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Archive for May 2020

Los primeros descubes de la cosecha 2019 de Rioja apuntan a “vinos equilibrados, con gran intensidad aromática y muy buena extracción de color, así como una estructura notable, típica de los vinos más tradicionales de Rioja, con un buen potencial para envejecer”.

Es la primera valoración que realiza el Consejo Regulador sobre una cosecha que ha venido despertando altas expectativas de calidad y que “podría ser recordada como un año memorable para la historia del vino de Rioja”, asegura el director del Órgano de Control, Pablo Franco.Aunque admite que aún es pronto para avanzar resultados, “las primeras impresiones sobre la calidad obtenida son muy esperanzadoras”.

Lo atribuye Pablo Franco a “una alineación de factores que harían de esta añada algo único: un menor vigor en el viñedo, con racimos menos compactos y uvas de menor tamaño, junto a un sobresaliente estado sanitario han sido claves a la hora de garantizar la máxima calidad”. Según el informe del Consejo, las condiciones vegetativas han sido extraordinarias durante todo el ciclo, sin contratiempos climatológicos importantes, con lluvias en los momentos más oportunos y con unas condiciones meteorológicas óptimas a lo largo de la vendimia y muy especialmente en el mes de octubre.

Además, Pablo Franco destaca igualmente como otra de las razones para alcanzar estos excelentes resultados “el importante esfuerzo que han realizado los 14.800 viticultores y 600 bodegas de la Denominación, además del operativo de más de 200 técnicos y auxiliares de vendimia que trabajan en el Consejo Regulador. El desarrollo escalonado de la vendimia en las tres zonas de producción ha permitido llegar a los ciclos de maduración sin solapamientos, facilitando así la selección y la entrada de uva en las bodegas en condiciones óptimas”, aclara Pablo Franco, para quien “la añada reflejará la maestría en el manejo de los tiempos por parte de los viticultores y bodegueros riojanos”.A la vista de los primeros descubes de los vinos recién elaborados, desde el Consejo Regulador se destaca el equilibrio entre ph, acidez y alcohol, a pesar de que las altas temperaturas de los últimos días de vendimia aceleraron la maduración, remontando algo el grado alcohólico. Junto con su “buenísima definición aromática”, se subraya especialmente la buena estructura que presentan y consecuentemente “su potencial para envejecer”, lo que permite afirmar que “los vinos de este año prometen”.

Tras el temprano ‘cierre oficial’ de vendimia el pasado 15 de octubre en la DOCa Rioja, el balance provisional es de una cosecha un 20% menor que la del pasado año 2018. Con muy pocos viñedos aún pendientes de vendimiar, la cantidad recolectada a fecha 22 de octubre ha sido de 385 millones de kg de uva, de los que 342 son de uva tinta y 43 de uva blanca.

FUENTE: LA PRENSA DEL RIOJA. Nº. 230.

 

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Liberador y necesario, la tendencia delata que hay crecimiento de la venta on-line y el consumo de vino en estos días de cuarentena. Aún es pronto para aventurar casi nada, pero la copa de vino ya es icono del confinamiento.

Afrutado o floral. Joven o de guarda. De acá o de allá. Siempre vivificante. Esencial en estos tiempos esenciales. Entre el confinamiento y la incertidumbre, el vino se ha convertido en un huésped especial en casa, una visita en la que no habíamos reparado y a la que hay que agasajar y mimar. Entre cuatro paredes más o menos espaciosas, los robinsone  y robinsonas doméstic@s dan el callo con teletrabajo, sudan zumba en el salón, juguetean en la alfombra con los niños y se otorgan su pequeña recompensa diaria, escapista y liberadora, en forma de una buena copa de vino. O dos. A través de un consumo responsable, cada descorche conecta con felices tiempos pasados y venideros sueños futuros, en un feliz reencuentro (o consolidada relación) entre el consumidor y el producto en estos tiempos de mirar la vida por la ventana. La reclusión apareja un cambio o un refuerzo de nuestros hábitos y rutinas, y el vino ha pasado a un primer plano tanto en cuanto se ha convertido en esa comedida válvula de escape que telonea un aperitivo, engrandece un almuerzo o abrocha una cena cuando la ciudad se apaga aún más. Por la Red, proliferan catas virtuales, campañas, hastags, cursos mil, brindis, maridajes, consejos de bodegueros y sumilleres, quienes copa en mano (y hasta en otros idiomas), desean un horizonte despejado de pandemias y recesiones, pleno de vendimias, añadas, ventas, abrazos, enoturismo. La cuarentena ha estrechado lazos entre viñadores, bodegueros, comercializadores y consumidor final. 

Y los clientes, viejos y nuevos, ante tan estrictas medidas de contingencia, se han echado en brazos de la venta on-line. Sin miedo. Sin tapujos. Con todas las garantías. La ocasión lo exige. “Por muy duros que sean los momentos que vivamos, la gente necesita alivio, ratos de felicidad y el vino forma parte de los momentos que nos alejan de la realidad, tiene todo el sentido. Cuando hay guerra, se hace acopio de armas y medicinas, pero también se valora el alcohol y el tabaco. No me gusta hacer predicciones de cómo se comportará el mercado mañana, es una realidad cambiante y huyo de predicciones. Lo que sí sé es que el vino estará presente para celebrar para cuando todo esto acabe”, relata Manuel Hevia, director general de Vinoselección, uno de los más insignes clubes de vino de España, en danza mercantil nada menos que desde 1973.

Icono de la cuarentena

Sin entrar en vaticinios o tendencias que pudieran resultar un espejismo, Hevia analiza algunos factores de mercado tras estas dos semanas de cuarentena. “Con esta crisis habrá un incremento del consumo en el hogar, obviamente, pero hay que ser realistas y contar que las bodegas van a vender menos vino, y el resultado final para casi todos será negativo. El vino en el hogar cobra sentido a día de hoy, y la copa de vino se convertirá en icono de este confinamiento, de intentar darle dignidad a los días. Nos acaban de hacer pedido de Vega Sicilia Único, si bien todo el mundo concentra su consumo en grandes marcas, en valores refugio, como Rioja y Ribera, reserva y crianza, respectivamente”.

