consejería efectuó en julio el pago de 4,2 millones de euros correspondientes a las ayudas a la comercialización local de frutas y hortalizas y al mantenimiento del cultivo de vides destinadas a la producción de vinos con DOP también del POSEI adicional para esta misma campaña.

Morales destacó también que el Gobierno de Canarias aprobó el pasado mes de junio la incorporación de 4 millones de euros de fondos propios a la ficha adicional de este programa de ayudas, con lo que esta partida cuenta este año con un total de 9 millones.

Fuente: EUROPA PRESS. Vinetur. 19 de agosto de 2016

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LA SEGUNDA EDICIÓN DE LA CATA DEL BARRIO DE LA ESTACIÓN

SE CELEBRARÁ EN SEPTIEMBRE DE 2016

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Las siete bodegas de este enclave de Haro organizarán nuevamente el 17 de septiembre de 2016 una jornada festiva con protagonismo del vino y la gastronomía

 El Barrio de la Estación de Haro (La Rioja) acogerá el próximo 17 de septiembre la segunda edición de su fiesta, la Cata del Barrio de la Estación. Así, uno de los destinos enoturísticos más destacados del mundo celebrará por segundo año consecutivo una fiesta enológica única en España, organizada por siete de las bodegas más emblemáticas del mundo vinícola, concentradas en un mismo Barrio, cuna del vino de Rioja. Éstas son López de Heredia Viña Tondonia, CVNE, Bodegas Gómez Cruzado, La Rioja Alta S.A., Bodegas Bilbaínas,Bodegas Muga y Bodegas Roda.

El elemento diferencial de este emblemático Barrio respecto a otros destinos enoturísticos a nivel mundial es que cuenta con la mayor concentración de bodegas centenarias del mundo, ya que todas ellas se ubican en un espacio reducido, alrededor de la Estación del Tren de Haro, entre edificios de piedra y madera construidos en el siglo XIX.

El próximo día 17 de septiembre, sábado, es la única fecha del año donde el Barrio se cerrará al tráfico para poder pasear tranquilamente por sus calles y visitar en una misma jornada estas siete maravillosas bodegas, disfrutando de actividades relacionadas con el mundo del vino animación y música en directo, además de degustar sus afamados vinos, acompañados por la mejor gastronomía de la Rioja y conocer sus instalaciones, junto con la destacada arquitectura que las envuelve.

Para que todos los amantes del vino y la gastronomía puedan disfrutar de esta interesante jornada se pondrán a la venta paquetes de viajes desde las principales capitales españolas, que además de participar en este evento tan destacado, permitirán conocer los fantásticos paisajes vitícolas que rodean Haro y su comarca.

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Destino enoturístico mundial

Éste es un encuentro promovido por la Asociación para el Desarrollo Turístico del Barrio de la Estación (ADT), una agrupación integrada por las siete bodegas del Barrio de la Estación de Haro, que fue fundada con la finalidad de promover el desarrollo turístico de la zona mediante la realización de acciones conjuntas, que consoliden a este prestigioso lugar como uno de los principales destinos enoturísticos a nivel internacional.

El Barrio de la Estación de Haro es un espacio que nació en plena Revolución Industrial, alrededor de una de las primeras estaciones de ferrocarril de España, con el objetivo de aprovechar los avances del S.XIX y hacer llegar el vino a más lugares. Actualmente el Barrio está formado por López de Heredia Viña Tondonia, CVNE, Bodegas Gómez Cruzado, La Rioja Alta S.A., Bodegas Bilbaínas, Bodegas Muga y Bodegas Roda. Todas ellas, referentes mundiales y de la Denominación de Origen Calificada Rioja, han realizado grandes inversiones para el desarrollo del enoturismo y se pueden visitar durante todo el año, superando 2015 los 120.000 visitantes.

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ENOFESTIVAL, el festival de los millennials que quiere recuperar el consumo de vino en España

El enoFestival apuesta desde el 2012 por el relevo generacional en el sector del vino a través de la unión de las mejores bodegas y denominaciones de origen del país

Este año se cumplen cinco ediciones del Festival de Música y Vino, un proyecto nacido en 2012 con el propósito de recuperar el consumo de vino en España a través de la música y de la mano de las mejores bodegas y denominaciones de origen del país.

Es gracias a la valentía de estos bodegueros y profesionales que el enoFestival empieza, cinco años después, a recoger sus frutos y a ver como proyectos similares van apareciendo; aportando riqueza y diversidad a un sector muy necesitado de nuevas ideas para llegar a un público tan importante como difícil de conquistar.

Como informaba Vinetur la semana pasada a partir de datos del Wine Market Council (WMC), “el vino lleva ya años navegando entre nubarrones y tempestades. Primero, por la fuerte caída del consumo per cápita en casi la totalidad de los principales países productores –España es uno de los casos más dramáticos, con solo 17 litros por persona al año– y luego por la crisis económica que se desató en el 2007, y que golpeó duro a la industria. Pero frente a los datos de nuestro país aparecen luces como las de Estados Unidos y Reino Unido. Esa luz son los ‘millennials’, esos jóvenes que están hoy entre los 21 y 38 años, y que en Estados Unidos ya se han convertido en el segmento poblacional con mayor número de consumidores de vino”.

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“Los ‘millennials’ se han convertido en la ‘generación de la esperanza’ para el vino en dos mercados absolutamente estratégicos para esta bebida: Estados Unidos, principal consumidor mundial en términos de volumen bruto, y el Reino Unido, el país de referencia en lo que a tendencias se refiere”.

Los millennials son también el público al que se dirige el enoFestival, ofreciendo un proyecto gourmet donde el vino de las mejores bodegas se fusiona con la música y la gastronomía a través de diversas actividades que se suceden durante todo el día.

