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Archive for octubre 2020

Vinos ¿sin sulfitos?

La tendencia mundial de elaboración de vinos cada vez más naturales, y con menos aditivos, hizo que empiecen a resonar los vinos sin sulfitos, estos afamados y ¿temidos? antisépticos y antioxidantes de la industria del vino.

Muchísima gente pregunta: ¿este vino tiene sulfitos? Porque, me dijeron que si tiene, el vino me hará doler la cabeza. Para empezar vamos a derribar el mito de que hay vinos sin sulfitos. ¿Por qué? El sulfito es un componente natural de los aminoácidos que forman las proteínas que tienen las plantas, las personas y los animales. La vid como miembro del reino vegetal metaboliza el azufre que tiene en las proteínas del mosto de la uva y de acuerdo al metabolismo que tengan las levaduras se puede producir anhídrido sulfuroso de forma natural. Según los expertos, no se producirían más de 10 mg/litro. Por eso la NOP (National Organic Program de EEUU) limita la cantidad de sulfitos a un tope justamente de 10 mg/l que son los que se podrían generar naturalmente en el vino. Por lo tanto, no existen vinos sin sulfitos sino vinos sin sulfitos agregados. ⁣⁣De hecho, los invito a dar vueltas las botellas de vino que tengan en casa y podrán encontrar estas dos leyendas: «este vino contiene sulfitos» o «este vino no contiene sulfitos añadidos».

Entonces los vinos que tienen más de la cantidad mínima y natural, son vinos que agregan sulfitos o dióxido de azufre (SO2) básicamente para aprovechar sus beneficios como conservante y antiséptico, ya que «bien utilizado» es el aditivo que menos incidencia tiene en el carácter organoléptico del vino. Pero ¿cuántos sulfitos puede tener un vino? Pocos (menos de 10 mg/l) o muchísimos (hasta 160/180 mg/l).

¿Con o sin sulfitos añadidos, esa es la cuestión?

La decisión de agregar o no agregar sulfitos marca la línea enológica que sigue cada productor. Las bodegas tradicionales afirman una y otra vez que sin sulfitos añadidos es prácticamente imposible elaborar vinos sanos y estables y, en la vereda de enfrente están los productores de vinos naturales, orgánicos y biodinámicos que defienden a ultranza que el uso de sulfitos debe ser moderado, pensado casi como si añadiéramos una pizca de sal; para que de esta forma el vino se exprese más y mejor y sea mucho más fiel a su terruño.⁣⁣

Para los más tradicionales, los sulfitos añadidos tienen otras virtudes dependiendo el momento que se agreguen, ya que se pueden sumar durante todo el proceso de elaboración del vino: desde la viña (fundamentalmente para la prevención del oídio), pasando por la molienda (momento vital ya que se usa para limpiar el medio de todos los microorganismos que vienen del campo) o durante el encubado, la fermentación, maduración y embotellado.

Entonces, resumimos las virtudes de los sulfitos: es antiséptico (porque inhibe levaduras y bacterias que pueden «dañar» al vino), es antioxidante (porque previene la pérdida de color, aroma y sabor), es bacteriostático (porque impide la reproducción de bacterias), es disolvente (porque ayuda a, por ejemplo, eliminar algunos componentes vegetales en una maceración con alto contenido de semillas que da como resultado taninos verdes o amargos), es acidificante y, además, conservante. Claro, que el gran interrogante que aparece cada vez más es en el mundo del vino es: ¿realmente son necesarios los sulfitos o se usan por si acaso?

Necesarios o no, claro, que cada vez que se agregan sulfitos el vino suma alguna de las virtudes mencionadas anteriormente pero pierde un poco la esencia del fruto y la expresión natural. Pero más allá que estos puntos no sean suficientes para muchos, hay otras contras que vale la pena resaltar ya que los sulfitos también forman parte del grupo de los grandes ocho alérgenos -que provocan aproximadamente el 90% de las reacciones alérgicas del mundo- junto a la leche, el huevo, los pescados y mariscos, el maní, la soja, el trigo y los frutos secos. Y este tipo de alergias, como no tienen ningún tipo de cura hasta el momento, la única forma que tienen de minimizarse es a través del control dietario sin  sin presencia de estos alérgenos. Por eso es necesario que tanto los vinos como el resto alimentos detallen en sus rótulos la cantidad de sulfitos que contienen cuando superan los 10 mg/l. Volviendo a las «contras» (sin llegar a que afecte la salud) el exceso de sulfitos puede reducir aromas, dar un sabor metálico y modificar la expresión del vino en boca.

FUENTE: VINETUR

Autora: María Gil Juncal.- Licenciada en Comunicación Social, Periodista y Sumiller.

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emento, piedra, cocciopesto son materiales que se alejan de los típicos contenedores de acero inoxidable que generalmente se suelen usar para los depósitos de vino. A continuación varias opciones como huevos de cementobarricas de piedradepósitos de hormigón y ánforas de corte moderno de «cocciopesto» y de cemento.

Tecnovino depositos de vino hormigon piedra

Huevos de cemento

Tecnovino depositos de vino huevos de cemento Nomblot

El tanque ovoide vertical se beneficia de la microoxigenación inherente a la porosidad del material a base de cemento natural (piedra caliza y arcilla). En este huevo gigante, las lías son levantadas permanentemente por una corriente interna en forma de vórtice.