¿Cómo marchan las ventas on line en estos tiempos en el que los clientes somos cartujos, abriendo la puerta solo para la cesta de la compra? “El socio está reaccionando comprando vinos para tomar ahora. Eso funciona bien. Y se decanta por los productos que están en promoción. En breve vamos a iniciar esas campañas de vino de nivel superior”, agrega Hevia, quien enfatiza en que Vinoselección hoy se congratula de haber implementado su transformación digital previamente, “con lo que el call center, cincuenta y tantos trabajadores, puede emitir y recibir llamadas desde sus casas, teletrabajando. Y en almacén hemos reducido las jornadas de 8 a 5 horas. Estamos como al 60% de capacidad del almacén para priorizar la seguridad de nuestros trabajadores. Suprimir los portes ha supuesto un gran desafío de cara la rentabilidad, pero hay que arrimar el hombro”.

Recuperar el tiempo perdido

En opinión del sociólogo, escritor y gastrónomo Lorenzo Díaz, “se ha abierto una oportunidad para que el vino recupere el tiempo perdido. Estamos ante una situación muy interesante, que nos invita a ver cambios en el mundo del vino, las gastronomía y la restauración. Ojalá se fortalezca el sector vinícola, sería atrevido por mi parte decir si se va a recuperar. Sea como sea, hay que abandonar el tinto de verano, aunque sea una provocación decirlo. Brindemos en casa con ese vino guardado. Cómo no hacerlo si se nos anuló la sociabilidad, estamos escondidos…”.

El consejo de los que se han visto en situaciones límite o en largas privaciones es apreciar cada instante vivido, exprimir al máximo los matices sensoriales que nos otorga este achacoso planeta.. Qué mejor momento que abrir ese vino veterano, aquel reserva que ha desarrollado un precioso ribete anaranjado. No lo dude. Esa larga guarda estaba esperando una coyuntura como esta. La pandemia nos ha puesto ante el espejo. Somos frágiles. Vulnerables. Tratamos de atar el futuro ilusamente y solo pisamos sombras. Es hora de gestionar, disfrutar y beberse el presente pivotando sobre el virtuoso punto medio aristotélico. Es lo que los japoneses dan en llamar ikigai, o sea, un fluir continuo del tiempo, en rabioso y palatable aquí y ahora, donde no hay más dimensión posible. El resto, sombras e ilusionismos, vagas proyecciones sobre lo que ha de venir. Así que ¿abrir buen vino para mullir ocasiones especiales o solo para las salidas de carta o menu degustación? ¿Para Navidades, fiestas y celebraciones marcadas en rojo? Vino, simplemente, para celebrar la vida.

FUENTE: SOBREMESA. Revista Española del Vino y la Gastronomía.

Autor: Javier Caballero. Imágenes: Álvaro Fernández PrietoLunes, 30 de Marzo de 2020

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Catas on line, clases magistrales y hasta tabancos virtuales, las bodegas y distribuidores se ponen las pilas comunicando el vino a través de las redes. Nunca antes se había acercado tanto el vino a la gente, pese a la distancia.

El pasado miércoles, González Byass convocaba, y de hecho, lograba reunir, a más de cien personas en la aplicación de videollamadas de Google para presentar la nueva saca “confinada” de su emblemático Tío Pepe en Rama, un fino de la DO Jerez elaborado, en esta ocasión, por Antonio Flores y su hija Silvia, enólogos de la bodega. Ambos estaban presentes también en la presentación para hablar del vino.

Pero lo más llamativo de esta comparecencia no era la presentación multitudinaria y on line, sino el hecho de que esta se convirtiera en un auténtico tabanco jerezano… virtual. Cada uno de los periodistas y amigos de la marca convocados había recibido previamente en su casa una botella de medio litro de Tío Pepe en Rama e instrucciones para tenerlo listo ese día, poder servírselo en la copa y catarlo junto a los Flores. De fondo, mientras todos los convocados se sentaban a la mesa, una guitarra flamenca, que amenizó también la velada cuando la presentación más técnica y el turno de preguntas llegó a su fin. Entre medias, saludos, preguntas acerca de la salud entre conocidos y alguna que otra broma de los habituales. Durante la hora larga en la que se extendió el tabanco, el ambiente, por ese tiempo, hacía soñar no ya con una nueva realidad, sino con la realidad buena, la de estar cerca de los compañeros y amigos degustando un vino mientras suena la música.

FUENTE: SOBREMESA Revsia Española del Vino y la Gasteronomí

Autora: Raquel Pardo.-  18 de Mayo de 2020

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El 43% de los locales están deseando abrir y lo harán en cuanto puedan. El 45% de los usuarios tiene intención de volver a salir de restaurantes con la misma o mayor frecuencia que antes, aunque les preocupa la aplicación de las medidas sanitarias y el presupuesto. Y un 57% de los usuarios planea hacerlo en el próximo mes.

Son algunas de las principales conclusiones que se extraen de un reciente estudio realizado la app de reservas online de restaurantes ElTenedor que, además de indicar que ya ha comenzado la apertura de los restaurantes —dependiendo de la fase en que se encuentren— y que el sector está trabajando para adaptarse a la nueva realidad implementando las medidas establecidas por el Gobierno. De hecho, un 43 % de los establecimientos señala que abrirán en cuanto se les permita y tan sólo un 2 % confirma que esta situación les obligará a cerrar definitivamente.

Salir de nuevo a restaurantes

Y respecto a los usuarios, el informe revela datos muy significativos, entre ellos:

  • El 57 % de los encuestados planea salir a restaurantes durante el próximo mes.
  • En total, un 85 % lo hará durante los primeros tres meses.
  • Un 45 % afirma que su intención es comer o cenar fuera con la misma o mayor frecuencia que lo hacía antes.

No obstante, y aunque la afición por la gastronomía se mantiene muy alta, la preocupación por las medidas sanitarias y por el presupuesto disponible en un futuro también están muy presentes, de modo que:

  • Un 24 % de los encuestados afirma que a partir de ahora saldrá menos a restaurantes.
  • Un 17 % por ahora ni se lo plantea, preocupados principalmente por la aplicación de las medidas sanitarias en los establecimientos.
  • Un 60 % considera esencial asegurarse de que el restaurante cumple con las medidas de higiene y seguridad establecidas.
  • Un 39 % afirma que ahora tendrá que mirar un poco más el presupuesto.

