Como la cultura clasica que otorgase a la mitica caja de los truenos, la advertencia de no ser abierta, nunca; una oscura amenaza se cierne también para el sector viticultor europeo si finalmente queda suprimido el
sistema de derechos de plantacion a partir del proximo 1 de enero de 2016.
El debate esta sobre la mesa para la propia Comision Europea quien ha decidido crear un grupo de trabajo de Alto Nivel para evaluar las posibles consecuencias a medio y Iargo plazo para el sistema productor. El horizonte no parece el mas adecuado a tenor de lo vislumbrado en las últimas reuniones mantenidas en Bru-
selas y Palermo. La realidad no puede ser mas tajante segon las partes implicadas, en el frontal rechazo de Ia EFOW (European Federation of Origin Wnes), que ha expresado, desde el primer momento, que la completa liberalizacion tendrá unos efectos definitivos y nefastos sobre el actual y delicado sector vitivinicola de los países tradicionalmente productores de la Union Europea.
Para la CECRV (Confederacion Española de Consejos Reguladores Vitivinicolas) la supresion global de los derechos de plantación implicara una aperlura total y agresiva al mercado en zonas sin IGP (lndicacion Geografica Protegida), cuyos precios dltimos terminaran afectando a zonas de superficie de vinedo eumpeo
con Denominacion de Origen. El razonamiento que justifica su importancia sabiendo que las pequenas explotaciones (con una superticie menor a las cinco Ha) constituyen mas del 90 % las parcelas comunitarias. El argumento es logico suponiendo que la liberalización extrema situara en condiciones de mayor ventaja competitiva a las superficies de viñedo, con una mayor facilidad de acceso a las zonas de máximo rendimiento, mecanizacion productiva y mayor inversion hidrica, en detrimento, de otras zonas tradicionales (familiares y ambitos rurales) de produccion.
Una liberalizacion que, en principio, impulsaría la propia inercia del mercado, motivación indiscutible e innata de toda la actividad comercial, pero que deja en situación, cuanto menos, delicada a los productores, eslabón mas débil de la cadena. Un temible efecto domino del que ni siquiera escaparian el resto de firmas
empresariales, pequenas y medianas del sector, ya que una hipertrofia industrial facilitaria un macrocentración en pocas manos que ala postre, terminaría fagocitando a todos. Incluso podria diluir
la esencia competitiva y de calidad, por la que tanto se ha trabajado en el seno de las Denominaciones de Origen. Tal y como insisten desde Ia CECRV (Confederación Española de Consejos Reguladores Vitivinícolas) no se entiende Ia paradoja de la UE, hace anos con la OCM, de primar el esfuerzo de arranque de miles
de hectareas de vinedo para después Iiberalizar todo el territorio; una medida que podria, no solo volver a generar un excedente de sobreproduccion, con una consecuente caida de precios, sino lo que es aun más peligroso, seria un incentivo a la deslocalización de la plantación de viñedos, y progresivo abandono
local. Está, en juego, se advierte desde la CECIIV, la pervivencia del modelo de calidad basado en la tipicidad de los vinos europeos.