Aportan microoxigenación al vino y cada vez pueden encontrarse en más bodegas que apuestan por este formato tan curioso y este componente para elaborar sus vinos.
Los fabrica la firma francesa Nomblot y en España los distribuye Enoservin.


Nomblotwww.cuves-a-vin.com
Enoservinwww.enoservin.es/nomblot/


Depósitos de piedra

Tecnovino barricas para vino de granito 1

En Galicia nació otro original proyecto que bautizaron como ánforum y que describen como barricas para vino de piedra, en concreto de granito gallego. Desde la iniciativa las consideran “una vuelta a los orígenes que consigue vinos más intensos”.

Este proyecto de I+ D+I surge del trabajo conjunto de EPETRUM, Bodegas Santiago Roma y Cayetano Otero Asesoría Enológica con el fin de comercializar barricas de granito gallego tanto nacional como internacionalmente.
Tras multitud de diseños, estudios y ensayos químicos y enológicos hicieron las primeras barricas de piedra patentadas con forma ovoide. La geometría de este recipiente lo convierte en un una barrica óptima para realizar la crianza sobre lías finas.

FUENTE: TECNOVINO. Octubre 2020

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Algo duradero en el tiempo, elegante y capaz de gustar a todo el mundo, así es la nueva imagen de la gama Monteagudo de Delgado Zuleta que ha renovado su etiqueta, botella y cápsula. Los jereces de alta expresión de esta bodega que incluye amontillado, palo cortado, oloroso, médium, cream, moscatel y pedro ximénez, atesoran los premios y medallas internacionales más importantes del sector.

DELGADO ZULETA la bodega más antigua del Marco de Jerez, ha renovado la imagen de Monteagudo, su gama de jereces de alta expresión. El cambio afecta a la etiqueta, a la botella y a la cápsula de la gama completa, formada por amontillado, palo cortado, oloroso, médium, cream, moscatel y pedro ximénez.

Hoy, los vinos de la gama Monteagudo se elaboran a partir de las soleras con los vinos más viejos de la bodega“Se trata de vinos que han estado reposando muchos años y que embotellamos directamente de las botas, en rama, con un leve filtrado, lo que nos permite disfrutar de esas fragancias y sabores que han ido adquiriendo a lo largo de todos esos años”, explica José Antonio Sánchez Pazo, enólogo de Delgado Zuleta. Aromas muy francos y limpios en los distintos tipos, y con el sello inconfundible de la casa. Jereces de libro”, enfatiza.

Se trata de vinos premiados en las guías más prestigiosas del mundo, y que atesoran medallas y reconocimientos en todos los concursos a los que se presentan, como por ejemplo los 92 puntos Parker del amontillado, los 91 puntos Peñín del moscatel o la medalla Gran Oro en los International Wine Awards del palo cortado, entre muchos otros.

La renovación de la imagen ha corrido a cargo de la agencia “Sastrería del Producto”, que define la imagen como “algo duradero en el tiempo, elegante atractivo, viajero, con tipografías vintage capaz de atraer en cualquier mercado”, cuenta su director, Jaime Arias, que se muestra “muy satisfecho del resultado, porque funciona como una colección muy bien presentada”.

Un poco de historia de Monteagudo

El origen de la gama Monteagudo se remonta a las bodegas que Delgado Zuleta tenía en Cuestecilla y Carmen Viejo, en el barrio bajo de Sanlúcar, donde se encontraban los jereces de larga crianza. Con la fusión, en 1978, de Delgado Zuleta y Rodríguez La-Cave, estos jereces se unieron a los que aportaba la nueva bodega, que envejecían junto al icónico amontillado VORS Quo Vadis -el vino más viejo de la casa, con más de 50 años- en la bodega de Monte de Piedad.

Pero la vinculación entre Delgado Zuleta y el Condado de Monteagudo data de mucho antes. En el año 1815 se produce el matrimonio de Dolores Gil de Ledesma -descendiente del fundador de la bodega- y Cayetano Ñudi, lo que daría paso a una saga familiar que acabaría uniendo a las familias Delgado y Bustillo tras casarse Cayetana Delgado Ñudi y José Mª Bustillo Romero, sexto Conde de Monteagudo. En la actualidad, uno de sus nietos, José Mª Bustillo Aguirre, preside el Consejo de Administración de la bodega, y una de sus biznietas, Mª Jesús Bustillo Moreno, es la octava Condesa de Monteagudo.

FUENTE: TECNO VINO.- Octubre 2020

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La palabra vendimia proviene del latín “vindemia”, vocablo formado por ‘vihum’ (vino) y ‘demere’ (cortar, quitar) por tanto es la acción, el proceso de recoger, de quitar la uva para proceder a la elaboración del vino.

Dada la importancia de la vendimia, habrá que cuidar todos los detalles de la misma para asegurarnos un vino de calidad y el éxito de nuestra vendimia. En Vivanco lo sabemos y por eso hacemos todo en cajas, parcela a parcela, terruño a terruño, para poder encontrar así la personalidad de cada variedad adaptada al mejor lugar donde producirla y disfrutar de ese producto que tanto amamos, el vino.

Racimos_uva

¿Cuándo se hace la vendimia?