Sobre este último punto, la disponibilidad económica, el sector es muy consciente y por eso, siempre según este informe, en los planes de muchos hosteleros estaría la actualización de la carta con platos más económicos, la elaboración de menús más ajustados o incluso la aplicación de ofertas.

FUENTE: DIARIODEGASTRONOMIA.COM  

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He leído con gran interés un artículo firmado por Javier Pascual, y publicado en La Prensa del Rioja, de cuya publicación es editor el mismo. La revista corresponde al Nº. 230 y su fecha de publicación es el 4º. Trimestre de 2019. A pesar deñ tiempo transcurrido no pierde actualidad y recomiendo vivamente su lectura, pues se relaciona con los vinos riojanos que llegarán al mercado a no tardar mucho, revestidos de las  nuevas indicaciones que se han fijado para los vinos de crianza en Rioja.

La longitud del artículo, no permite su reproducción en este modesto blog, por lo que me he permitido «saltarme» buena parte del  ismo y fijarme en sus últimos párrafos, a modo de resumen o corolario. No cabe duda que las nuevas especificaciones de los vinos de crianza de Rioja tardarán en conocerse y asimilarse en el mercado, pero es necesario que tanto los consumidores, como los «intermediarios» del sector HORECA se familiaricen con ellas y sepan los amantes de los Riojas lo que van a encontrar en el vino de la botella, pero sobre todo el servicio de Restaurantes, Cafeterías, Bares y Tabernas.

A veces he sentido vergüenza ajena, cuando un extranjero conocedor de los más conocidos vinos de nuestro país (léase Rioja, Ribera, Cataluña, Galicia, etc. etc.) se mueve con facilidad a la hora de pedir vinos de los que nosotros tan solo sabemos su origen. Por lo que recomiendo la lectura de lo que sigue, y vamos a aprender pronto y bien la nueva «cara» de los vinos de Rioja.

 

Nuevas indicaciones, ¿nuevas tendencias?

Las modas, las ‘nuevas’ tendencias -que tan a menudo resultan ser vueltas al pasado-, se con-vierten a menudo en un primer plano de hojas de llamativos colores que no dejan ver el bosque. La tentación de dejarse llevar por esas modas y el socorrido ‘karma’ de la innovación puede conducir a la dispersión y a una pérdida de identidad nefasta para el negocio del vino. Ejemplos hay de ello que son sobradamente conocidos en el mundo del vino, tanto de bodegas como de regiones vinícolas enteras.

Sin duda una tentación que fácilmente puede afectar ahora a los operadores riojanos ante el éxito mediático que están cosechando las nuevas indicaciones creadas recientemente, particularmente la de ‘Viñedos Singulares’, innovaciones que siempre se justifican en base a la necesidad de atender las demandas del mercado. “Si somos sinceros, ni desde Rioja en general ni desde las empresas en particular estamos haciendo lo que piden los consumidores, que básicamente quieren que no les compliquemos la vida”, afirma Raúl García Polanco, director de Marketing de una firma centenaria especializada en la crianza como es Bodegas Riojanas, interrogándose a continuación si decir algo así será ‘políticamente correcto’. “Nos estamos dando cuenta de que nos hemos equivocado utilizando un lenguaje que solo entiende una minoría y, si queremos llegar a la gente joven, a nuevos consumidores de vino y al público en general, tenemos que cambiar ese lenguaje vinculado a un esnobismo que ha alejado a muchos consumidores.

No podemos esperar que en su primer acercamiento al vino el consumidor entienda de categorías, de variedades, de terruños… Hay que dirigirse a él con una idea simple, que fije la identidad de Rioja en un mensaje ‘principal’. Ideas sencillas sobre la región, las variedades, el estilo de los vinos. Valores que puedan recordarse con facilidad, como es el caso del envejecimiento de los vinos. Y luego ir trabajando el descubrimiento de todo lo que hay detrás de Rioja, con tantos matices y diversidad”.

Aun reconociendo que hay segmentos de público con más nivel de conocimiento, para el que se puede ofrecer información más compleja, ante la creación de nuevas figuras como los ‘viñedos singulares’, Raúl García asegura que “desde el punto de vista del marketing defenderemos a muerte que los ‘viñedos singulares tiran de la imagen, del mismo modo que en su día vivimos la moda de los vinos de autor. Pero fue una burbuja con poco recorrido económico para el sector, ya que comercialmente y en cuanto a rentabilidad su aportación no es comparable con la de los vinos criados”.

Y, consecuentemente, se pregunta si es realmente necesario a nivel global complicar las cosas tanto, pues está convencido de que necesitamos llegar de forma más fácil a los consumidores dado el escaso nivel general de conocimientos que hay. Cita como ejemplo que “muchos ni siquiera saben que la variedad que hay detrás de la identidad de Rioja es el tempranillo” y asegura que “muchos más de los que creemos sienten ‘miedo escénico’ y se apartan del vino porque no entienden, con lo que resulta una utopía que lleguen a entender nuevos conceptos como el de los viñedos singulares”.

Rioja, marca potente y con identidad

Frente a las modas globales, Rioja se ha mantenido fiel a su estrategia con un estilo diferenciado de vinos en base a sus variedades de uva tradicionales, fundamentalmente el tempranillo, el envejecimiento en barrica y la elegancia y finura como características dominantes. Que para la gente de este país “Rioja sea un vino fácil de beber, que se identifica con la crianza en barrica” resulta para Raúl G. Polanco la principal seña de identidad de una Denominación “que ha conseguido construir una marca muy potente”. “Siempre hemos presumido de nuestro parque de barricas. ¿Imaginas lo que significaría cambiar la línea de lo que venimos contando desde hace cuarenta años? Sería volver a empezar y tener que esperar otros veinte años en conseguir dar a conocer una nueva línea”.