El enoFestival celebra cinco años el próximo 1 de octubre en el Teatro Goya de Madrid, con una salud que no era posible prever en 2012 y el mérito lo tienen las bodegas y los jóvenes que cada vez se entienden mejor y encuentran más complicidad entre ellos.

Bodegas y denominaciones de origen valientes como D.O. Ribeiro, Solaz, Freixenet, D.O. Catalunya, Torres, Vintae, Almazcara Majara, González Byass, Emina, San Millán, Iglup, Matarromera, García Carrión, Cuatro Rayas, Kopita, Campos Reales, Félix Callejo, Gïk, ginebra 987, Pago de Otazu y Pompita.

Y jóvenes curiosos y culturalmente activos como aquellos que se encargarán de poner la banda sonora a cada uno de los vinos participantes: Soleá Morente, Carmen Boza, Lorena Álvarez y su Banda Municipal, Joe Crepúsculo, Los Nastys, Trajano! y Luis Brea y El Miedo.

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Recojo del periódico LA NACION, Buenos Aires, Argentina, un artículo escrito por Evangelina Himitian, con fecha 19 del presente mes de agosto. Al margen de consideraciones personales de quienes están a favor o en contra de los vinos orgánicos, y más modernamente de los biodinámicos, el hecho real es que se van extendiendo por diversos países productores de vinos, que como sucede con Argentina, la calidad de ellos va en aumento, con notable reconocimiento en el difícil mercado internacional. Nada que ver con los que elaboraban hace unos años, no muchos, aunque para nuestra desgracia no llegan al mercado español para degustarlos convenientemente. Este es el artículo en su totalidad:

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Sting, Brad Pitt y Angelina Jolie o Francis Ford Cóppola tiene algo en común: su propio viñedo donde producen vino orgánico. Pero no son los únicos. En la Argentina, este tipo de producción convoca cada vez a más interesados, tanto para producir una bebida sin agrotóxicos ni agentes que alteren artificialmente el proceso de elaboración como para llenar su copa y disfrutarlo. Y entre los paladares más exigentes que se suman a la tendencia, están los millennials. [Nota: La Generación Millennials define a los nacidos entre 1981 y 1995, jóvenes  entre 20 y 35 años que se hicieron adultos con el cambio de milenio (en plena prosperidad económica antes de la crisis). Según el reporte de Tendencias Digitales Conecta tu marca con los millennials, actualmente en Latinoamérica un 30 % de la población es Millennial. Y según una proyección de la consultora Deloitte, en 2025, representarán el 75 % de la fuerza laboral del mundo.]

Del lado de los productores, Alejandro Bianchi, nieto de don Valentín, o Ernesto Catena, hijo menor de Nicolás Catena, entre otros, son algunos de los exponentes de esta nueva generación, «rebeldes con causa» -como dice Bianchi- que quisieron romper el molde de una fuerte tradición vitivinícola y se animaron a abrirle paso a otro sistema de producción que responda a los nuevos paradigmas.

El mercado orgánico de vinos resulta cada vez más interesante. Hoy, en el país se producen unos 8,5 millones de litros de vino orgánico, que equivale al uno por ciento de la producción nacional de vino. Las botellas se consiguen casi exclusivamente en vinotecas y restaurantes con una variada carta de vinos. Responden a la gama media y media alta: se pagan entre 75 pesos por botella y pueden llegar hasta los 2000 pesos. Pero el 98% de la producción se exporta, ya que en lugares como en Estados Unidos y sobre todo en países de Europa, estos vinos tienen una creciente demanda. Casi el 80% se vende a países de la Unión Europea. La certificación nacional tiene validez en esos destinos (por ley los vinos orgánicos tienen que estar certificados como tales) ya que responde a los más altos standares de calidad.

El crecimiento de este segmento se registra año a año. Ayer, abrió sus puertas la tercera edición de la Feria de Vinos Orgánicos en un lugar único, La Botica del Ángel, que por su arquitectura laberíntica recuerda a las plantaciones de muchas de estas bodegas. El edificio, en Luis Sáenz Peña 541, en Montserrat, es la casa y botica de Eduardo Bergara Leumann, hoy convertida en museo y repletas de obras de Soldi, Berni, Minujin, manuscritos de Borges y Sábato y objetos de Gardel. En las ediciones anteriores, participaron más de 1000 personas y se espera que este año la convocatoria sea aún mayor. Porque, tal como ocurre en el resto del mundo, esta tendencia que comenzó interesando sólo a los cultores de la vida sana, está atrayendo a los amantes del buen vino. Superados los primeros prejuicios que aparecieron en el mercado sobre los vinos orgánicos, esto es que no eran buenos o que no eran vinos de guarda, hoy hay más de 35 bodegas en el país dedicadas a la producción orgánica y otras 16, que hacen biodinamia, que es una versión más sofisticada aún: además de no usar agrotóxicos y respetar los procesos naturales de la tierra y del vino, aplica una cierta filosofía ancestral, tomando como guía el calendario lunar y las mareas para decidir cuando sembrar, cuándo regar y cuando cosechar, entre otras cosas.

vinos-2254589w640Bianchi produce los vinos Buenalma y en su finca, Dinamia, hay animales sueltos y otro perfil productivo. Fue uno de los primeros en certificar sus vinos como orgánicos en el sur de Mendoza y pioneros en la biodinámica. Recientemente, ganó un premio internacional. Alejandro sigue el calendario lunar a rajatablas y si tiene que levantarse a las 3 de la madrugada para regar, no va a dudar en hacerlo. Suele decir que a sus vinos los riega la luna. Algo similar sucede en la vida de Ernesto Catena, hijo menor de Nicolás Catena -del emporio Catena Zapata y heredero de uno de los apellidos más tradicionales de la vitivinicultura- que decidió abrirse camino propio y creó su propia bodega, Catena Vineyards, donde se producen exquisitos varietales procedentes de viñedos orgánicos. «Una finca con caminos anchos, bosques y plantaciones en forma de laberinto», recuerda este créateur de vins, como le gusta definirse.