Sin duda la elección de la fecha será fundamental para una óptima vendimia, fecha que en España normalmente coincide con los meses de julio a octubre, mientras que en otros países pertenecientes al hemisferio sur, se realizará entre los meses de febrero y abril, aunque la fecha definitiva dependerá del grado de maduración de las uvas entre otros factores como vamos a ver a continuación:

  • Grado de maduración de las uvas: es la cantidad de azúcar y el ácido de la fruta, por tanto en función del tipo de vino que deseemos producir estimaremos el momento que consideremos óptimo para proceder a su recolección. Normalmente el período de maduración de la uva suele ser de unos 45 días. Fundamental será también que llegado el momento de recoger la uva, ésta se encuentre en un estado sanitario inmejorable.
  • Zona geográfica y condiciones climáticas: aunque pueden darse diversas variantes, por lo general en las zonas más frías, la uva tarda más en madurar que en las zonas donde hace más calor; la orientación de la viña, la latitud y la altitud, el viento, la proximidad al mar, la existencia o la ausencia de precipitaciones, etc. Son factores que van a influir en la maduración de la uva.
  • Tipo de uva: cada variedad de uva va a tener un tiempo de maduración propio, pero en líneas generales podemos afirmar que las uvas blancas maduran antes que las tintas.
  • Tipo de vino que queremos elaborar: dependiendo de cómo sea el vino que queramos conseguir, tendrá una serie de componentes (ácidos, azúcares, componentes aromáticos) presentes en mayor o en menor medida, y por eso precisamente tendremos que tener muy claro cómo queremos que sea nuestro vino.
  • Logística: antes de llevar a cabo la vendimia, es necesario tener organizado todo el proceso y contar con la mano de obra suficiente para llevarla a cabo y con todos los materiales técnicos necesarios para que se desarrolle sin contratiempos.
Racimos_uvas

Tipos de vendimia

Existen dos tipos de vendimia:

  1. VENDIMIA MANUAL: este tipo de vendimia mucho más delicada, más cuidadosa, más selectiva, es inevitablemente más cara si tenemos en cuenta el empleo de mano de obra, pero es la más elegida para elaborar un vino de alta calidad.

El personal con más experiencia corta los racimos utilizando una herramienta que se conoce con el nombre de ‘corquete o garillo’ y que viene a ser una especie de navaja con la punta curvada, mientras que el resto de personal no tan experimentado utilizará unas tijeras para realizar la misma función. Los racimos cortados son recogidos en cestos que se van a transportar hasta un remolque que después se llevará a la bodega correspondiente.

  1. VENDIMIA MECÁNICA: mucho más económica teniendo en cuenta que no se precisa mucho personal para llevarla a cabo, ya que será una máquina la encargada de realizarlo, por lo que además va a ser mucho más rápida.

Aunque estos tipos de vendimia son los más utilizados y extendidos, existen otras prácticas menos conocidas o menos empleadas que debemos conocer como la vendimia escalar, que consiste en recoger las uvas de una viña extensa en momentos sucesivos según el grado de maduración de los racimos individuales. Y, por otro lado la vendimia tardía (“late harvest”) en la que se retarda la vendimia para aumentar la cantidad de azúcar de la uva y elaborar así vinos dulces.

Recolección_uva

La vendimia paso a paso

Un vino de calidad, un vino de verdad, no se compone solo de las características físicas que posea, un buen vino también se compone del mimo y del cuidado con el que se hace y por esta razón y, como ya dijimos al principio, nosotros, conscientes de ello, lo hacemos parcela a parcela, terruño a terruño, buscando la personalidad de cada uva para obtener lo mejor de ellas.

– Antes de la vendimia; será necesario prestar atención a las uvas, observar su evolución, tomar muestras para ver su grado de maduración, realizar controles para examinar sus componentes y su estado, elegir la fecha por lo menos de manera aproximada para llevar a cabo la vendimia, etc.

– Recogida de la uva; bien de manera manual o de forma mecánica como hemos visto antes.

Una vez que los racimos se han cortado, se procede a depositarlos en cestos o en cajas (como es el caso Vivanco), unos cestos que antiguamente eran de mimbre y que se han ido sustituyendo por cestos de plástico con una capacidad de entre 15 y 20 kilos.

– Pesaje y control; próximos a la zona de recogida se establecen una serie de puntos de control donde se pesan los cestos recogidos y donde además se pueden realizar otras tareas como el paletizado en los camiones que llevarán las uvas a sus correspondientes bodegas. El pesaje, en muchas DOs, se completa con la recepción de la uva en bodega pasando por una báscula, primero, con la carga (con la uva), y, posteriormente, una vez se haya realizado la descarga.

– Controles en la bodega; con las uvas ya en la bodega, estas van a ser seleccionadas en una cinta o mesa donde se van a eliminar todas aquellas que no pasen los mínimos de calidad exigidos. Además, van a ser sometidas a un control de graduación cuyo resultado nos dirá si esas uvas son aptas o no para elaborar el vino.

– Despalillado; consiste en separar las uvas del racimo y de las hojas.

– Estrujado; se trata de un procedimiento más delicado en el que se aplastan suavemente las uvas para extraer el mosto. Antiguamente se conocía como ‘la pisa’ y solían hacerla hombres descalzos o ataviados con unas alpargatas. Hoy en día el proceso se ha mecanizado en la mayoría de las bodegas, aunque todavía existen pequeñas producciones donde se sigue haciendo de ese modo más tradicional.

pala uvas aplastar

A tener en cuenta…

  • El grado de maduración de las uvas a recoger deberá ser homogéneo y de la misma variedad, desechando los racimos estropeados o en mal estado.
  • Evitar vendimiar en las horas más calurosas del día, para tratar de evitar una fermentación espontánea.
  • Depositar los racimos recogidos en cestos o en contenedores que no sean demasiado profundos para que no se aplasten.
  • Ser rápidos a la hora de transportar las uvas del viñedo a la bodega para mejorar la calidad del proceso de elaboración.