Sin duda, lanzar mensajes demasiado difusos que intenten apuntar a todos los palos no favorece que el consumidor fije una imagen y la recuerde. Es imprescindible tener un foco más o menos único, apostar por lo que los consumidores identifican y valoran, y no dispersarse en querer ser diferentes cosas a la vez. “La clave está en seguir siendo lo que somos (una región privilegiada), posicionarnos en lo que somos mejores y nos diferencia (sabemos criar muy bien en barrica), invirtiendo en ello, no en lo que en un momento puntual pueda resultar una oportunidad de mercado, como es el caso de los blancos”, concluye el director de Marketing de Bodegas Riojanas, que acaba recomendando “no desenfocar los objetivos, ni salirse de lo que es el corazón de nuestro negocio”. También pone el acento Raúl G. Polanco en el gran esfuerzo realizado para reforzar la calidad de las categorías de vinos criados, tanto por parte de las bodegas como de los productores de uva. Una evolución de la calidad que ha sido muy notable porque “no solo responde a la vocación de Rioja por este tipo de vinos, sino a la necesidad de vender vinos con más valor, algo que se ha convertido en una cuestión de supervivencia para las 600 bodegas y para las 15.000 familias viticultoras de la Denominación”.

FUENTE: LA  PRENSA DEL RIOJA. Nº, 230

Autor J. Pascual

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ILUN

 

OS PRESENTAMOS NUESTRO NUEVO VINO TINTO

 

ILUN es la última creación de la bodega Gorka Izagirre. Elaborado en su totalidad con la poco conocida variedad autóctona Hondarrabi Beltza, destaca por su frescura, singularidad y su puro carácter atlántico.

ILUN ‘oscuro’ y ‘dios de la noche’ en euskera nos traslada a una parte poco conocida del mundo del txakoli, a un lugar que estaba olvidado y que lucha por no desaparecer.

¡Un vino que te sorprenderá!

ILUN se embotelló el 17 de abril del 2020, obteniendo únicamente 4317 botellas de 0,75l.

 

Se recibe con gusto esta nueva elaboración de Bodegas Gorka Izagirre, dentro de los pocos txakolís tintos que se pueden encontrar en el mercado. Muchos aficionados y degustadores del txakolí, tienen la idea, equivocada desde luego, de que «el txakolí es un vino blanco», ignorando que en pasados tiempos se elaboraba y bebía abundante txakolí gorri, en particular en la zona de Encartaciones, hasta que al llegar las tres grandes «plagas» de mediados del siglo XIX, una de ellas, el oidïum. atacó con fuerza a los viñedos de la variedad tinta, hasta el punto de que se produjo casi su desaparición. No se arrancaron las cepas; sencillamente se podaron y se hicieron injertos de variedades blancas. Pero ésta es otra historia.

Lo que ahora toca es felicitar a la bodega, en particular a Berto Izagirre y a José Ramón Calvo por este nuevo logro, y tratar de conseguir una botella y probar el tinto ILUN.

MAYO, 2020

J.L.L.

 

 

 

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José Andrés, Berasategui, Ruscalleda y Camarena,

ponentes en la segunda semana de #GastronomikaLive

Ha finalizado la primera semana organizada por #GastronómikaLive en la que han participado notables cocineros y cocineras que nos han hablado, a través de los medios audiovisulaes del momento que vive la Gastronomía más elevada, así co o de las perspectivas que para ellos presenta el futuro.

Hoy día 8 de mayo, en la sesión de la tarde (17,00 h) concluyen las aportaciones de los invitados, con la intervención de Quique Dacosta, del restaurante del restaurante del mismo nombre, situado en Denia, Alicante. Ponencia: «Reinventar los negocios tras la Covid-19»

Recomendamos a todos los aficionados a la Cultura de la Gastronomía, en cualquiera de sus aspectos, repasar algunas, o todas, las ponencias tratadas a lo largo de la primera se mana que hoy termina; y a seguir con no menor interés la segunda semana que dará comienzo el próximo lunes día 11. Allí nos «encontraremos» atentos a lo que nos vayan a decir algunos de los «gurus» de la Gastronomía al día.

Muy pocos imaginaban hace más de veinte años el lugar que la gastronomía ha llegado a adquirir en nuestras sociedades. En aquella época hablar de congresos de cocineros era algo inaudito. Cuando en San Sebastián organizamos el primero de todos se pasó de la sorpresa a la ilusión y de ahí a una actividad que todos los años llega a nuestras vidas como la Navidad y nos parece una parte de nuestra profesión que siempre ha estado ahí.

En aquellos momentos había que ser valiente, innovador y casi osado para lanzarse a algo que no se sabía si sería un éxito ni de qué medida. En este momento San Sebastian Gastronomika – Euskadi Basque Country va a dar un nuevo salto sin red. Nosotros tampoco sabemos bien, como pasa con todo el sector, cómo serán las cosas que han de venir, cómo nos relacionaremos o como cambiará el mundo de los productores, transformadores, cocineros y todo el resto de nuestra familia, pero lo que tenemos claro es que no podemos quedarnos quietos, ensimismados, paralizados por muy duro e insondable que sea lo que nos está dejando este terrible virus.

Así que nos hemos puesto manos a la obra, como antaño, para construir mirando al futuro. El tiempo de los lamentos dejará paso pronto al de la acción y nosotros queremos contribuir a que todos podamos entrenarnos de nuevo, a sentir que compartir conocimiento y relacionarnos, aunque tenga que ser por vías telemáticas, más frías y menos de nuestra cultura, es la mejor manera de ser fuertes. Por eso hemos organizado este encuentro especial y previo al congreso San Sebastian Gastronomika que hoy presentamos bajo el nombre de #GastronomikaLive y que va a suponer un primer salto, pero un gran salto, en el mundo de los grandes eventos virtuales de gastronomía.

Vamos a ir juntos, vamos a aprender juntos y vamos a empujar para escuchar todas las voces que tengan algo que aportar.

Mucho ánimo y fuerza a todos.