Durante 15 años, Alejandro Bianchi trabajó como director de márketing en la empresa familiar, Bodegas Valentín Bianchi y en 2005, finalmente, se desvinculó. Su estilo de vida, la fuerte convicción de responder a una producción más sustentable con el medio ambiente y su visita durante varios años a distintas ferias internacionales -donde las bebidas naturales y orgánicas demostraban un gran potencial- definieron su futuro. Tansformó en San Rafael unas 25 hectáreas de su finca en viñedos de producción orgánica, sólo Malbec, y en 2009 presentó sus vinos en el mercado. En ese mismo año, la finca Dinamia es pionera en certificación biodinámica en Mendoza. Y dos años más tarde, en 2011, llega la primera botella de vino: Buenalma Rosé, de color tenue y brillante. «Los vinos orgánicos representan sólo el 1 % del total de la industria, pero su potencial es enorme. En Estados Unidos y Europa le prestan cada vez más atención. Los millennials siguen de cerca la evolución de los orgánicos y los biodinámicos. Los consumen, los prefieren. En Nueva York son una fuerte tendencia, y eso marca un camino de crecimiento».

Como suele suceder en estos casos, Bianchi reconoce que puertas adentro de la bodega familiar, los Bianchi no lograban entender porqué Alejandro se alejaba del rebaño. «Me miraaban como a la oveja negra del rebaño, que el Norte que estaba tomando no era el correcto, pero después de diez años se ven los frutos, y el crecimiento. Y esto recién empieza», augura Bianchi.

vinos-2254592w280Desde ayer y hasta mañana, los amantes del vino orgánico o quienes quieran conocer esta otra versión del vino, podrán recorrer la III Feria de Vinos Orgánicos, que tiene una entrada de 350 pesos. Además, copa en mano tener la posibilidad de probar y conocer la historia de esos viñedos amigables con el medio ambiente. Habrá espectáculos musicales, venta de otros productos orgánicos y un vineshop para comprar esas botellas que son difíciles de conseguir, ya que la mayoría tiene como destino la exportación.

«El vino orgánico no utiliza agroquímicos, utiliza un medio de producción amigable con el medio ambiente y con la vida y la salud de las personas, respetando los ciclos naturales y no basándose en la utilización de insumos para la producción sino en los procesos, entendiendo cuáles son las características de los ecosistemas para regularlos, sin utilizar sustancias de síntesis química ni organismo genéticamente modificados. Cuidando la fertilidad del suelo. Esos son los principios de la producción orgánica», explica Juan Pino, licenciado en Ciencias Ambientales y docente de la Universidad del Salvador, que junto con el periodista gastronómico, Francisco Barreiro, organizó la feria.

La pregunta es obligada. ¿En el paladar se siente la diferencia? Pino explica que a la primera prueba no, como podría ocurrir con otro tipo de alimento orgánico, como la verdura, por ejemplo. «La diferencia radica en que el vino orgánico representa mejor lo que es la uva en toda su naturalidad», asegura. Hacer vinos de terroir, que representen las particularidades de su tierra, de su clima, de su gente, es una tendencia a nivel mundial. Y allí es donde se inscriben los vinos orgánicos. «Un vino representa un paréntesis de tiempo en un determinado lugar. Requiere un tiempo de elaboración y proceso y refleja esa tierra y ese tiempo. Al no usar agrotóxicos o agentes modificados, se logra una bebida que expresa su tierra. Esa es la diferencia», detalla.

La mejor explicación quizás sea que la diferencia no la siente el paladar sino el cuerpo. Justamente, al no tener sulfitos agregados, después de tomar una o dos copas no se sentirá esa sensación de pesadez que suele aparecer post vino. El cuerpo lo siente distinto e incluso si se tomó de más, no se experimentará resaca. El sulfito es un agregado que se le hace al vino para regular la fermentación, que es lo que después lo va a conservar. «El vino de por sí ya tiene esa sustancia, pero se le agregan para acelerar el proceso. En los vinos orgánicos, no se utilizan sulfitos, por eso, el productor tiene que jugar con lo que la tierra le da para llevar el vino a su punto. Tiene que conocer muy bien su tierra. Por eso se dice que este vino refleja muy bien lo que da (y lo que no) la tierra.»

Los vinos biodinámicos, además de ser orgánicos tienen una filosofía ancestral. Para la producción, se basan en los ciclos de los astros. Se sabe que los ciclos lunares afectan a los organismos vivos, sobre todo a los fluidos, que es lo que ocurre con la uva. Además, cuenta Pino, se utilizan preparados biodinámicos en un determinado momento del un calendario lunar para cuidar la producción. «Son preparados con componentes del lugar, que están tabulados y sirven para darle energía y cuidar a la tierra», explica.

Existe una anécdota de una bodega grande en Mendoza, que tenía una parcela de vinos biodinámicos, a modo de experimentación. Utilizaban un preparado que era un cuerno de vaca, con abono, bosta y flores del arroyo, enterrado en un determinado momento del ciclo lunar, en un lugar específico del viñedo. El dueño pensó que era «cosa de mandinga», creencias de campo. Pero después resultó que ese viñedo no tenía hormigas, que eran una plaga en el resto del viñedo. Los ingenieros agrónomos se preguntaban, cómo podía ser ser que estaban gastando fortunas en agroquímicos en los demás viñedos. Finalmente descubrieron que había una encima del arroyo que combatía las hormigas. «Todo lo biodinámico tiene una filosofía que puede parecer cuestión de fe pero finalmente tiene un sustento científico», asegura Pino.