Una buena vendimia es siempre un éxito que hay que celebrar y que se celebra desde tiempos pasados en un intento por devolverle al vino todo lo que nos da, de ahí nuestro empeño por elaborar un vino de calidad, un vino que se pueda disfrutar y celebrar. En este aspecto, en esta época de recogida de la uva tenemos disponible un programa de actividades especiales que permite la práctica de la vendimia, catas del mosto al vino y otras muchas experiencias que podrás reservar dirigiéndote a la bodega directamente.

FUENTE: Publicado en:

Blog Vivanco: #CulturaDeVino

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El pasado mes de junio, la Academia Vasca de Gastronomía hacía públicos sus reconocimientos anuales, en esta ocasión correspondientes a 2019: los Premios Euskadi de Gastronomía y los Premios Propios de la Academia, unos galardones cuya entrega, debido a las circunstancias especiales de este año, se va a celebrar finalmente el próximo 3 de noviembre, en el Bizkaia Aretoa de Bilbao, con aforo limitado.

Academia Vasca de Gastronomía.

Como cada año, la Academia Vasca de Gastronomía hace entrega de los Premios Euskadi de Gastronomía —unos galardones que otorga el Gobierno Vasco a propuesta de la Academia—, y de los Premios Propios de la Academia.

PREMIOS EUSKADI DE GASTRONOMÍA 2019

Los Premios Euskadi de Gastronomía, que otorga el del Gobierno Vasco a propuesta de la Academia Vasca de Gastronomía, son:

  • Premio Euskadi de Gastronomía al Mejor Restaurador | Sergio Ortíz de Zarate | Restaurante Zarate (Bilbao) | Recientemente ha reformado el restaurante en pescadería, ofreciendo la posibilidad de cocinar allí mismo lo que se acaba de comprar y consumirlo en el local. El restaurante gastronómico se ha traslada a la Rioja Alavesa a Viñedos de Páganos en la Bodega de los Hermanos Eguren, llevando consigo la carta, los platos y el estilo de la calle Pozas, es decir todo su sabor gastronómico. Será inaugurado en enero de 2021.
  • Premio Euskadi de Gastronomía al Mejor Director/a de Sala | Stefania Giordano | Restaurante Nerua Guggenheim (Bilbao) | “En nuestro trabajo hay una parte que se ve y otra que no. Me gusta esa labor oculta que consiste en organizar el trabajo de los demás, hacer horarios, controlar reservas, gestionar los tiempos de servicio”, comenta la galardonada.
  • Premio Euskadi de Gastronomía a la Mejor Labor Periodística | Sergio Errasti Guinea | Desde 2003 en la que ahora es Onda Vasca desarrollando múltiples competencias, sin dejar de lado colaboraciones periódicas en las revistas DonostiAisia y Ondojan, ha tenido la oportunidad de escribir múltiples artículos de la ‘Senda del Pintxo y Locales con Encanto’ y, como redactor, para el programa de ETB ‘Esta es mi gente’.
  • Premio Euskadi de Gastronomía a la Mejor Publicación Gastronómica | Rutas y restaurantes con encanto de Gipuzkoa | Josema Azpeitia, Ritxar Tolosa y Txusma Pérez Azaceta | Publicado por la Editorial SUA y elaborado a seis manos por el montañero y editor Txusma Pérez Azaceta y los dos miembros de Ondojan, el fotógrafo Ritxar Tolosa y el periodista gastronómico Josema Azpeitia.

PREMIOS PROPIOS ACADEMIA VASCA DE GASTRONOMÍA 2019

  • Premio José María Busca Isusi a la Asociación o persona relacionada con la gastronomía vasca| Asociación Ja(ki)tea
  • Premio Manuel Llano Gorostiza a la Cultura del vino | Museo del Vino Dinastía Vivanco
  • Premio Luis Irizar a la Docencia: institución o persona | CIFP Hostelería-Ostalaritza LHII – Galdakao (Escuela de Hostelería de Galdakao)
  • Premio Juan José Lapitz a Producto | Asociación de Apicultores de Gipuzkoa
  • Premio Extraordinario de la Academia Vasca de Gastronomía | Federico Pacha Goikoetxea (Orona Fundazioa y Chillida Leku)

FUENTE: DIARIO DE GASTRONOMIA

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BEBER EN SOLEDAD

 

El confinamiento forzado trastocó nuestras vidas. Uno de los cambios ha sido la profusión de experiencias digitales sobre el vino.

Nuestros móviles se han llenado de fotos de botellas y copas, de anuncios y mensajes, bulos y chistes. Han conseguido que me guste el vino un poco menos que antes, la verdad. No me estimula ver la foto de una botella de vino. Me sorprende que algunas gentes abran sus mejores vinos en la doble soledad de las redes (estar solo, y sin la compañía de tu intimidad). Me recuerdan una escena de Entre copas (2004), cuando el protagonista, abrumado por su soledad, abre su idolatrada botella de Cheval-Blanc 1947 en un fast-foodpara servirse en un vaso de poliuretano. Al menos no le importaba cuántos corazoncitos le daban. El mejor vino se hace grande cuando se comparte, creo.