Roser Torras, directora de San Sebastián Gastronomika – Euskadi Basque Country

Va siendo hora de recuperar el espíritu y desentumecer los músculos. El viaje hacia quién sabe dónde va a terminar más pronto que tarde. No sabemos dónde nos van a lanzar. En qué país, en qué mundo, qué reglas son las que regirán en él, ni siquiera si seremos bien recibidos. Ya no hay vuelta atrás. La única alternativa es, llegado el momento, lanzarse. Perdonen por la enésima metáfora bélica, pero no encuentro sensación de soledad y desasosiego más honda que la del paracaidista que espera el momento de saltar agarrado a su fusil o la del infante de marina que aguarda el frenazo de la lancha al encallarse en la arena. A partir de ahí, tan solo queda encomendarse a la experiencia, al instinto y a la suerte.

Esperábamos que los que están al mando nos dieran consignas más precisas, nos aliviaran con certidumbres, –ya saben pocas cosas y muy claras–, o se sacaran algún conejo de la chistera presidencial en clave de programa de apoyo a nuestro mundo, pero no. Cuando lleguen a tierra, búsquense la vida. Ni peros ni peras. No hay réplica ni turno para rechistar. Así que no sé si merece mucho la pena esperar, seguir esperando quiero decir, fruta del olmo.

Yo salto. Sigo encerrado físicamente, pero he salido del confinamiento mental hace días. La vuelta va a ser exigente y hay que estar en forma, hasta físicamente, me digo. La cocina casera y su prolongación natural llamada vino sí engordan, digan lo que digan. Sigo. Que venga lo que tenga que venir. Pecho y para adelante, como han hecho siempre los que nos precedieron en aquellas oscuras cocinas, entre las mesas de los viejos comedores, en el lado de dentro de las barras de tascas y bares. La razón ya ha trabajado bastante en estas semanas. Hoy hay que sentir la tensión en las venas del cuello, la intuición y el pálpito. Vamos.

Reunión virtual

A partir del lunes la tecnología permitirá reunirse de nuevo a la tribu en una Donosti virtual, una sin Urgull ni Ulía, de fibra óptica y servidores, en realidad un San Sebastián Gastronomika contemporáneo y adelantado, como los guisantes lágrima, como nuestras vidas actuales, sin playas, restaurantes ni bares. Un entrante… unos pintxos de lo que vendrá en octubre pero con un nombre moderno, como aquellos platos que nos asombraron en los noventa, pero más corto: #GastronomikaLive, ha sido bautizado. Un encuentro diario, no, en realidad, dos, uno por la mañana y otro por la tarde.

Como decíamos arriba para mí ya terminó el tiempo de andar lamentándome por las esquinas. Al mal tiempo, paraguas. Y si lo que nos toca este mayo florido no va a incluir cenar juntos, ni abrazarnos con el ubicuo Martín Garrote, pues lo echaremos de menos, pero vamos a aprovechar lo que sí podemos hacer, que es recuperar el espíritu de esa ciudad en octubre, ese lugar donde todos a los que nos corren aceite, cebolla y perejil por las venas hemos encontrado siempre lo mejor de nosotros mismos. Ese tiempo en el que la batería emocional se recarga para el resto del año al sentirnos rodeados por tipos –y tipas– tan locos como nosotros mismos, por tantísimos bichos raros.

No va a ser lo mismo recorrer el Paseo de Francia junto al río o dar la vuelta por el Paseo Nuevo que venir desde la cocina al cuartito donde laboro, pero trataremos de invocar y reencontrarnos con el espíritu del congreso de San Sebastián, un intangible, como dicen ahora, difícil de convertir en una cifra o subirlo a una red social, pero de cuya existencia no nos cabe duda alguna. Están todos invitados a intentar que esa energía se manifieste y nos sea de ayuda en lo que ha de venir. En octubre, Dios dirá.

Ya saben, San Sebastián de nuevo en una pantalla. Esta vez sin actrices famosas ni alfombras rojas, sin mostrar la barandilla ni el ‘marco incomparable’ de la isla al atardecer de un día soleado de mayo. Solo con amigos que se juntan para conversar y su espíritu de ‘Ciudad abierta’ al que cantó Gabriel Celaya, de lugar irrepetible en donde las gentes de los fogones de cualquier rincón del mundo siempre se sienten, nos sentimos, como en nuestra propia casa, aunque esta vez sea virtual.

Benjamín Lana, presidente División de Gastronomía de Vocento

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El vino es de las pocas bebidas que pueden verse afectadas en función de cómo sea el clima de cada año. Pero ¿es realmente importante?, ¿se puede generalizar?, ¿debemos desechar los vinos de añadas malas y buscar solo las buenas o excelentes?

 

El año en que se vendimian las uvas es un dato tan importante que los productores se afanan por explicar las cualidades de cada una de ellas. Años especialmente frescos, con maduraciones lentas y sin incidencias reseñables, años muy soleados y también con unas buenas reservas de agua, años secos, años con golpes de calor, con noches cálidas que impiden que la planta repose…..todo afecta a la uva y, por ende, a la calidad final del vino, pero lamentamos decirles que no siempre es decisiva.

¿Cómo califican las denominaciones de origen una añada?

Vamos a observar la descripción que realiza una de las denominaciones de origen más reconocidas de España, Rioja. Tal y como nos describe la famosa D.O. Calificada en su página web “el Consejo Regulador de Rioja se basa en los resultados del análisis químico y organoléptico de las muestras tomadas directamente en todas las bodegas elaboradoras. Esta valoración oficial de la añada se realiza sobre los vinos recién elaborados, por lo que debe ser completada con referencias a su evolución en los vinos sometidos a proceso de crianza”. Quizá no les aclare demasiado. Normal, no hemos podido localizar una tabla de valoración que “matemáticamente” indique cuándo una añada es excelente, buena o regular. Por otra parte, esta cosecha “regular” rara vez llega a muchas denominaciones de origen, por lo que no sería raro que nos preguntemos si es que realmente no hay ningún año regular en el mundo del vino y, ya no digamos, malo.