La mayoría de los que empezaron a producir vinos orgánicos eran bodegas que reconvertieron sus procesos. En algunos casos, a modo experimental y amigable con el medio ambiente. Pero en otros, fue una necesidad, que resultó en un gran hallazgo: Es el caso de Chakana, una bodega de Agrello, a la que la tierra no le estaba dando buenos vinos. El dueño contrató expertos y le dijeron que el suelo de su hacienda estaba muerto. Que tenía que recuperarlo y le recomendaron hacer biodinamia. Empezó a producir bajo estándares orgánicos y biodinámicos y él terminó transformándose. Hoy su viñedo se llenó de vida.

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1929320-organicos-y-biodinamicos-los-nuevos-vinos-que-conquistan-a-los-millennials

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Hace más de cuarenta años que me dedico con intensidad y placer, al conocimiento y degustación de vinos de todo el mundo, y menciono el ámbito con sencillez y sin fantasía, que podría parecer exagerada y fuera de lugar. Nada de eso. He procurado mantener con el vino una relación ilustrada e intelectual, más de amigo que de simple bebida, y a partir de este principio gozar de su placentera compañía, a la que siempre he tratado de añadir la de amigos y aficionados que, movidos por gustos comunes, han participado en la afinidad enológica.

Para alcanzar un razonable saber en torno al vino, he completado un largo aprendizaje visitando bodegas de las zonas productoras, de España, y fuera de ella, recorriendo viñedos de aquí y allá, escuchando a enólogos, productores, propietarios de viñas,comerciantes del vino, así como asistiendo a eventos feriales,  presentaciones y degustaciones, y dejándome aconsejar, a veces sin  éxito, de restauradores, “bareros”, taberneros, consumidores, etc. etc. De todos he aprendido algo y me ha servido para conoce más y mejor a mi buen amigo el vino.

Y entre los principales medios de estudio y conocimiento, libros y revistas que a lo largo de los “forrenta” años, que diría Forges, han sumado miles y miles de páginas que han servido para entretener esperas y viajes en diferentes medios, como lectura de cabecera en hoteles durante mis viajes de trabajo, y en otras muchas circunstancias. Lástima que la publicación de libros de vinos y sobre vinos esté en horas muy bajas, por decirlo suavemente; la de revistas especializadas dedicadas a la difusión del conocimiento  del vino, sea un recuerdo cuasi histórico, con la excepción de algunas que sobreviven; y la casi desaparición de las guías de vinos, de las que algunas (pocas) aún se publican.

No puede extrañar que en un país como el nuestro, con un acelerado descenso en el consumo de vino, con bebida alternativa de calidad como la cerveza, y un estado creciente de papanatismo anímico, de las “gentes” que lo pueblan les ha dejado de ¿gustar? el vino a favor de otras bebidas deleznables, llevados de la mano, en ocasiones, de los propios gobernantes y gobernantas, con criterios ajenos al interés general.

Los “puristas” rechazan el vino porque un litro del mismo contiene entre el 12 y 15% de alcohol obtenidos de forma natural por fermentación de los azúcares de la uva, pero poco dicen de las bebidas “refrescantes” en las que en igual volumen se incluyen 106 gramos de azúcar añadida al agua y otros elementos que componen las tales. Y aquí incluyo a tantas bebidas isotónicas y similares, consumidas con fruición por practicantes de deportes, usuarios de gimnasios, y otros, muchos de los cuales consideran perjudicial la ingesta del vino. Y mi pregunta es sencilla: ¿alguien se tomaría un café y/o un descafeinado solo, cortado o con leche, con la adición de algo más de doce sobres de azúcar con 8 gr cada uno? No es cuestión de contraponer argumentos, pero lo cierto es que el vino carga con perjuicios y prejuicios que le son ajenos.

Y qué decir de esos vinos que llegan de Italia, falsamente elaborados como tales, a los que no deseo nombrar, que se llegan a elaborar con adición de alcohol al mosto y “manguerazo” de CO2, que solamente por el precio al que se vende deberían causar alarma. Y en escala semejante están los “frizzante”, otra muestra de la inventiva de la industria vinícola italiana, cuya gama baja es de ínfima calidad. Y dejaré en paz a los “moscatos”, pero sean “frizzantes” o no, son cada vez peores. Y no me vengan con historias de que como tienen poco alcohol, son menos agresivos. ¡A ver si nos enteramos! Un vino no lo es si no alcanza un volumen de alcohol del 9%. ¿Lo tienen? ¿no? ¡Pues no son vinos! Los amantes de las «novedades ítalas» les anuncio que en breve podrán disfrutar de otro elemento de baja y mala calidad: el «prosecco», vino blanco espumante que ya aparece en los hiper y supermercados. Sería algo así como el vino espumoso italiano, pero muy lejos del cava español y, por supuesto, del champán. Hay «proseccos» de calidad media aceptable, pero, una vez más, nos mandarán lo más corriente y barato.

Con todo lo cual, no es extraño que entre la falta de conocimiento que, en líneas generales, nos distingue a los españoles en materia de vinos; la falta de interés por la información sobre el mismo; la desidia del “mundo del vino” por enseñar; el desinterés de las Administraciones Central y Autonómicas por poner un poco de orden y fomentar “cultura enológica” desterrando el “botellón”, vayamos perdiendo interés por el vino y su consumo, sin que el horizonte ofrezca algún cambio a la situación.

Y para más “inri”, a nuestros bodegueros no les queda más remedio que vender en los mercados mundiales los excedentes del vino. Eso sí, con mucho triunfalismo y mucha alharaca en los medios de comunicación, que nos muestran lo lucho y bien que vendemos el vino a los chinos. A unos señores que nos venden a nosotros de todos, y que su consumo de vino está cubierto por su propia producción. ¿O no?