También salió la moda de las catas virtuales. Buuuf. Me apasiona catar con gentes, discutir los vinos. Me siento a gusto removiendo el vino en la boca y escupiéndolo. Pero lo que me parece bello en la vida real adquiere una connotación un poco inmunda en lo virtual. Eso de ver a la gente haciendo uuummmm gggraaghh y luego hablando con los ojos con chiribitas y la lengua aún azul… como que me da grima. Puede ser que lo virtual elimine el lenguaje del cuerpo e impida el compartir ese aire ahora tan peligroso, que le dan otra dimensión a la cata de tocar.

Hay un tipo de cata en soledad que me permito recomendar encarecidamente. Es catar vinos nuevos, para compartir algún día los mejores con esos familiares y amigos que ahora solo tienen dos dimensiones. En lugar de comprar lo de siempre, es dedicar nuestra soledad al ejercicio gozoso de desarrollar nuestro gusto probando vinos genuinos y desconocidos, los de regiones y gentes que apenas empiezan, los de gustos alternativos. Gozarnos en el gustar sin referencias, para crear las nuestras.

España es país infinito, podemos dedicar la soledad a explorarlo, que los del comercio electrónico tienen de todo. Probemos las malvasías secas de La Palma, los tintos de Arribes del Duero, la carrasquín de Cangas, las cariñenas de Cariñena, que las hay, y también las del Empordà; la albillo del Arlanza, los montillas más extraños, el perfume de Mallorca en Binissalem, la frescura de las Rías Altas en Betanzos, los vinos de León y de Uclés, los valdejalones y valtiendas. Hagámonos autodidactas con el vino natural, y también con los rosados, que de vino ya se sabe con explicar por qué te gusta.

No son vinos caros ni de 95 puntos. Y qué más nos da, si estamos solos. Pero si nos gustan serán vinos nuestros, y los compartiremos con alegría. Aprovechemos la soledad para salir de lo trillado para, cuando vuelvan las compañías, ofrecerles algo nuevo de nosotros, para que este cambio obligado deje cosas positivas.
Lo mejor de lo virtual me parecen las muchas clases y charlas, sobre todo las que tienen contenido y te hacen aprender. No me da tiempo a ver todas las que quisiera, espero que no las borren cuando se acabe el virus.

 

FUENTE:  Pedro Ballesteros 26 de Julio de 2020.

SOBREMESA La Revista Española del Vino y la Gastronomía

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“La idoneidad de los lugares para plantar la viña está cambiando”, dice la enóloga Itziar Insausti en medio de Irimingorrieta, la finca adquirida en 2009 junto a los otros tres socios que componen Doniene Gorrondona: su hermano Egoitz, el ingeniero técnico agrícola Julen Frías y el periodista Andoni Sarratea.

Quizás menos mediática que otros nombres de la DO Bizkaiko Txakolina, Doniene es una de las casas veteranas de la región, responsable de txakolis de expresión nítida y sincera e interesantes incursiones en productos de nicho como espumosos, blancos con madera y, más recientemente, vinos naturales. La bodega se enclava en la localidad costera de Bakio, famosa por su playa surfera y por el pintoresco islote de San Juan de Gaztelugatxe sobre el que se creó el Rocadragón de la séptima temporada de Juego de Tronos. El proyecto actual arranca a comienzos de los noventa con la compra de una bodega instalada en el viejo caserío Gorrondona que data de 1852.

Una parte importante de la gama se elabora con uvas cultivadas en Bakio, distinción que se constata con acierto en sus etiquetas. Cuando a mediados de los años setenta solo quedaban medio centenar de hectáreas de viña en Bizkaia, una decena de ellas estaban concentradas en este municipio que tenía fama de elaborar “txakolis más secos y de mayor graduación al gozar de un clima más cálido que el del interior”, según se constataba en la obra de 1975 El Viñedo Español. Hoy, los vinos de Doniene Gorrondona se distinguen por su amabilidad. La acidez no es necesariamente menor, pero se percibe más madura y bien integrada en el vino.

Nuevas fronteras

La compra de Irimingorrieta fue una apuesta arriesgada pero firme en plena crisis de finales de los 2000. El objetivo fundamental era evitar la dependencia de terceros. Aunque contaban con plantaciones propias realizadas en 1995, el grupo de socios no tardó en descubrir la escasa viabilidad de alquilar parras antiguas del pueblo, tanto por la pequeña extensión de los cultivos como por la dificultad de mantener la relación con los proveedores. Hoy trabajan con apenas cuatro viticultores, el más lejano en Artxanda, en uno de los montes que rodean la ciudad de Bilbao. Todas estas uvas van a Gorrondona, su txakoli básico envasado en botella rin.

Irimingorrieta es otra historia. Situada en una pendiente bastante pronunciada en zona de monte, ocupa ocho hectáreas y media con cinco plantadas de viña. A 250 metros de altitud, “no es un lugar en el que tradicionalmente haya habido viña”, señala Itziar. A diferencia de Getaria, en Bakio los viñedos se han plantado de espaldas al mar o buscando una cierta distancia. Itziar describe la localidad como una cubeta con bastante acumulación de sedimentos en su zona baja, y un horizonte limitante de arcilla que redunda en un mayor vigor. “Pero a medida que se asciende”, explica, “los suelos se hacen más complejos; aparecen esquistos y yesos, y las raíces pueden profundizar más”.