Con todo, somos humanos y, por tanto, capaces de entender lo traumática que debe ser una valoración negativa de una cosecha para todas las familias del vino que conviven dentro de cada denominación de origen. En defensa de estas calificaciones globales de una determinada cosecha podemos decir que la tecnología en el mundo del vino ha permitido elaborar buen vino incluso en años malos, por lo que no es descabellado pensar que las métricas analíticas pueden lanzar los mínimos indispensables para una valoración óptima con relativa facilidad. La industrialización de muchas bodegas, especialmente las de mayor producción, y los mínimos controles que a lo largo del año realizan muchos consejos reguladores, permite que los vinos lleguen a estos estándares de calidad mínimos.

A cualquier viticultor que se le pregunte dirá que la valoración global de una añada es delicada e incluso desaconsejable. Lamentablemente el consumidor no puede estar al día de toda la actualidad y, además, también de la relativa al año climático en el vino.

Las cosechas nos han de dar pistas del estilo del vino, una vez conocemos el estilo de cada uno de los productores que incluimos en nuestra cesta de la compra. El año de cada botella nos puede dar pistas de si el vino es sensiblemente más maduro, sensiblemente más alcohólico, si su fruta es más fresca o más madura, si prima el carácter herbal en sus aromas, si se espera una acidez refrescante o si, por contra, el vino tenderá a ser más voluminoso, goloso y estructurado como fruto de un exceso de alcohol e insolación.

Los fanáticos del vino se derriten ante años frescos. Un añada fresca supone que el vino puede tener un sin fin de cualidades que permitirán que pueda ser grande. Primero acidez, que es el ingrediente fundamental, no sólo para que el vino envejezca mejor, sino también porque esta acidez es la columna vertebral de un vino, que permite sostener el resto de atributos. Más allá de la acidez, el vino potencialmente podrá tener menos alcohol en años más frescos, y su fruta tenderá ser más ácida en lugar de dulce o golosa. Por contra, un año muy cálido nos hará pensar que el vino podrá ofrecernos una fruta más madura, un mayor nivel de alcohol y una acidez menos tirante. A grandes rasgos, estos simples indicativos de año fresco o cálido también nos servirá para predecir si un vino tiene mayor o menor capacidad de envejecimiento. Si debemos consumirlo más pronto o más tarde.

La cosecha en un vino es la lectura que cada bodeguero y viticultor hace de un año, es un pedacito de tiempo embotellado, el resumen de un ciclo vegetativo. Por este motivo, no hay un vino igual a otro. Sí parecidos, pero afortunadamente nunca iguales. Las bodegas más prestigiosas guardan un histórico de sus vinos para conocer mejor el impacto de sus vinos en el tiempo, conocedores como son de cada circunstancia climática en cada una de sus añadas. Lo guardan también porque este histórico de cosechas no deja de ser una biografía ecológica de cada familia productora, de cada bodega.

Se dice que en añadas buenas, todo el mundo es capaz de hacer un vino correcto, y que las añadas complicadas son aquellas que permiten al buen elaborador lucirse, porque requiere de un mayor ingenio y precisión para sacar el mejor vino posible.

Les invitamos a que profundicen un poco más en el concepto “añada” a la hora de consumir un vino, pero no lo hagan con el afán de encontrar la mejor valorada, sino con el espíritu de conocer el impacto que un determinado año tiene en el estilo de un vino que ya conocen.

FUENTE: Publicado por Guía Peñin el 

http://guiapenin.wine/050420

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En los últimos años he seguido con interés la recopilación e investigación del llamado “chacolí de Chile”, y he de reconocer que no he llegado a saber si a Chile llegó tan solo el nombre, o desde la época de la conquista, o pasado algún tiempo desde ella, algún desconocido personaje se llevó unos plantas desde el País vasco, y plantó las primeras cepas de “vino chacolí”. Tras consultar numerosas fuentes y autores chilenos que han investigado y escrito sobre el particular, yo me inclino por la primera opción.

Las siguientes notas proceden de un amplio estudio fruto del trabajo de varios autores pertenecientes a Universidades como la de Santiago de Chile (USACH); Finos Terrae y Universidad de Chile,   ambas también de Santiago, Universidad de Bio Bio; Universidad Nacional de Cuyo, en Mendoza, Argentina, y la Escuela Nacional de Sommelier, de Santiago de Chile.

El chacolí es un vino típico de la vitivinicultura popular de Chile, elaborado desde el Huasco, en el Norte Chico, hasta el Valle Central. Se trata de una bebida de singular tradición, ampliamente difundida en las masas populares, sobre todo en las celebraciones de fin de cosecha, car-naval y fiestas patrias. Para muchos chilenos, esta bebida es parte importante de su vida social y de su identidad cultural.

La gran industria vitivinícola chilena ha dedicado escaso interés al desarrollo de estas bebidas. Ha priorizado el enfoque angloamericano de los puntos Parker y la estandarización de los productos. No se ha preocupado por la identidad territorial ni histórica de los vinos. Esta situa-ción ha adquirido relevancia por la fuerte concentración de la industria en las grandes empre-sas. Basta recordar que la mayor de ellas, Concha y Toro, controla el 25% del mercado nacio-nal; y las diez mayores manejan el 50% de las exportaciones. Para aprovechar su posición do-minante, estas grandes empresas han optado por promover los vinos estandarizados, sin inte-resarse por las denominaciones de origen y los productos típicos.

Esta bebida típica no ha sido estudiada hasta el momento con suficiente profundidad por la académica. Los trabajos de Claudio Gay (1855) trazaron un perfil un tanto despectivo de este producto y sentaron las bases de su valoración negativa, reiterada después por los autores posteriores (Couyoumdjian, 2006; Del Pozo, 2014). Algunos trabajos dedicados a la historia del vino chileno se han focalizado principalmente en las grandes viñas (Del Pozo, 2014), el problema del alcoholismo (Fernández Labbé, 2010) y el proceso de modernización impulsado por los franceses en la segunda mitad del siglo XIX (Briones, 2006; Coujoumdjian, 2006), el terroir y las cepas francesas (Pszczólkowski, 2014 y 2015). Naturalmente, estos autores se focalizaron en la corriente principal de la industria vitivinícola chilena, dejando para más adelante las ramas secundarias, dentro de las que se encuentran, precisamente, el chacolí.

