La Junta de Castilla y León confía en que en un plazo aproximado de cuatro años la zona norte de la provincia de Burgos tenga su propia denominación de origen (DO) de chacolí. Es la estimación que ayer hizo en la ciudad el delegado territorial de la Junta, Baudilio Fernández-Mardomingo, que cursó visita a los impulsores de la bodega Término de Miranda, que estos días han plantado 2 nuevas hectáreas en la finca de San Miguel del Monte y han comenzado el emparrado del viñedo existente.
El representante regional explicó que el siguiente paso es que la asociación de viticultores y bodegueros que se ha creado concluya todos los estudios técnicos precisos para la creación de la denominación de origen, una tramitación administrativa que el colectivo está ultimando y que entregará al Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (ITACyL), responsable de las figuras de calidad.
Fernández-Mardomingo avanzó que se optará directamente por la denominación de origen, sin pasar antes por alguna otra figura de calidad, como en un principio se valoró. Una vez que el Instituto Tecnológico Agrario tenga la documentación (estudios de edafología, climatología, variedades posibles, rendimientos, tipo de elaboración…) la propuesta de DO dará otra avance. «Hay que enviarla a Europa, a través del Ministerio de Agricultura, y en un plazo de aquí a cuatro años podríamos tener la denominación de origen para que todos los productores de Miranda, la Bureba o el Valle de Mena, puedan utilizar la denominación chacolí para sus magníficos productos», expuso el delegado territorial.
«Claridad meridiana»
A nivel legal cree que «la batalla» abierta con las actuales tres DO existentes para el chacolí se decantará a favor de los productores burgaleses. «La normativa referente a figuras de calidad lo respeta; no se podría utilizar el término chacolí si no es en una denominación de origen, por ello, en el momento que lo sea, nuestros servicios jurídicos dicen que existe una claridad meridiana en la normativa europea de tal forma que se puede utilizar el término chacolí», aseguró Fernández-Mardomingo.
De hecho recordó que actualmente CH 2011 de Término de Miranda respeta la norma sin comercializarse como chacolí, aunque se explica en su contraetiqueta el proyecto para lograr la denominación de origen y recuperar un producto tradicional de la zona.
A pie de viñedo, Koldo Madariaga, uno de los responsables de la bodega y de la asociación de viticultores y productores coincidía en que ellos están dando los pasos de la manera correcta. «Hay más agricultores plantando, los técnicos están trabajando en los estudios y la documentación, nuestro producto ha tenido una acogida como para estar muy satisfechos…», refería.
«Legítimo derecho»
Igualmente explicaba que ante la polémica con las DO vascas, y aunque siguen existiendo problemas, «ya empiezan a entender que al final tenemos legítimo derecho para crear una denominación de origen», aunque «siguen poniendo barreras». No obstante analiza que «es cuestión de tiempo», poniendo en valor que ellos están dado los pasos legales y correctos, y que al final «es el ciudadano el que tiene la última palabra; se impone el producto, y si es de calidad, no hay nada que decir».
En la visita explicó los avances dados en las plantaciones del entorno. Con las 4 hectáreas existentes en San Miguel, 2 de Suzana, 2 de Ayuelas, 1,5 de Santa Gadea del Cid y media en Orón, se alcanzan las 10 hectáreas, que el año que viene sumarán otras 2 en San Miguel. Un total de 12 hectáreas que tendrán que incrementarse en este proyecto de recuperación. «Estamos en el año 2, y muy satisfechos, pero hay que seguir creciendo», advierte Madariaga.
FUENTE: G.A.T. / Miranda – martes, 01 de mayo de 2012. diariodeburgos.es
COMENTARIO DE BACCHUS.- Parece que el entusiasmo de la Junta supera las condiciones requeridas para la declaración de Denominación de Origen, como se pretende hacer con el pretendido «chacolí de Burgos», dicha sea en relación al nombre, que no al vino que se pretende hacer. Castilla-León cuenta con varias denominaciones de origen, algunas muy prestigiadas, pero ninguna se parece a la que se pretende instaurar en la comarca del norte de Burgos. La primeras cuestión es que comercialmente hay que plantearse si diez hectáreas de viñedo, pueden soportar una denominación de origen. ¿Qué variedad principal y cuales de las mejorantes va a incluir el «futuro» Consejo Regulador en las normas de elaboración? La pinta es de que no tienen nada que ver unas con otras de las actuales. Hay más cuestiones que se pueden poner en cuestión, pero parece que no sirven a los responsables políticos del asunto. Cuando previsiblemente las cosas vayan mal, ¿desaparecerán como acostumbran? Por hoy basta. Seguiremos con interés este asunto.
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