Los de Irimingorrieta, pobres y ácidos, se asientan en roca arenisca. “Ha costado mucho que enraizara la viña. Aramos para romper la tierra porque las raíces estaban cómodas en la zona más superficial. Hemos utilizado milenrama y otras hierbas para fortalecer la planta porque hasta hace unos años veíamos que las hojas empezaban a amarillear en agosto”, cuenta Itziar.

Los primeros resultados están compensando el esfuerzo. “Al ser una viña tan aireada nos permite usar menos sistémicos y nos sirve de finca piloto para probar otras prácticas en campo. Este año el mildiu ha hecho estragos en las fincas menos aireadas”. Los rendimientos en este terreno, por otro lado, son particularmente bajos para la región: 3.000 kilos por hectárea frente a los 6.000 a 8.000 kilos con los que trabajan habitualmente. “De 9.000 kilos en adelante cambia mucho el perfil de los vinos”, advierte Itziar. “Las uvas no maduran bien y el grado rara vez va más allá de los 11% vol. Para tener estructura en mosto y vino necesitamos moderar los rendimientos”.

Muchas de las uvas de Irimingorrieta se destinan a Doniene, su txakoli de Bakio con trabajo de lías, pero el vino que mejor expresa el potencial de esta plantación es el parcelario Iri, una hondarrabi zuri criada con sus lías y sin sulfitos añadidos. Se nota la mayor concentración y madurez (la cosecha 2019 tiene 13,5% vol.), con notas melosas y de cítricos confitados, y un paladar con bastante profundidad pese a la juventud del viñedo, bien delineado por la acidez. Se elaboraron 200 botellas de manera experimental en la cosecha 2017 y a partir de la añada 2018 se incorporó a la gama.

Hondarrabi zuri

Otro elemento que caracteriza a los txakolis de Doniene Gorrondona es el dominio de la hondarrabi zuri (courbu blanc) frente a la convivencia creciente de esta variedad con la hondarrabi zuri zerratia (petit courbu) en los viñedos de Bizkaia. Aunque ambas variedades son de la misma familia, el comportamiento es diferente e Itziar considera que la hondarrubi zuri funciona mucho mejor en zonas costeras. La zerratia es más sensible al corrimiento y el viento del mar parece afectarla durante la floración. Por eso su presencia en los viñedos de la bodega no alcanza siquiera una hectárea.

“En Bizkaia, lo que más había era folle blanche y en Bakio dominaba la uva tinta”, recuerda la enóloga vasca. Según explica, la folle blanche da vinos de 8% vol. que se ajustan bastante a la descripción de los txakolis de antaño de graduaciones muy bajas, pero ha desaparecido prácticamente del viñedo de la provincia en las últimas tres décadas. La poca que tienen la utilizan en su espumoso (en torno al 20%) para aportar nervio y perfilar la acidez cítrica muy vertical que caracteriza a este vino.

La expresión de la hondarrabi zuri de costa hay que buscarlo en el txakoli con lías Doniene, el blanco de municipio que combina uvas de distintos viñedos de la localidad y que ofrece un interesante desarrollo en botella. Pude comparar cuatro añadas en una mini-vertical (2019, 2018, 2016 y 2014) y comprobar cómo con el tiempo se acentúan las notas salinas (muy marcadas en el 2014). Además de esa acidez madura y bien integrada característica de la casa, la variedad se expresa con notas balsámicas y herbáceas que van de los hinojos y anisados a recuerdos de laurel. Itziar constata que el trabajo con levaduras indígenas ha ampliado la expresión herbácea de la variedad. “Aún tenemos mucho que aprender de la fermentación con las levaduras de cada finca”, nos contaba.

Las uvas de suelos de mayor personalidad (perfil calcáreo, yeso rojo) se destinan a Ondarea, un blanco fermentado y criado en barrica durante tres a cuatro meses que sale al mercado con más de un año de botella. La cosecha 2017 en curso es amplia, equilibrada y vibrante, aún joven y con buen potencial de desarrollo en botella. Si la preferencia por las barricas usadas mantiene la presencia de la madera bajo control, la acidez deja claro el origen atlántico. Muy activos a la hora de explorar las posibilidades de la zona y sus variedades, Itziar confiesa que no le gusta sobrepasar “la barrera de que el producto no parezca txakoli”. El problema es que la percepción actual de lo que es o no el txakoli dista mucho de ser uniforme.

Un modelo de txakoli tinto

Otro de los vinos emblemáticos de esta casa es el tinto Gorrondona, que desde la añada 2018 se denomina simplemente Beltza (negro en euskera). Itziar lo lleva elaborando durante más de 20 años recogiendo la tradición de la relativa abundancia de cepas de uva tinta en la zona de Bakio. Empezaron utilizando los viejos emparrados del municipio, algunos centenarios, que, por desgracia, han ido desapareciendo paulatinamente. Desde la cosecha 2014 ya queda muy poca viña vieja en el ensamblaje y se surten sobre todo de un viñedo que plantaron junto a la bodega con material vegetal de parras viejas y de la parte de tinto plantada en Irimingorrieta. En la parcela se colaron algunas plantas de cabernet franc, lo que, en cierto modo, prueba la convivencia en la región de estas dos variedades que están emparentadas y que pertenecen a la misma familia que las cabernet sauvignon, merlot o carmenère. Según Wine Grapes, la cabernet franc es la progenitora de todas ellas, aunque en el caso de la hondarrabi beltza se desconoce la identidad del segundo progenitor.

