The Wine Advocate publica el informe sobre la investigación Campo- Miller
La publicación de Parker reconoce que pudo haber actos que crearan «apariencia de incorrección” en las catas de vinos españoles de Jay Miller y ha decidido no publicarlas en The Wine Advocate.
John Salvi MW, miembro del comité que investiga en España el asunto Pancho Campo
Recientemente la edición digital de The Wine Advocate hizo público el resumen de la investigación interna encargada por el crítico vinícola estadounidense Robert Parker al bufete de abogados Cozen O’Connor para aclarar la irregularidad o no en las catas de vinos españoles efectuadas en 2011 por su delegado entonces, el psicólogo clínico Jay Miller.
El informe, que contiene más de 2.000 páginas, concluye que no hay “prueba alguna de que Jay Miller recibiera nada de valor en sus visitas a bodegas o durante sus catas para The Wine Advocate”. Sin embargo, reconoce que debido a que las catas para la revista de Parker se celebraron conjuntamente o muy cercanas a eventos privados y patrocinados por diversos organismos vitivinícolas españoles, se “creó apariencia de incorreción que no estaba a la altura de los altos requisitos que The Wine Advocate fijó para sí mismo”.
Conducta lícita, pero confusa
El informe se hace dos preguntas previas a la investigación, una de ellas, la relativa al cobro de alguna cantidad por parte de Miller y la otra acerca de si hubo confusión entre las catas que Miller hizo para publicar en The Wine Advocate y eventos privados al margen de la publicación. También considera quiénes son los responsables de tal confusión, ya sea intencionadamente o de buena fe.
Como consideración previa el informe remite a 2009, fecha en que el propio Robert Parker pidió al entonces director y fundador de The Wine Academy, Pancho Campo, que guiara a Jay Miller en sus visitas a regiones españolas para catar vinos destinados a publicarse en el Advocate, dado que Miller no hablaba, ni habla, español. Se informa de que Campo aceptó hacer de cicerone sin cargo alguno, y se aclara que esta asistencia fue tal para dos propósitos: las catas para la revista y eventos privados organizados por The Wine Academy y por los que esta empresa cobró de sus patrocinadores.
Las visitas para The Wine Advocate se basaron en recorrer regiones vinícolas y eventualmente visitar bodegas privadas que, según el informe, el propio Miller escogía en su mayoría, mientras que Campo era quien elegía el resto en una proporción que Miller cuantifica en 75/25 mientras que Campo asegura que esa última cifra es mucho menor. Sobre la influencia de Campo en las visitas a bodegas, el informe aclara que nadie más en la revista dirigida por el crítico de Baltimore estaba al tanto de ella.
Sin embargo, esa difusa relación entre lo pagado y lo no pagado y destinado a aparecer en el Advocate siguió alimentándose en la medida en que en los eventos privados organizados por The Wine Academy se cataban vinos que previamente habían sido altamente puntuados en la publicación estadounidense.
Sobre esta confusión, la empresa de Campo expresa en un comunicado que “lamenta profundamente que la coincidencia de varios eventos en el tiempo haya podido dar la imagen de una conducta impropia” y que eso haya dado lugar a dudas razonables sobre la del propio Robert Parker y su revista, mientras se asegura que “ello ocurrió de forma totalmente inintencionada”. Por este motivo, la empresa de Campo pide disculpas a Parker.
Jay Miller, a por uvas
Quien parece salir airoso tras el informe, tal y como él mismo aseguraba en su comunicado de renuncia a seguir catando para Parker, es Jay Miller. Según se cuenta en el documento, al no hablar nada de español, el de Baltimore se mantenía al margen de las negociaciones sobre su presencia en eventos privados por los que cobraba de The Wine Academy entre ocho y 10.000 dólares, y solo se pedía su aprobación al final de los acuerdos para montarlos. Este tipo de encuentros engloban uno fallido en Madrid y otros realizados con las Denominaciones de Origen Campo de Borja o la cata que desencadenó el llamado “Campogate” prevista en Murcia en noviembre del año pasado y que no se llegó a celebrar. Sobre esta precisamente, la investigación aclara que no tiene información suficiente sobre ASEVIN, asociación de bodegas implicada en el intercambio de correos-e que puso en duda la conducta de Campo y Miller, pero concluye que no hay pruebas de que las bodegas pagaran por un evento privado. ASEVIN, tal como descubrieron los periodistas vinícolas Jim Budd y Harold Heckle, pidió efectivamente dinero para subvencionar el viaje de Miller, pero al publicarse una serie de emails privados en Internet descubiertos por los reporteros, optó por cancelar el procedimiento.