Las referencias parciales de la literatura especializada en la historia del vino chileno trazan algunos antecedentes para conocer estos productos. Pero han dejado muchas preguntas abiertas. Por un lado, conviene identificar qué uvas se utilizaban para elaborar el chacolí. Gay (1855) y Del Pozo (2014) lo asocian con las uvas criollas, pero conviene definir con mayor claridad el concepto. También es importante determinar el área geográfica del chacolí, consi-derando también los estudios de Morales (1896) para la zona del Huasco. Otro elemento que conviene aclarar es el ciclo histórico de estos productos. Uno de los estudios entrega datos de la rentabilidad económica del chacolí por hectárea de viña en 1874 en Los Andes y San Felipe (Aránguiz, 1995). Queda pendiente sistematizar la información disponible, enriquecerla con nuevas fuentes y establecer con mayor precisión la historia, identidad y ubicación geográfica de esta bebida, objetos del presente artículo.

Para alcanzar estos objetivos, el presente artículo ha examinado cuatro corpus documentales principales: a) inventarios de bienes y testamentos de los viticultores chilenos de la primera mitad del siglo XIX, conservados en el Archivo Nacional (AN); b) Fondos de Tesorería y Aduana de Chile en el segundo cuarto del siglo XIX (AN); c) medios de prensa gráfica editados en Santiago, Valparaíso y otras ciudades chilenas, entre la segunda mitad del siglo XIX y el primer tercio del XX; y d) Archivo del Instituto Nacional de Propiedad Industrial (INAPI). Se ha utilizado el método propio de la historia (heurístico crítico) para confrontar las hipótesis con los referentes empíricos mencionados. Todo ello se ha interpretado a la luz de la bibliografía especializada sobre el tema. Como resultado, se ha podido reconstruir el itinerario cultural de este producto en Chile.

 

Autor: José Luis Lejonagoitia.

Recopilación datos: Idesia vol.33 no.3 Arica ago. 2015

Pablo Lacoste1*, Amalia Castro2, Félix Briones3, Felipe Cussen1, Natalia Soto4, Bibiana Rendón5, Fernando Mujica6, Paulette Aguilera1, Carolina Cofré1, Emiliano Núñez1, Michelle L. Adunka1

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Hace algún tiempo «descubrí» en una cata de vinos de «rueda», uno de los que más me impresionó entonces y ahora, hasta el punto de que soy un consumidor habitual de los vinos de esta bodega. Me congratulo del crecimiento del Grupo, y su dedicación a ofrecer buenos vinos.

Es director general y propietario del grupo Avelino Vegas junto a sus hermanos Avelino y Maribel, mientras que su esposa, Ana Isabel Gómez, es la responsable de marketing y comunicación, así que todo queda en familia.

La empresa nació en 1950 en Santiuste, Segovia, una pequeña villa en el entorno de Nieva, cada vez más reconocido por sus verdejos “diferentes” dentro de la Denominación Rueda. “Empezamos con una bodega de vinos como mi padre la entendía entonces, con sus garrafas y damajuanas. Luego, en los años 80 llegó la D.O. y después, casi por obligación, por demanda del mercado, tuvimos que dar el salto a los tintos; y lo lógico y natural en nuestra zona era mirar a la Ribera del Duero. Decidimos comprar una antigua cooperativa en vez de fundar bodega nueva para poder aprovisionarnos de viñedo viejo y poder hacer vinos de calidad desde el primer momento. Queríamos elaborar un tinto de alta gama y en 1993 nació Fuentespina. Luego, hemos ido ampliando a otras zonas”.

¿No pensaron, como otros, en hacer tintos en la zona de Rueda? En Castilla y León tenemos unas denominaciones fantásticas y muy bien definidas. En un sentido muy genérico, los blancos son de Rueda, los rosados de Cigales y los tintos de la Ribera del Duero, Toro y el Bierzo. Ahora hay un totum revolutum porque todo el mundo ha querido hacer de todo, pero la situación se está reequilibrando y cada uno vuelve a sus esencias. En Rueda no se ha conseguido una singularidad especial con el tempranillo, pero con los verdejos hemos tenido el boom de expansión más importante de este siglo en España y la tendencia que veo es que los blancos están creciendo mucho.

¿Santiuste, y la zona de Segovia en general, son tan diferentes de la de Rueda? Ahora que va a haber vinos de pueblo, tendríamos que sacar el de Santiuste. Nuestra comarca tiene unas características absolutamente singulares dentro de la D.O. Aquí las viñas están en suelos arenosos muy pobres a una altitud entre los 800 y los 900 metros; son casi como suelos de playa con cantos rodados y los clientes que vienen a vernos se asombran de que de entre estas piedras pueda salir algo. En verano te asas de calor a 35º, pero de noche te tienes que poner una chaqueta: a las doce o la una de la mañana ves como baja el termómetros y pasamos a 12º o incluso menos. En Rueda se vendimia normalmente en la primera semana de septiembre mientras que en Santiuste se hace en la última o incluso ya a primeros de octubre. ¡Casi un mes de diferencia! Históricamente hemos tenido el orgullo de que de la zona de Rueda venían a “quitarnos” las uvas.

En Segovia tenían gran experiencia con los verdejos, pero en la bodega de Fuentespina para tintos eran novatos… Cuando empezamos allí en 1993 –una de las peores cosechas de la historia de la D.O.– abrimos para la vendimia y nos extrañamos porque no venía nadie: hasta el fin de semana no se recogía la uva y luego, en el puente del Pilar, entraba toda de golpe. Y mezclada. Era una locura y aquellos tintos unos claretes venidos a más. La viticultura de alta calidad es muy reciente en la mayor parte de España, es de antes de ayer: para el común de los vinos y salvando excepciones, se hacía una vendimia a saco. Pero todo ha cambiado en los últimos 20 años y somos mucho más delicados a la hora de seleccionar y elaborar. Reformamos y modernizamos las instalaciones en cuanto a tecnología, pero hemos mantenido la estructura y aprovechado sus recursos arquitectónicos. Los antiguos cooperativistas siguen siendo prioritarios a la hora de abastecernos y, además, vienen con uva que procede en muchos casos de viñedos centenarios.