Fue muy interesante poder hacer una mini-vertical de las cuatro últimas añadas del Beltza. Mi favorita fue la 2016 por el perfil atlántico del vino, los taninos sedosos y la complejidad aromática de trufa y tierra mojada que había desarrollado en botella. También aparecieron de manera recurrente notas herbales y de pedernal, sobre todo en las cosechas 2017 y 2019. Si la 2018 se desmarcaba con una madurez frutal algo alta, la 2019 se presentaba firme y con un futuro prometedor.

El nicho del txakoli tinto es realmente pequeño (solo ocho de las 428 hectáreas existentes en la denominación vizcaína están plantadas con hondarrabi beltza), pero no hay duda de que existe un contexto de tintos atlánticos al alza en España en el que podría y debería integrarse.

Según Itziar Insausti, el txakoli ha corrido mucho para hacer en pocos años el trabajo que a otras zonas les ha llevado mucho más tiempo. No hay duda de que la gran variedad de estilos que han surgido en poco tiempo puede desconcertar al consumidor y hacerle dudar sobre cuál es la identidad real del vino. En este contexto de ebullición y transformación, la prioridad de la bodega es mantener el nivel de calidad y tener los pies en el suelo. Su objetivo: “Hacer cosas diferentes, pero también reproducibles”.

FUENTE: SPNISH WINE LOWER

Amaya Cervera | 07 de Septiembre del 2020:

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Si pudiéramos retroceder en el tiempo hasta 1989, sería difícil haber imaginado entonces la progresión del txakoli, tanto en extensión de viñedo como en calidad de producción y niveles de consumo. En aquel año se creó la DO Getariako Txakolina con apenas 30 hectáreas, pero como recuerda Garikoitz Ríos, director técnico de Bodegas Itsasmendi, en Vizcaya todavía estaban inmersos en la selección masal de cepas para relanzar la producción de txakoli, prácticamente desaparecida tras la plaga de filoxera a finales del siglo XIX.

Mucho ha llovido desde entonces. La superficie actual total de viñedo en la DO Bizkaiko Txakolina alcanza las 384 hectáreas trabajadas por 46 bodegas. Con 402 hectáreas de cultivo y 96 viticultores, la DO Getariako Txakolina es la más grande mientras que la DO Txakoli de Álava es la más reciente y pequeña, con 100 Ha. de viñedo y siete bodegas inscritas.

Fue en la zona de Muskiz, la comarca más occidental de Vizcaya, donde Gari (como le llama todo el mundo) y otros seis socios alquilaron en 1989 una pequeña bodega y los primeros terrenos de bosques y praderas para plantar su viñedo, que hoy en día se extiende por 35 hectáreas en la comarca de Urdaibai, un entorno natural en torno a la ría de Gernika y su desembocadura en el Cantábrico y municipios como Leioa, Bakio o Mungia, entre otros. “La diversidad geológica y microclimática en Vizcaya es brutal, por eso hay años que necesitamos hasta 30 días para completar la recogida de uva y un mínimo de tres semanas de maduración”, explica Gari, que emplea a ocho personas en bodega y campo para sacar adelante el trabajo.

Equilibrio entre vegetación y producción

Con 25 vendimias a sus espaldas, está convencido de que esa diversidad es su baza de calidad y diferenciación de sus vinos. Cuentan con mapas de vegetación de todas sus viñas y estudios de zonificación como el que hicieron en sus tres hectáreas en Leioa, donde tienen identificadas varias subparcelas con diferentes tipos de suelos y vigor de las cepas. Desde 2008 aplican la viticultura de precisión y apuestan por la sostenibilidad respetando la diversidad vegetal y la fauna auxiliar alrededor del viñedo, pero no contemplan ninguna certificación.

“Puntualmente usamos productos naturales para tratar el viñedo, y en épocas de mucha presión también hemos aplicado tratamientos de síntesis, pero con sentido común”, dice Gari. Les interesa la biodinámica, están trabajando para reducir el sulfuroso en sus vinos y quieren investigar métodos más sostenibles, especialmente contra el mildiu, el principal problema de la zona por las primaveras tan variables del Cantábrico y que en 2013 se llevó el 30% de la cosecha.

Los años pares han sido de mejor calidad, dice, lo que no implica una menor producción. “Lo difícil en esta zona es encontrar el equilibrio entre vegetación y producción”. En la parcela de Leioa, con suelos de arenisca y plantada con riesling, el rendimiento medio es de 9.000 kg/Ha mientras que en la de Gernika, con suelos margo-calizos, apenas recogen 6.000 kg/Ha de esa misma variedad.

La producción total de Itsasmendi oscila en función de la añada pero ronda las 200.000 botellas, que se venden principalmente en el País Vasco y  un pequeño porcentaje en Estados Unidos.

El viñedo de Itsasmendi está plantado en espaldera en laderas con diferentes orientaciones. Las principales variedades blancas que utilizan son hondarrabi zuri, hondarrabi zuri zerratie (petit courbu) y riesling además de pequeñas cantidades de hondarrabi beltza (de ciclo medio-largo) y pinot noir (de ciclo corto), pero a Gari no le gusta esta tendencia actual de centrar el discurso en los tipos de uva. “Prefiero que nuestra carta de presentación sea el terruño y los matices del suelo, argumenta. Es importante recuperar variedades, pero también hay que tener en cuenta la incertidumbre del cambio climático y la influencia que tendrá en el viñedo”.