Lo triste de esto es que la exportación de vinos españoles, sea embotellado o a granel, apenas se hace por encima de 1 euro el litro.

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LA VANGUARDIA DE LAS BODEGAS ESPAÑOLAS RECLAMAN QUE SE COMPLETE LA FIGURA DE LA PIRÁMIDE DE CALIDAD DEL VINO. LAS D.O. TAL COMO ESTAN CONCEBIDAS  SON DEMASIADO GENÉRICAS Y DEMASIADO GRANDES. SE BUSCA RESALTAR LA SINGULARIDAD DEL ENTORNO PRÓXIMO DEL MUNICIPIO, DEL PARA O DE LA FINCA. PRIORATO MOSTRÓ EL CAMNO, PENEDÉS SIGUE LA SENDA Y HASTA  Y HASTA EL CAVA HA APROBADO UNA NORMA EN LA MISMA LÍNEA. RIOJA CAMBIA EL CRITERIO Y AHORA VE NECESARIO AVANZAR EN EL MISMO SENTIDO. OTROS NI SE LO PLANTEAN PERO LA PALABRA DE MODA ES ZONIFICACIÓN.

 

En los mapas de los antiguos exploradores había grandes áreas de terra incognita, regiones inexploradas por los colonizadores, por más que fueran bien conocidas por los nativos. Enviados por las potencias coloniales, los Livingstone y compañía se adentraban en ellas con un esquema en el que. en el mejor de los casos, se señalaba el perfil poco definido de los grandes ríos y los montes más destacados. Su primera tarea era dibujar el mapa con mayor detalle y luego, aunque esa es otra historia, explotar sin pudor territorios y nativos para aprovechar esquilmar hasta la última brizna de sus recursos.

La situación del mapa vinícola español es comparable. Grandes comarcas definidas como denominación de origen, con áreas diferenciadas en su interior pero sólo conocidas y mal explotadas por los propios del lugar, por las bodegas que compran uvas o vinos. Esos sí discriminan las cualidades de cada una de ellas; conocen el mapa, pero no lo dan a conocer y con el tiempo quedan en el olvido, a veces se diría que de forma deliberada.

No faltan ejemplos. desde los legendarios pagos de la zona de producción de Jerez hasta las viejas viñas descubiertas por los nuevos exploradores, llámense Palacios, Sisseck. Eguren, López de Lacalle y (por fortuna) bastantes otros. Sin embargo. como si una nueva inquisición se empeñase en demostrar que la tierra es plana, esos innovadores no han tenido el camino fácil. Se diría que los poderes más o menos fácticos preferían la terro incognita por delante del conocimiento. Pero algo parece que se mueve.

denominaciones_origen_vinos_spain¿Cambiar Rioja?                                                                      

El pasado 30 de mayo se celebró en Logroño una nueva edición de la Jornada Diam, un mini congreso organizado por la editora de La Prensa del Rioja y patrocinado por la fábrica de tapones que le da nombre. En esta ocasión el tema principal de la jornada fue la zonificación de la DOC Rioja. la creación dentro de la más famosa de las zonas productoras de vinos tranquilos española de lo que en los medios normativos de la Unión Europea se denominan entidades geográficos menores. El moderador de las dos mesas redondas dedicadas a ese tema llamó la atención sobre el inmovilismo al afirmar que «aquí se mira hacia Francia pero poco; se emula el esquema de las denominaciones de origen francesas pero no se completa la pirámide». Tal afirmación ya no vale: estaba aparentemente superada por los hechos; ante la sorpresa de muchos, todos los participante,  incluso los que en teoría representaban las esencias inamovibles de la zona, estuvieron de acuerdo en la necesidad de cambiar el esquema actual. Falta definir el alcance del cambio.Y constatar que no se trata de una ínima concesión para que todo siga atado y bien atado.

El primer problema planteado es el alcance de la modificación, si se trata de hacer una nueva zonificación demarcando nuevas subzonas más pequeñas que las res actuales, llegar a la indicación de municipio, a la de paraje, o a la de finca de un único propietario, Como si fueran incompatibles o tal vez por las dificultades burocráticas que podría acarrear..

Lo importante, de momento, es que se plantee la necesidad de evolucionar. Y el cambio radical en la actitud. En las primeras semanas de 2015, pocas semanas después de que Juan Carlos López de Lacalle anunciara su salida de la DOC Rioja, la tesis imperante en los estamentos de la zona era, literalmente, «no tocar lo que funciona», SI Rloja funciona porque vende muchas botellas. aunque sea en gran superficie y a precio ínfimo. pues no se cambia. «La esencia de Rioja”, se dijo también,  lo que ha hecho grande el nombre de Rioja. es la mezcla de vinos de Rioja Alta, Rioja Alavesa y Rioja Baja». Se olvidaban de las marcas históricas iniciadas con «Viña….» (Tondonla, Poma!. Real, Albina…), que hacían referencia a sus terruños de origen.

Todo suena a discursos sobre el sexo de los ángeles con el turco a las puertas de Constantinopla. O a desviar las propuestas hacia una comisión que las discuta mucho y al pleno soberano. que las rechace. Como dijo a este cronista un presidente del Consejo Regulador. Hay al menos dos alternativas. presentadas por otras tantas asociaciones de bodegas. Provir. que agrupa a pequeñas empresas familiares. Y Grupo Rioja la gran patronal de la zona.

Priorato pionero

Otro argumento recurrente es el consumidor despistado. como si hubieran pensado alguna vez en la formación de los consumidores. Se dice que la creación de diferentes niveles de calidad o de indicación geográfica despistarían al consumidor. Excusas. Si se mira a Francia, en teoría el modelo a seguir, el mapa vinícola del país vecino señala 14 regiones vinícolas bien definidas, con 264 denominaciones de origen, más del triple que España con menor superficie de viñedo. Muchas de esas denominaciones de origen cuentan a su vez con subzonas o con indicaciones peculiares.