¿Es un hecho diferencial la edad del viñedo? Al adquirir Fuentespina éramos la bodega 35ª de la Ribera; hoy hay más de 300. Ahora queremos un salto cualitativo y hemos hecho en Peñafiel una pequeña bodega con alta tecnología para unas 80 000 botellas donde estamos elaborando toda la selección de viñas viejas en pequeños recipientes y de forma mucho más meticulosa. Es algo nuevo, mucho más pequeño, muy ilusionante y puedes mimarlo mucho más. Corren nuevos aires y buscamos preservar la fruta, que la madera la complemente, pero que la uva sea siempre la protagonista. El proyecto enlazó con el centenario, en 2017, del nacimiento de mi padre Avelino Vegas, y para la primavera de este año estará totalmente terminado y a punto de caramelo. Es un edificio espectacular que parece un barco y tiene unas vistas impresionantes al campo y al castillo de Peñafiel, que también tiene forma de barco, así que es un guiño que le hacemos a este símbolo de la comarca. Queríamos que la dirección enológica fuese distinta a la de Fuentespina y la gestiona nuestra hija Cristina, que lo lleva en la sangre porque ha estado haciendo elaboraciones desde los 13 años y hoy es biotecnóloga con Diploma Nacional de Enología por la Universidad de Burdeos y un gran bagaje tras haber trabajado en châteaux como Lafitte y Haut-Brion.

Tanto Avelino Vegas en Rueda, con tres millones de botellas, como Fuentespina en la Ribera con cinco millones, son bodegas de gran volumen. ¿Se puede enfocar con esta experiencia un proyecto de vinos de “boutique”? Queremos alcanzar la excelencia a partir de la calidad de nuestro viñedo. En 1995 hicimos un censo de las viñas viejas de nuestros viticultores y vimos cuales tenían más de 50 años, es decir, que eran de 1945 para atrás y remontándose hasta 1907. Estos viñedos se han ido preservando y hemos incorporado alguno más, como uno de 80 años en La Aguilera. La zona de Fuestespina, Fuentelcésped y Moradillo, que está al lado, es un terreno espectacular con mucho viñedo antiguo. En estos últimos 25 años hemos aprendido y necesitábamos dar un salto porque estas viñas no podíamos elaborarlas en las mismas instalaciones que usamos para el gran volumen, estamos vinificándolas por separado y por parcelas en depósitos de 10 000 litros. Antes ya habíamos seleccionado los viñedos viejos de nuestra zona en Segovia para 120 000 botellas de nuestra marca Circe, que elaboramos aparte a partir de una pequeña selección súper cuidada de micro-majuelos para los que nos esperamos hasta el final de la vendimia. Estamos acostumbrados a diferenciar y trabajar cada etiqueta para su mercado, su público y su precio.

¿También hay varias Riberas del Duero? Hay hasta tres y tendríamos que hablar de área, de suelo y de altitud. En estos años buscando las mejores viñas hemos visto que hay una zona vallisoletana y otra burgalesa, así como una zona muy baja y otra de altitud superior que tengo claro que es la que da más calidad. También hay viñedos viejos y jóvenes, aunque la cantidad de viñas de menos de 30 años es bastante importante. Todas son aptas para dar un buen vino y no denostamos el estilo “roble” que es fresco, afrutado, llega a todo el mundo y es un básico de todos los días para el consumo doméstico y la barra del bar, pero puedes tener también parcelas de viñedo de altísima gama con las que competir con los mejores vinos de cualquier parte del mundo.

 

¿Cómo recuerdas ahora los vinos de tu infancia? Mi padre elaboraba unos vinos básicos de alta graduación, hechos sin tecnología, cuando se denostaba a la verdejo porque se decía que tenía mucha acidez. Aún conservamos, detrás de donde vivimos, la primitiva bodega de tinajas de barro y la de cemento de los años 70, que hoy haría las delicias de muchos. Mi recuerdo de cuando era niño es una larga caravana de carros de mulas de la gente que venía de vendimiar y que iba descargando la uva. Mi padre les ponía unos porrones de vino, unas aceitunas, un poco de verdel… aquello era como una fiesta.

Al final, la vieja bodega de Santiuste es la del padre, la de Fuentespina la del hijo y la de Peñafiel la de la nieta. ¿Qué viene después? Pues hemos comprado otras 80 hectáreas de terreno calizo a una altitud de 900 metros en Castrillo de Duero y, como decía Mondavi, estamos plantando allí las viñas que serán de nuestros nietos.

¿También hay varias Riberas del Duero? Hay hasta tres y tendríamos que hablar de área, de suelo y de altitud. En estos años buscando las mejores viñas hemos visto que hay una zona vallisoletana y otra burgalesa, así como una zona muy baja y otra de altitud superior que tengo claro que es la que da más calidad. También hay viñedos viejos y jóvenes, aunque la cantidad de viñas de menos de 30 años es bastante importante. Todas son aptas para dar un buen vino y no denostamos el estilo “roble” que es fresco, afrutado, llega a todo el mundo y es un básico de todos los días para el consumo doméstico y la barra del bar, pero puedes tener también parcelas de viñedo de altísima gama con las que competir con los mejores vinos de cualquier parte del mundo.

¿Cómo recuerdas ahora los vinos de tu infancia? Mi padre elaboraba unos vinos básicos de alta graduación, hechos sin tecnología, cuando se denostaba a la verdejo porque se decía que tenía mucha acidez. Aún conservamos, detrás de donde vivimos, la primitiva bodega de tinajas de barro y la de cemento de los años 70, que hoy haría las delicias de muchos. Mi recuerdo de cuando era niño es una larga caravana de carros de mulas de la gente que venía de vendimiar y que iba descargando la uva. Mi padre les ponía unos porrones de vino, unas aceitunas, un poco de verdel… aquello era como una fiesta.

Al final, la vieja bodega de Santiuste es la del padre, la de Fuentespina la del hijo y la de Peñafiel la de la nieta. ¿Qué viene después? Pues hemos comprado otras 80 hectáreas de terreno calizo a una altitud de 900 metros en Castrillo de Duero y, como decía Mondavi, estamos plantando allí las viñas que serán de nuestros nietos.

 

 

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