La baza de Urdaibai

Quieren afrontar el futuro “con garantías”, por lo que están inmersos en la reestructuración del viñedo, arrancando vides de zonas con menor calidad que se plantaron deprisa y corriendo para conseguir en su día los derechos de plantación que concedía la Unión Europea. Otro foco de actuación es la construcción de una pequeña bodega, que sustituirá a la funcional pero poco atractiva nave industrial a las afueras de Gernika en la que trabajan desde 2002.

La nueva ubicación hace honor al nombre de la bodega (Itsasmendi quiere decir mar y montaña en euskera). Se trata de una finca de gran belleza en plena Reserva de la Biosfera de Urdaibai con laderas plantadas con viñedos, una pequeña ermita de finales del siglo XIX y vistas al Amboto y al monte Oiz. La nueva bodega será un edificio sencillo e integrado en el paisaje y se potenciarán las actividades en torno al vino, habilitando incluso una zona de paseo libre alrededor de la finca.

Lo que llama la atención es que tanto la bodega como los viñedos están en terrenos alquilados. “El precio del suelo en esta zona es prohibitivo; si hubiéramos esperado a comprar no tendríamos ni uvas ni bodega”, argumenta Gari, que aboga por “una visión tranquila del tiempo”. En su lugar, arriendan los terrenos a 21 años y la bodega a 50. Hasta el momento, el acuerdo no les ha dado problemas y Gari y sus socios confían en que siga siendo así.

En su zona han sido pioneros en muchas cosas, recuerda Gari, quien agradece el asesoramiento que les prestó la enóloga Ana Martín hasta hace poco, y asegura que piensan seguir en esa línea. “Fuimos los primeros en presentar una imagen moderna, en utilizar la botella burdeos en lugar de la Rin tradicional y en elaborar un vino de vendimia tardía ya en 2001 y como somos valientes, seguiremos haciendo cosas”.

Ahora quieren construir una marca potente para el txakoli aprovechando su ubicación en un ecosistema único y el potencial de la zona como destino turístico para los aficionados a la observación de aves. “Estamos trabajando con especialistas para localizar pájaros representativos de la zona e identificarlos con nuestros vinos para después plasmar la imagen en una serie de etiquetas que se llamará Los Cinco Tesoros de Urdaibai”, explica Gari, que compagina la dirección técnica de la bodega con la docencia en la Escuela de Hostelería de Artxanda (Vizcaya) y en el Master de Enología Innovadora en la Universidad del País Vasco.

Hacia unos vinos más longevos

También quieren demostrar que el txakoli es mucho más que un vino joven, fresco y con acidez, aunque ellos hacen uno con estas características (9,75 € en Vinissimus). “El concepto de añadas empieza a ser aceptado por el público, y queremos seguir creciendo en la elaboración de vinos de corte atlántico y con capacidad de envejecimiento”, asegura Gari.

Por este camino va Itsasmendi 7 (unos 13 € en El Corte InglésWineissocial y desde 22 € en EEUU a través de Wine Searcher). Desde la primera vendimia en 2003, el objetivo ha sido conseguir un vino con más cuerpo y complejidad que los txakolis de año. Se elabora con uvas seleccionadas de distintas parcelas que se vinifican por separado y con sus lías. El porcentaje de variedades cambia en función de la añada (la hondarrabi zuri zerratie es más glicérica y tiene menos acidez que la hondarrabi zuri, mientras que la riesling ayuda con los aromas) aunque se busca que transmita las peculiaridades de la añada.

La actual en el mercado es 2013, un año frío que se traduce en un vino todavía poco expresivo y con la acidez un poco desbocada, pero al que Gari pronostica una buena capacidad de guarda. Por contra, la añada 2012 fue más cálida de lo habitual por lo que ha dado un vino expresivo, con aromas de fruta madura, goloso y largo, perfecto para disfrutar ahora y más similar en estilo a la añada 2010. Ambos son muy diferentes del 2011, un vino más serio y profundo, con buena estructura. Fue una sorpresa comprobar como la añada 2006 sigue todavía viva, con un bonito tono dorado y notas de brioche que llevarían a más de uno a confundir su origen en una cata a ciegas.

Itsasmendi Artizar proviene de viñedos distintos cada añada del que apenas salen 2.000 botellas en las cosechas más productivas. La 2011 sale de una zona de calizas areniscas y otra de margocalizas y fermentó en tinas de madera durante ocho meses. El resultado es un vino sutil y mineral, con notas cremosas, frescura y con capacidad de guarda aunque su precio (29 € en la tienda de la bodega) puede detraer a muchos consumidores.

Dos estilos diferentes son Urezti Vendimia Tardía (12,75 € por bot. de 375 ml en la tienda de bodega; 30 € en Wine Searcher), el primer vino dulce de la denominación con buen equilibrio dulce-ácido y Eklipse (12,50 € en la tienda de bodega, desde 31 € en Wine Searcher), un peculiar coupage de pinot noir y hondarrabi beltza con agradable fruta roja y frescor al que Gari y su equipo van poco a poco puliendo el estilo. Tienen claro que su norte es expresar lo mejor de ese pequeño reducto vinícola entre montañas moldeado por la personalidad del Cantábrico.

FUENTE: SPANISH WINE LOVER.

Yolanda Ortiz de Arri |

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