Por citar, sólo en Burdeos hay 57 denominaciones de origen (AOC) varias categorías de vinos (gran cru, premier cru, deuxieme cru). En Borgoña podría parecer más sencillo, con únicamente cinco denominaciones de origen. pero hay 33 grand cru, 562 premier cru, 44 indicaciones de vinos de pueblo (villages) y 23 de vinos regionales.

 Ese sí ha sido el modelo de la DOC Priorato, que forma con Rioja la dupla de las únicas denominaciones de origen calificadas españolas. La zona catalana fue pionera en completar el mapa; en perfilar la famosa pirámide hasta sus más elevadas consecuencias. En 2000 alcanzó la categoría máxima de denominaciones de origen. la calificada, y nueve años más tarde cerró el mapa de los vi de vila, que no sigue exactamente los limites municipales sino que responde a criterios naturales. en el que se contemplan doce subzonas: Bellmunt del Priorat, El Lloar, Gratallops, La Morera del Montsant, La Vllella Alta, La Vilella Baja, Le Solanes de Scala Dei, Masos de Falset, Poboleda, Porrera, Scala Dei y Torroja del Montsant.

En la zona alta, la de las entidades geográficas más reducidas. están los vi de finca qualificada, indicación equivalente a la de las denominaciones de origen de pago, pero con la salvedad de que en Cataluña están bajo el control de los organismos de las denominaciones de origen en las que sesitúan. Hay dos en el Priorato: el primero fue Clos Mogador, calificado como tal a finales de 2006, y Mas de la Rosa de Celler Vall Llach. que siguió su camino en octubre de 2013. 

Zonificación del Penedés

Poco antes. en febrero de 2013, se materializaba el mismo reconocimiento como vi de finca a Jean León, la cinematográfica bodega de la DO Penedés integrada en el grupo Miguel Torres. En ese tiempo la DO Penedés acababa de nombrar presidente a Josep Maria Albet, uno de los pioneros del vino ecológico en España. Albet afrontó sin dilación la renovación de la DO Penedés. Una vez que se clarificó su panorama con la creación de la DO Catalunya, que, aunque se vista de seda no deja de ser un remedo de los vinos de la tierra de otras regiones, y con la separación clara de los viñedos que vierten su producción a la DO Cava, la tarea era definir de nuevo a la DO Penedés.

Las vías principales fueron dos. La primera. iniciar el camino para convertirla en la primera denominación de origen cien por cien ecológica del mundo. La segunda, afrontar la zonificación. A partir de un estudio de suelos, se ha dibujado un mapa que distingue siete subzonas: Garraf-Ordai, Marina del Garraf, Cinda del Anoia, Conca del Foix, Vall del Bitlles-Anoia, Costers Montmell y Montaña+500.Para optar a incluir el nombre de la subzona en el etiquetado se incluyen criterios de origen, y también cualitativos, que deben superar una calificación mínima en función, de la calidad y de la tipicidad varietal.

Los cambios todavía no se han plasmado oficialmente en la norma de la DO Penedés, pero están empezando a aplicar algunos de ellos. El más evidente es el lanzamiento de los classic penedés, vinos espumosos elaborados por el método tradicional que por distintas circunstancias obligadas (como la inclusión de variedades de uva no autorizadas) o voluntarias no están dentro de la DO Cava.

Classic Penedés no se ha planteado como un enfrentamiento con la DO Cava y los responsables de la DO Penedés y de las bodegas ponen buen cuidado en remarcarlo. Sin embargo, en la práctica, es una de as alternativas que se ofrecen a elaboradores que no se sienten cómodos en la DO Cava. Una vía de salidas, que no la única (ya tomó la puerta una bodega tan emblemática como Raventós y Blanc), para los produtores más inquietos.

Cava de paraje calificado

Tal vez para detener esa posible sangría de bodegas significativas, la DO Cava ha tomado la iniciativa de aprovechar las posibilidades que le da la Ley del Vino todavía vigente para establecer una categoría premium dentro del cava. Al contrario de lo que suele ocurrir, el cava de paraje calificado ha tenido una gestación fulgurante.

En 2013 Pedro Bonet accedió a la presidenca del Consejo Regulador de la DO Cava y anunció la modificación del reglamento para dar cabida a la aspiración de algunos de los elaboradores. en 2015, el pleno del Consejo Regulador aprobó el cambio, introducido por la vía de la modificación del pliego de condiciones de su Reglamento. En mayo de 2016 el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente ratificaba este cambio, el trámite final para que sea efectivo. El nuevo tipo de cava diferencia el espumoso procedente de un «área menor homologada especialmente como extraordinaria y singular por sus condiciones edáficas y climatológicas». Va directamente al vino de pago y se salta posibilidades intermedias, como la zonificación, que parecía adecuada para una  denominación de origen dispersa en zonas tan distintas y distantes como La Rioja, Álava, Navarra, Cariñena, Requena o Almendralejo, además de buena parte de las zonas vitícolas de Cataluña. Los responsables de la D.O. Cava han rechazado de plano esa posibilidad. El argumento expuesto por el presidente de la DO Cava, deberá sonar a ya conocido,  «desde el Consejo no somos partidarios de zonificar porque el cava es un vino singular, hecho por el ensamblaje de distintos vinos de procedencia diferente y no todos de la misma viña, no es la filosofía de un château sino exactamente igual que la del champán. Sería ir contra la esencia del método, lo que no significa que se puedan distinguir cavas de pago diferenciados por la zona de la que proceden.