La investigación explica también que aunque no hay pruebas de conducta inadecuada, “la acción (o inacción) de Jay Miller, Pancho Campo y The Wine Academy of Spain comprometieron la integridad de The Wine Advocate creando “apariencia” de incorreción”, fuera o no intencionada. Prosigue considerando que “Robert Parker y el personal de The Wine Advocate pusieron a Campo – un hombre con multitud de legítimas relaciones comerciales con bodegas de toda España- en una posición que le brindaba una oportunidad de ejercer control sobre el itinerario de Miller en España sin informarle adecuadamente sobre los estrictos requisitos que salvaguardan su independencia.” El estadounidense, en su ignorancia del idioma de un país que le abría las puertas de sus regiones vinícolas cual milagro para elevar sus ventas, dependía mucho de Campo y apenas recibía supervisión por la revista de Parker. A lo que se suma, comenta el informe “la falta de conocimiento e interés por parte de Miller en lo que respecta a las negociaciones de Campo”.
Estos factores provocaron que esa borrosa línea entre lo lícito defendido por la revista de Parker y lo ilícito del llamado “pay to play” (si no pagas, no juegas) pareciera inexistente porque Miller permitió a Campo tener más influencia sobre su itinerario y sus visitas de lo que hubiera sido aceptable para las normas de la publicación, que se autodenomina “guía independiente”.
Del mismo modo, las pesquisas separan la decisión de Miller de no continuar catando para Parker del escándalo español, aunque también en este caso el tiempo y la simultaneidad de una y otro dificulten su verosimilitud.
Borrón… y cuenta nueva
El informe de Cozen y O’Connor finalmente publica unas recomendaciones a Parker para evitar un nuevo escándalo como el Campogate, entre las que se encuentran romper las relaciones con Pancho Campo y The Wine Academy of Spain. Hasta ahora, no solo las visitas de Miller se contaban entre las colaboraciones de ambas empresas, también Parker participó en Logroño y en Hong Kong en sendos WineFuture, organizados y comercializados por Campo.
También se insta a la publicación estadounidense a no publicar las reseñas que Miller hizo de las bodegas españolas desde junio del año pasado hasta su cese en diciembre, a excepción de unas puntuaciones sobre vinos de Madrid ya aparecidas el 29 de febrero en la revista.
The Wine Academy asegura también en su comunicado que “continuará con la misma dedicación y entrega que hasta la fecha organizando grandes eventos, promocionando la industria vinícola española internacionalmente, el marketing y la educación vinícola.” Sin embargo, ya no contará con la cabeza visible de Pancho Campo, que pasa a ser presidente honorario de la empresa y actualmente dirige la compañía propietaria de esta, Chrand Management, que curiosamente tiene la misma sede social. En declaraciones a la edición digital inglesa de la revista Harpers, Campo asegura que ha decidido ampliar su ámbito de actuación en lugar de dedicarse solo a eventos vinícolas, y ha cedido su cuenta de Twitter al community manager de Chrand, una compañía de la que es ahora director aunque en esta red social habla de ella como su nuevo “empleador”.
Campo parece haber hecho borrón y cuenta nueva e incluso haber olvidado rencillas contra los blogueros que descubrieron algunos emails evidenciando esa conducta dudosa, pues uno de ellos, Jim Budd, asegura que aunque el hispano chileno anunció que emprendería acciones legales contra él, no ha recibido comunicación alguna al respecto. Proensa.com ha intentado ponerse en contacto directo con Campo, que ha cambiado de móvil corporativo, sin lograrlo. A la llamada ha respondido una voz femenina que asegura ser su secretaria, diciendo “The Wine Academy, buenas tardes”. Al ser preguntada por Campo, la mujer ha contestado que “no trabaja aquí, trabaja en Chrand”, aunque no ha podido responder en qué régimen.
Desde la nueva empresa Campo ya está organizando eventos que sí siguen teniendo al vino como protagonista y utilizando la trayectoria de The Wine Academy en la organización de ferias como Vinoble 2010*, que ahora publicita en la página de Chrand. Uno de sus tuits publicado el 28 de marzo rezaba así (sic): “En el AVE preparare algunos powerpoints para el I Curso de Ventas y Organización de Eventos para el Sector Vinícola. ¡Mucha falta les hace!
FUENTE: BOLETÍN DE PLANETAVINO
* Después de la publicación del artículo, la Alcaldesa de Jerez de la Frontera ha determinado no celebar este año VINOBLE por escasez de recursos económicos.
COMENTARIO BACCHUS: Corto y por derecho: El informe no tiene credibilidad alguna, y contiene varias partes confusas y extrañas. Exculpar a dos representantes del propio Parker, pretendiendo que éste desconocía cosas y otras zarandajas, es tomar por tontos a muchos aficionados al vino en España. Señor Parker, déjenos en paz, cierre su chiringuito y dedíquese a otra cosa. Aquí va a ser difícil hasta aprendernos el nombre de su nuevo colaborador (que ya declaró en su tiempo que a él no le gustaban los vinos españoles), y menos aun que nos sigan importando sus opiniones. Nuestros bodegueros ya se apañarán sin su presencia. De peores se ha salido, y Vd., señor Parker se ha convertido en anécdota.
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