Como parece que quiere demostrar Rioja, nada es inamovible. Priorato, Cava, Penedés de forma inminente y la propia Rioja, en fase de primeros pasos, empiezan a cubrir los vacíos en el mapa. Es de suponer que cundirá el ejemplo. En Vinos de Madrid se culminó un completo estudio de suelos que se utiliza para información de los viticultores y no parece que vaya a ser aplicado en una eventual zonificación. Y parece que no hay novedad en otras zonas de prestigio como Ribera del Duero, inmersa en la modificación de su reglamento, en la que parecen poner más atención en la inclusión de vinos blancos, que en volver a abrir la caja de Pandora del estudio de suelos que fue convenientemente archivado hace años.

FUENTE:

PLANETA VINO. nº.: 68. Agosto/Septiembre. 2016. Autor: Andrés Proensa.

 

 

 

 

 

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Vivieron una época de ostracismo, arrinconados en las cartas y vinculados a postres o pastelería. Hoy los vinos dulces están más en boga que nunca, y los críticos han comenzado a ponderar su lozanía y temperamento.

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El vino dulce vuelve a estar de moda. El final del siglo XX fue la época de oro de los blancos y tintos secos, austeros y democráticos; hasta entonces lo meloso triunfaba. El aura de leyenda que tienen estos vinos como aristocráticas bebidas “nobles” los mantuvo en el primer plano hasta después de la Belle Époque, cuando fueron arrinconados en los estantes de las pastelerías y en la sección de postres y licores de las cartas. Pero las cosas están cambiando y los nuevos dulces, más lozanos y frescos, aportan una visión distinta y muy actual. Los amantes de los vinos con carácter deberían prestarles atención.

Reescribir la historia.- El champagne brut fue, hasta después de la Segunda Guerra Mundial, una bebida local de campesinos. Las botellas de los cuadros de Toulouse-Lautrec andaban por los 100 gramos de azúcar, más cerca de los Pedro Ximénez que de los espumosos que bebemos hoy.

Por la Cataluña de Gaudí y el art-déco corrían ríos de Alella semidulce y los menús de fiesta de los grandes hoteles tenían como estrellas al Chateau d’Yquem de Sauternes (Burdeos), los Vendimias Tardías de Rin alemán y el Tokaji húngaro, maridados con los platos de la densa cocina francesa de la época. Las clases populares tenían que conformarse con los dorados riojas que se vendían como “Cepa Sauternes” y que eran sus imitaciones locales.

Dos guerras mundiales convulsionaron el planeta y, a la vuelta, los gustos se simplificaron. La “Gran Sociedad” de los años 60, 70 y 80 trajo el ascenso social de unas clases medias que preferían vinos más secos y directos: fruta y roble limpios para almuerzos urbanos. Discretamente, los nuevos supermercados fueron apilando las escasas botellas de dulces en las secciones de licores, vermut y demás vinos raros y viejunos.

Pero la apertura internacional que vino con la prosperidad de fin de siglo trajo una visión idealizada de los dulces de otras tierras. No era el momento aún de reivindicar nuestros modelos históricos; lo que nos fascinó entonces fue el encanto importado de los grands crus de Sauternes-Barsac, las Vendimias Tardías de Alsacia, los TBA y los Eiswein alemanes, los Vinsanto italianos, el Oporto Vintage y el Tokaji húngaro, renacido tras la caída del Muro de Berlín y el fin de la colectivización soviética. Todo un mundo para iniciados, ajeno a la sabida trilogía de blanco-rosado-tinto y lleno de sensaciones sofisticadas y únicas. Con su descubrimiento nacieron y evolucionaron nuevos estilos dulces en nuestro país.

Los de antes y los de ahora

Los enólogos españoles se han inspirado en estos modelos, usando las variedades de uva locales si se muestran apropiadas o incorporando las originales de estos estilos –riesling, sauvignon blanc, gewürztraminer– y sus métodos de elaboración, sin olvidar el hongo “noble” –la botritys cinerea– difícil de manejar porque es el mismo que pudre las uvas y arruina las cosechas, pero que resulta ser la seña de identidad del gran blanco dulce europeo. Los vinos así elaborados mantienen una relativa palidez, mucho carácter frutal y una acidez vibrante que equilibra y matiza su melosidad.

Nuestras tradiciones son otras: dulces corpulentos, oscuros, de alto grado y larguísima crianza, nacidos de uvas asoleadas sobre esparto en el duro verano andaluz hasta volverlas pasas, o enranciados en damajuanas de cristal expuestas a la intemperie de la meseta castellana durante varias temporadas, o con la fermentación “apagada” con alcohol para conservar el intenso dulzor que define a los mistelas del Mediterráneo. Unos vinos únicos, magníficos, hechos con moscatel, malvasía, monastrell, garnacha o Pedro Ximénez y métodos que pueden datar de tiempos de los fenicios o del Imperio Romano, pero menos resultones para el paladar del consumidor medio y, por ello, más difíciles de homologar en el mercado internacional.

Los nuevos dulces españoles forman un movimiento poco homogéneo, pero con rasgos comunes. Es una escuela “transversal” que adora recrear, en clave actual, los modelos clásicos ajenos pero también los propios como el antiguo sack canario y los mistelas del Mediterráneo. Menos oxidativos que sus antepasados, más frutales, han bajado de dulzor y ganado acidez fresca y jugosidad. Digamos que están más cerca de la barra del gastrobar que de la merienda de la abuela y son buenos amigos de las cocinas exóticas, el foie, los postres lácteos y los quesos azules.

Blancos culturales

El pistoletazo lo dio Felipe Gutiérrez de la Vega al retomar el antiguo viñedo familiar de Moscatel Romano en Jávea (Alicante). En 1987 nace la serie Casta Diva, unos blancos muy culturales dedicados a la ópera, que incluye un Cosecha Dorada seco y un Cosecha Miel fermentado en roble francés y elaborado con vendimias sobremaduras. Un moscatel de enorme ambición en una botella transparente que lo ubica antes en Burdeos que entre los mistelas de Alicante. La aventura continúa en manos de la segunda generación y con lanzamientos como un Reserva Real 2002 que es el Cosecha Miel con ¡108 meses de roble!

El ejemplo de la moscatel mediterránea llevó a los viticultores del interior a plantearse un trabajo equivalente con la variedad de grano menudo, relativamente abundante en las mesetas y en zonas del Ebro como Aragón y Navarra. En 1994 Javier Ochoa comercializa el suyo con una sobria etiqueta que reza “Vendimia Tardía”. Varios años experimentando en la Estación Vitivinícola Experimental (EVENA) le habían convencido de cosecharla sobremadura para un blanco de corte centroeuropeo, fermentado en virgen, sin “apagado” de alcohol ni paso por madera. Su buena acidez permite un equilibrio acidulce perfumado de frutas tropicales y rosas que inauguró una raza de aromáticos moscateles de vendimia tardía que no existieron antes de los años 90 y que no se circunscriben ya a Navarra.

Protagonista, el monte

Por entonces, Telmo Rodríguez se instala en las montañas de la Axarquía, en Málaga, antigua tierra productora de dulces milagrosos casi olvidados y apenas de subsistencia a finales del siglo XX. En 1998 aparece “Molino Real”, bautizado como “Mountain Wine”, etiqueta de los vinos de la zona en la Inglaterra del XVII. La vendimia sobremadura de las viejas cepas de las laderas escarpadas de pizarra se asolea para concentrar su dulzor y luego fermenta y madura en roble –a diferencia de la segunda marca M.R.– para “dejar el protagonismo al monte”. El renacido moscatel se convierte en el modelo adaptado luego por Jorge Ordóñez y otros pioneros, como Bentomiz. Hoy los “mountain” son la parte más visible del renacimiento de la D.O. Málaga, que ha modificado su nombre para incorporar sus sierras.

Las Islas Canarias tienen dulces con un punto moderno gracias a una tradición que nunca se interrumpió. Los suelos pobres y volcánicos producen vinos bien concentrados y muy personales de fuerte acento mineral y floral, con diferentes variedades y matices según islas. La Palma produce malvasías aromáticas de vendimias tardías en versiones cada vez más refinadas y ambiciosas. Tenerife fue en tiempos el gran viñedo desde el que salían los sack de malvasía a la exportación y hoy hay quien, como Viñátigo en Icod, los homenajea y recrea en unos blancos muy actuales. En Lanzarote, los dulces y semidulces naturales, frescos, hechos a partir de la variedad local de la uva son una especialidad turística única.

En las zonas mediterráneas, la tradición de los tintos abocados se encontró con el culto al Oporto Vintage de los pioneros modernos. La monastrell ya había demostrado su validez para tintos añejos y fuertes como el fondillón alicantino, pero las nuevas versiones, más frutales, miran más al Duero que al Mediterráneo. Los concentrados y elegantes dulces de Castaño, Silvano García o Gutiérrez de la Vega pasan brevemente por barrica y muestran un perfil entre la mermelada de frutas, el bombón de licor y la tierra seca. En la misma escuela se puede inscribir la recuperación por parte de los viñadores gaditanos de la variedad tintilla de Rota.

Las comarcas catalanas –Priorat, Montsant, Terra Alta– cuentan con su propia gama de tintos dulces basados en Garnacha, Cariñena y otras variedades, como syrah, vinificadas de distintas formas pero con el nexo común de la fruta confitada y sin el carácter oxidativo de sus predecesores. Entre los pioneros, el Dolç de l’Obac nacido a principios de los 90.

Por último, en lo que podríamos denominar terreno freestyle hay un largo repertorio de vinos creativos que suponen todo un desafío para la imaginación y la maestría de sus creadores y para los esquemas del consumidor, desde los coqueteos con la peligrosa y fascinante botritys cinerea en tierras de Rueda, Rioja, Navarra o el Penedés, pasando por la pasificación de racimos al aire en bodega que se practica en lugares de Galicia y el País Vasco, hasta el alarde tecnológico que supone congelar la vendimia tardía para reproducir, a orillas del Mediterráneo, los “vinos de hielo” alemanes y canadienses, nacidos bajo la nieve.

 

El vino dulce en 7 claves

Para que las levaduras no conviertan todo el azúcar en alcohol, hay que tener un mosto muy dulce, lo que requiere eliminar agua de las uvas.

El método de las tierras cálidas ha sido usar el sol, el “asoleo”, para pasificar los racimos.

En zonas más lluviosas prefieren secarlos al aire durante meses en lagares, como hacen los italianos para sus passitos.

Las nieblas de fin de verano permiten, en contados paisajes, usar el hongo “noble” –labotritys– para concentrar el zumo dentro de la uva, robándole humedad y marcándola con su perfume.

Otro método, el de las tierras frías, es vendimiar bajo la nieve uvas congeladas que, al ser prensadas, retendrán parte del agua en forma de hielo. En todos estos casos, obtendremos dulces “naturales”, sin encabezado.

Otra posibilidad, la del Oporto, es interrumpir la fermentación con alcohol. La rápida subida del grado supone el K.O. para las levaduras y permite a estos vinos de “licor” conservar gran parte de su dulzor.

Y un caso extremo son los mistelas, puro mosto “apagado” con aguardiente que nunca fermenta y que, por ello, retiene todo su azúcar.  

 

FUENTE: SOBREMESA. REVISTA ESPAÑOLA DEL VINO Y LA GASTRONOMÍA

Autor: Luis Vida. Imágenes: Arcadio Shelk

Fecha publicación: 17 de mayo de 2016

   

 

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